Según explicó María Leonor Cabal, secretaria general de la Gobernación del Valle del Cauca, quien participó en el foro, la agricultura es un sector muy importante para los departamentos que conforman la región Pacífico. De hecho, destacó: “La agricultura en toda la región Pacífico representa el 17 % del PIB sectorial nacional y ocupa como región el tercer lugar. Desde el Valle, con tan solo el 2% del territorio nacional, somos la mayor despensa agrícola del país de acuerdo con el último censo rural”.
(Región Pacífica, la despensa agrícola para la reactivación)
Por lo que resaltó el compromiso de la gobernación para seguir impulsando el
sector y la necesidad de invertir en soluciones de abastecimiento que conecten la
oferta y la demanda para garantizarla seguridad alimentaria.
Para lograrlo, entre los retos del departamento están: fortalecer el acceso ala financiación, ofrecer garantías para los campesinos y agricultores con seguros de las
cosechas, mejorar la conectividad vial y digital y fomentar la asociatividad.
“La conectividad es parte fundamental de la competitividad de Colombia y del sector agrícola. Necesitamos competitividad, aumentar nuestra conectividad digital
como país y nuestras vías, es decir, priorizar la inversión en donde hay circuitos productivos”, precisó Cabal.
Entre las apuestas del gobierno departamental está convertir a los campesinos
en empresarios del campo a través del programa integral frutícola, “con el cual acompañamos a más de 4.000 empresarios, hemos entregado kits y apoyo en la comercialización y estamos preparándolos para la ruta de exportación para que al final del 2022 tengamos unos empresarios y unos campesinos con buenas prácticas de manufactura y con certificaciones internacionales”, resaltó Cabal, quien además aseguró que para lograrlo están invirtiendo en el sector más de 80.000 millones de pesos, financiados con recursos del departamento y del Ministerio de Agricultura.
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Por su parte, Jorge Enrique Bedoya, presidente de la Sociedad de Agricultores
de Colombia (SAC), resaltó que el sector de la agricultura no es solo esencial para la
generación de alimentos, también lo es para mantener la paz y estabilidad social en muchos territorios de Colombia.
“Al campo hay que responderle sobre las deudas históricas que ha tenido Colombia con los más de 11 millones de habitantes en la ruralidad”, dijo.
Bedoya también destacó los resultados económicos del segundo trimestre del
año revelados recientemente por el Dane. “Evidentemente lo que demuestra son
las dos caras de la moneda.
El año pasado, en el peor momento de la historia, el campo no paró, y aunque ahora
tenemos un crecimiento, este podría haber sido mayor si no hubiéramos tenido
esos 3.000 bloqueos en las carreteras”, precisó, y aseguró estar optimista con el
programa de vacunación que adelanta el Gobierno para evitar futuros aislamientos en el país.
Además, hizo un llamado al Gobierno para la ejecución de los recursos en el
tiempo que resta. “Obras son amores y aquí lo que se requiere es ver que el Estado colombiano le responda al sector agropecuario con el presupuesto general de la
Nación en el año 2022 y con la ejecución de los recursos porque a este Gobierno ya le
queda menos de un año”, expresó Bedoya.
A su turno, Juan Pablo Díaz Granados, viceministro del Interior, señaló que el promedio de la región del Pacífico evidencia que el 60 % de la población se encuentra en el casco urbano y el 40 %, en la zona rural. Sin embargo, el índice de pobreza de la zona rural está 2,5 veces por encima de la zona urbana, lo que lleva al Gobierno a tomar decisiones en el sector agropecuario.
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Al campo hay que responderle sobre las deudas históricas que ha tenido Colombia con los más de 11 millones de habitantes en la ruralidad
“Más allá de la seguridad alimentaria, están los 142.000 kilómetros de vías
terciarias en la totalidad del país que comunicarán los centros de producción con los centros de consumo, y es allí donde radica la mayor parte del desafío que tenemos como Estado”, aseguró, y añadió: “En materia de agricultura se destaca el programa Agricultura por Contrato y las alianzas productivas que siguen siendo de gran valía para los productores colombianos, como los seguros de cosechas y el financiamiento de las mismas con los programas de corto, mediano y largo ciclo para garantizar el abastecimiento”.
