Tras un año de la firma de los acuerdos en La Habana entre el Gobierno y las Farc, los 230 exguerrilleros que se desplazaron hasta Pondores, en zona rural de Fonseca (La Guajira), para el desarme y el comienzo de la reincorporación, aseguran que se les ha incumplido con los proyectos productivos.
Pese a esto, Pondores, ubicado a dos horas de Riohacha, se ha convertido en el hogar de los excombatientes. La zona es tranquila. De fondo suena un vallenato. La vida de este lugar se inicia a las 4:30 de la mañana. Muy temprano se llevan a cabo lecturas políticas y también se hojea literatura, se revisan noticias, y el resto del día lo excombatientes leen, lavan su ropa o salen a realizar trámites.
Algunos se sientan en la Tienda Fariana, negocio local, donde hablan y ríen como quien no tiene preocupaciones. Ya no hay que permanecer alerta. Tampoco hay hora para acostarse.
Los 230 exguerrilleros, que pertenecían al bloque Martín Caballero, señalan que los tres proyectos que han iniciado se han realizado gracias a los ahorros que ellos han hecho de los 690.000 pesos que reciben cada mes del Gobierno.
Uno de los proyectos en marcha es una granja con cultivos de ají, plátano, yuca y fríjol, a 20 minutos de la zona donde están. En esta iniciativa se ocupan 48 personas.
“La reincorporación como tal no se está dando –afirma el exguerrillero Marco Martín. El Gobierno no ha cumplido con todo, mucho de lo que se ve es esfuerzo propio”.
Los exguerrilleros están construyendo una casa de la memoria con el apoyo de la organización no gubernamental Tejidos de Paz, con la cual planean crear también un sendero ecoturístico. Al interior de la casa, donde quedará grabada la historia de la guerrilla más antigua del continente, un lienzo de unos tres metros de largo adorna una de las paredes. La pintura fue elaborada por Malena, una exguerrillera que representó cada una de las causas que motivaron su lucha; desde la masacre de las bananeras, en Magdalena, hasta la creación del Frente Nacional y la violencia bipartidista. El grabado culmina en los acuerdos de paz.
El Consejo Nacional de Reincorporación (CNR) responde que ahora están capacitando a los exguerrilleros para la presentación de los proyectos productivos
Sobre la casa de la memoria, Gala Navarro, de Tejidos de Paz, explica que “la idea es que la gente conozca la historia de las Farc. Que venga y se tome un café. Se haría un viaje hasta la finca San Luis (donde tienen la granja). Además, se ofrecerán caminatas por la serranía del Perijá para promover el cuidado del medioambiente, porque el monte fue el protector de los ahora exguerrilleros”.
Ante la queja de los exintegrantes de las Farc sobre la demora en el apoyo del Gobierno a la reintegración económica, el Consejo Nacional de Reincorporación (CNR) responde que ahora están capacitando a los exguerrilleros para la presentación de los proyectos productivos.
“Los proyectos de autosostenimiento no han sido presentados formalmente al Consejo de Reincorporación”, dijeron voceros de esta oficina del Gobierno.
Al empezar el proceso de tránsito a estos puntos, los exmiembros de las Farc tuvieron problemas porque las casas no estaban listas. Hubo que construir los 55 módulos que hoy hacen las veces de viviendas.
Estas casas están hechas con ‘superboard’ (láminas de cemento) y cuentan con techos de eternit. Sobre el mediodía, un ventilador intenta combatir el calor sin éxito.
“Si los excombatientes están habitando ahora estas casas, lo están haciendo más porque las carpas están deterioradas. Las casas para esta región no fueron pensadas; a veces hemos tenido que soportar 40 grados”, dice Luz Dary Díaz, exguerrillera. No obstante, Pablo Nariño, otro de los líderes exguerrilleros, asegura que esto no ha sido obstáculo para permanecer aquí.
“Las Farc, ante todo, son un partido político –dice Pablo–; por eso demostramos que podemos trabajar por una causa. Hemos conseguido mucho con muy poco. Aquí no hemos abandonado”. Uno de los temas claves es el de la seguridad; señalan que cuando tienen que salir para realizar sus diligencias, se sienten perseguidos y hasta son fotografiados.
“Hay veces en las que provoca volverse a alzar en armas por los incumplimientos –asevera Marco Martín–; pero sabemos que lo único que iba a cambiar aquí era la guerra y seguimos siendo adversarios políticos”.
MIGUEL ÁNGEL ESPINOSA
Enviado especial de EL TIEMPO
Fonseca - La Guajira@Leugim40