Exalcalde que cree en la paz

William Eusebio Correa Durán, quien fue alcalde de Socotá durante los periodos 2001-2003 y 2008-2011 sí sabe lo que es el asedio y la presión de la guerrilla.

Su municipio, así como la provincia de Valderrama, fueron escenario de la guerra subversiva. En esa región operaron durante años los frentes décimo, 28, 38, 45 y 56 de las Fuerzas Armadas Revolucionarias Farc, así como frentes del Ejército de Liberación Nacional, que hoy aún hace presencia esporádica.

Cuando Correa era concejal de Socotá, el 20 de septiembre de 1990, el municipio fue epicentro de una toma guerrillera del Ejército de Liberación Nacional.

“La toma, con disparos y bombas, duró desde las cinco hasta las ocho de la noche; la guerrilla desarmó a los policías asentados en el pueblo, asesinó a unos der ellos, secuestró a otros y se llevó a los médicos y las enfermeras.

Durante casi toda la década del 90 y la primera década de este siglo las Farc y el ELN imponían su autoridad en todo, manejaban la salud, definían presupuestos, imponían justicia, extorsionaban, secuestraban, boleteaban y desplazaban, no solo en Socotá, sino en varias localidades de la región, como Chita, Tasco, Sativanorte y Socha.
“Lo que prevalecía era la falta de presencia del Estado, no había Ejército ni Policía, y se sentía la zozobra y el miedo de la población”, dice Correa.

Anota que no hay cifras, pero que en las provincias de Norte, Gutiérrez, Valderrama y La Libertad fueron miles de muertos y desplazados.

“Ellos asumían la autoridad en todos los aspectos, social, cultural, económico, político, al extremo de que a los alcaldes, primera autoridad de los municipios, nos tocó pedir licencia a la Gobernación para gobernar desde Tunja o Bogotá, trasladar los despachos para no ser secuestrados o asesinados”, anota.

De 2001 a 2003 a William Eusebio Correa le tocó despachar desde fuera de Socotá durante casi año y medio, mientras en el pueblo era la guerrilla la que mandaba y disponía.

Una situación similar la vivieron otros muchos alcaldes de casi medio centenar de municipios de Boyacá.

Agrega William Correa que todo comenzó a cambiar durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, cuando regresó a los municipios la fuerza pública y aparecieron los modernos sistemas de comunicación, como el celular.

“Ahí llegó el Estado, se comenzó a normalizar la situación, pero los frentes de la guerrilla continuaban haciendo presencia en la zona rural”, indica.

Anota que entonces hubo otros problemas como el encarcelamiento de representantes de la sociedad civil y los falsos positivos.

“Hoy hay tranquilidad, hace dos años que no se registra ninguna acción guerrillera y llegó la hora de desarmar a las Farc, tanto física como espiritualmente”, anota.

Según William Correa, su causa ahora es la paz y por eso ve con buenos ojos que los grupos al margen de la ley inicien un proceso democrático.

“Quienes en algún momento sentimos las circunstancias de la violencia creemos que las armas no son la solución y que el diálogo puede generar la verdadera paz”.

Asegura el exalcalde que está demostrado que con el uso de la armas, como sucedió durante el gobierno de Uribe, tampoco fue posible derrocar a la guerrilla y conseguir la paz.

Correa dice que lo mejor que le puede pasar al país es un proceso como el adelantado con las Farc y que ojalá esos diálogos se extiendan al ELN.

También reclama que el Estado asuma las responsabilidades que le corresponden, económicas, políticas y militares, para que ningún grupo asuma sus funciones.