Así mismo destacó el crecimiento del sector de agricultura en el segundo trimestre
del año, el cual fue del 3,7 %, “incluso teniendo bloqueos y paros, tenemos que esperar el comportamiento del tercer trimestre del año con circunstancias normales. El
agro y la infraestructura son fundamentales para recuperar la confianza en todos los
niveles de la economía”.
Mientras tanto, Ariel Palacios, gobernador del Chocó, quien también participó en
el foro, hizo un llamado para su departamento, que es tan biodiverso, pero tiene
una gran problemática: no tienen industria, solo comercio.
“Ya hay tecnología suficiente en el mundo para que nosotros podamos desarrollar grandes proyectos y crear las condiciones para que los inversionistas puedan ir al Chocó. Qué bueno sería que nosotros pudiéramos desarrollar puertos alternos
como en el Atlántico”, expresó el gobernador, quien resaltó que el Chocó sueña con tener un puerto mejor que el de Buenaventura y que beneficie a la gente de esa zona de influencia.
Palacios también resaltó que las tierras del Chocó son prácticamente en su totalidad de las comunidades étnicas, tanto de los indígenas como de la comunidad afrocolombiana, por lo que no se puede dejar a estas comunidades por fuera de los macroproyectos, y puso como ejemplo lo que han hecho países como Brasil con las APPC (alianzas público-privadas y comunitarias). “Que podamos producir alguna actividad para el desarrollo que permita la generación de ingresos y reinvertir en la gente”, y aclaró que actualmente no pueden hacer grandes inversiones con lo que
el departamento recibe del Gobierno, por lo que pidió un mayor número de recursos para que el inversionista pueda llegar al territorio a ofrecer empleos formales, “ya que si no se crea formalidad, se genera mendicidad”, dijo.
Además, resaltó la importancia de la conectividad, tanto vial como digital. “Es fundamental poder llegar a nuestro territorio por vía terrestre. Por
regalías, en el bienio, nos corresponden 175.000 millones de pesos, pero se van en su totalidad haciendo una o dos vías”, dijo, y agregó: “La conexión a internet en nuestro departamento apenas es del 13 %”.
Finalmente, reiteró el tema de ofrecer empleo formal ya que, según el mandatario departamental, Quibdó tiene el mayor índice de desempleo del país y varias problemáticas de seguridad.
Su llamado fue: “No es un tema de lástima, es de decisión y concertación”.
Para Édgar Varela, rector de la Universidad del Valle, la bioeconomía es la gran apuesta estratégica de la región Pacífica, ya que no es una región extractiva, sino agroindustrial, por lo que la bioagroindustria se convierte en el eje transversal de toda la macro región. Esta tiene dos frentes: la industria compleja de alta calidad como los ingenios azucareros y areneras, y la economía campestre.
“Hemos sido muy exitosos en la transformación del sector agroindustrial más sofisticado, los ingenios son poderosos, se han diversificado, y muchos de ellos se han
internacionalizado. Creo que la gran problemática es la economía campesina y cómo la articulamos a los mercados para darles mayores capacidades”.
Por ello, el rol de la academia frente al sector de la agricultura tiene dos desafíos significativos. El primero es el acompañamiento a la industria más sofisticada; es decir, a la agroindustria o a la bioagroindustria. Y el segundo dotar de conocimiento y formación a la economía campesina.
Para lograrlo, destacó que en los municipios rurales van a abrir sedes de la universidad con carreras agroindustriales que han tenido muy poca demanda de los jóvenes, las
cuales están siendo enfocadas con georreferenciación, big data y agricultura de precisión para que se pueda llevar el conocimiento a los campesinos, sobretodo, a los jóvenes.
Además, crearon la carrera de Agroindustria para enseñarles a los campesinos la importancia de no quedarse solo con el proceso de recolección, sino complementarlo con el procesamiento a través de microplantas.
