Mirando al horizonte como si esperara un milagro, Marcos, un perro que desde abril de 2017 espera a su amo en las puertas del hospital de Chinchiná, en Caldas, ha despertado el interés de los habitantes de este pueblo cafetero.
Cada día es para este canino parte de una espera que no tendrá fin, aunque no se conoce con exactitud el día cuando llegó al centro asistencial. En lo que sí coinciden médicos y etólogos es que busca a un paciente que entró al hospital y tal vez murió.

Marcos tiene 70 años.
John Jairo Bonilla
Marcos hace recordar la historia de Hachiko, un perro japonés, recordado por esperar a su amo, el profesor Hidesaburo Ueno, en la estación de Shibuya, durante varios años.
También se cree que su amo tuvo que ser alguien bueno con el perro, a quien llamaron Marcos por el nombre de este hospital, el San Marcos.
El perro se rehúsa a irse de allí. Según usuarios del hospital, al perro lo acogieron en un hogar; sin embargo, volvió a la puerta del centro médico, pues el animal parecía desesperado y a través de ladridos intentaba que los dejaran salir, por lo que regresó al lugar donde habría visto por última vez a su amo.
Con el tiempo, Marcos se ha vuelto famoso en el pueblo, entre los jóvenes, campesinos y comerciantes quienes son testigos diariamente del recorrido de 8 cuadras que realiza desde el hospital hasta el parque donde se queda dormido todo el día.

El perro debe su nombre al hospital San Marcos, de Chinchiná.
John Jairo Bonilla
En uno de los establecimientos de la zona, el Café del Parque, lo atienden como un cliente premium, pues donde se duerme ahí lo dejan, incluso, quienes llegan, pasan por un lado sin molestarse porque ya saben de quién se trata.
Sin embargo pareciera que para Marcos esto no es suficiente, su mirada sigue siendo triste, tal vez por sus 70 años de vida (10 años en los caninos). Algunos creen que es pena moral, pues pocas veces se le escucha ladrar.

El perro todos los días camina ocho cuadras y se queda parado en la puerta esperando a que su amo salga.
John Jairo Bonilla
Con el tiempo, Marcos se ha vuelto famoso en el pueblo, diariamente recorre ocho cuadras, desde el hospital hasta el parque donde se queda dormido. Cuando enferma, personal del hospital San Marcos hace colecta para pagarle lo que necesite. Incluso, Gladys García, quien fue la persona que lo acogió en su hogar, le compra medicamentos.
JOHN BONILLA
Para EL TIEMPO
MANIZALES
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