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Uno de los proyectos es el fortalecimiento de los sistemas agroalimentarios y que, según la Gobernación del Cauca, es el proyecto más ambicioso de seguridad alimentaria en el país.
El proyecto, cuya inversión es cercana a los 50.000 millones de pesos, generará insumos para la adecuada alimentación e ingreso de recursos a 6.998 familias caucanas y fortalecerá a 33 organizaciones productivas.
Otra de las apuestas es ‘42 motivos para avanzar’, en el que se invertirán 10.000 millones de pesos en 84 organizaciones o grupos de pequeños productores, a través del fortalecimiento de agronegocios orientados a mercados justos, rentables y
sostenibles que mejoren el ingreso familiar e impulsen la reactivación económica.
Además, estrategias como ‘Del Cauca a tu mesa’ o ‘Cosecha segura’ y el fortalecimiento de las cadenas productivas de piña, aguacate, fresa, panela, entre otros, permiten espacios de comercialización oportunos para los productos cultivados en el departamento, reduciendo las afectaciones generadas en el mercado local y regional.
Convertir a los productores en empresarios del campo es una apuesta del gobierno del Valle, cuyo Plan de Fruticultura avanza y ha beneficiado a más de 4.000 pequeños y medianos productores frutícolas de 85 asociaciones con asistencia técnica especializada, entrega de insumos y equipos, así como garantías para la comercialización.
Para la tercera fase se invertirán 15.000 millones de pesos y se trabajará con 1.540 pequeños y medianos productores en la producción certificada para mercados internacionales. Además, en 11 municipios del departamento, 1.200 pequeños y medianos productores son beneficiarios del proyecto de ‘Fortalecimiento productivo y agroempresarial’, que en su segunda etapa entrega insumos para poscosecha y capacitaciones en comercialización. Son productores de plátano, banano, hortalizas y cítricos, de 48 asociaciones, que, además de recibir elementos y equipos, se capacitan para comercializar sus productos. La inversión con recursos de regalías es de 15.000 millones.
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Para mover la economía en las regiones del Chocó se promueve la venta de productos como plátano, cacao y chontaduro.
Por ejemplo, 130 familias (95 del municipio de Lloró y 35 de la localidad de Cértegui)
del Chocó son las principales beneficiadas con la venta de cerca de 3.000 raciones de
plátano (unas 60 toneladas).
Esta producción se financió con recursos de regalías del departamento a través de
las asociaciones campesinas.

30.000 familias de Urabá, Chocó y Córdoba cultivan plátano. / Foto: Archivo / EL TIEMPO.
Esto se logra entre lo vendido por los productores directamente y lo vendido a través de la asociación campesina; el precio promedio de la venta es de 1’250.000 pesos
por tonelada.
Y para contribuir a la reactivación del sector agropecuario se celebró en julio la primera Gran Feria Agropecuaria 2021.
Con el fin de beneficiar a los municipios participantes, los expositores presentaron
su oferta a empresarios, comerciantes, estudiantes, organizaciones y a la comunidad en general.
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La Gobernación de Nariño viene realizando inversiones por 2.443 millones de pesos en los municipios de El Contadero y Pupiales, fortaleciendo el sector lácteo por medio de la entrega de insumos agropecuarios, buenas prácticas ganaderas BPG y el fortalecimiento asociativo.
El proyecto para el mejoramiento de la producción benefició a 224 productores del
sector lácteo de varias asociaciones al hacer una entrega de maquinaria e insumos
para este sector a través de una estrategia articulada con las alcaldías.

La Gobernación de Nariño viene realizando inversiones para fortalecer el sector lácteo.
Archivo / EL TIEMPO
Además, y como resultado de la crisis papera presentada meses atrás, el departamento recibió del Gobierno 5.000 millones de pesos para atender la crisis generada por la baja de los precios y las heladas.
El Gobierno señaló que planteó estrategias para apoyar no solo a los papicultores,
sino también a productores lácteos y de otros cultivos dañados por las heladas. En promedio se compensó un valor de 125.000 pesos por tonelada a cada productor.
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