El pasado 13 de noviembre, el gimnasta guatemalteco Jorge Alfredo Vega López subió al podio sin sonreír. Estaba inconforme con el resultado en la prueba de suelo, en la que fue superado por el colombiano Jossimar Calvo Moreno con una apretada diferencia de 14.233 frente a 14.033 puntos.
Cuando dijeron su nombre en el coliseo menor de Santa Marta, Vega no le dio la mano al ganador del bronce, sino que subió enseguida al podio. Ni siquiera cuando le colgaron la medalla de plata y le dieron la mascota oficial de los XVIII Juegos Bolivarianos se asomó una sonrisa en su rostro.
“El puntaje no era lo correcto para mí”, dice Jorge, de 1,50 metros de estatura y 52 kilos de peso, quien llegó a las justas en Santa Marta, cargado de triunfos.
Este año ganó por tercera vez medalla de oro en suelo y bronce en salto en el Campeonato Panamericano de Gimnasia Artística, en Perú; fue el quinto mejor gimnasta en salto en el Campeonato Mundial, en Canadá; quedó campeón en la Copa del Mundo, en Francia, con una rutina similar a la que hizo en los Bolivarianos; y terminó segundo en la Copa del Mundo, en Hungría.
“Hasta aquí que alguien me pudo ganar. Mucha gente se quedó admirada de que yo quedé segundo (…) Venía muy sólido, a ganar oro en suelo y salto”, dice.
Pero el 14 de noviembre en la prueba de salto tuvo la revancha. Superó a Daniel Agüero, de Perú; y a Junior Rojo Mendoza, de Venezuela – Calvo quedó de séptimo- ; y se colgó la medalla de oro. Esta vez en el coliseo se escuchó el himno de Guatemala y Jorge sonrío al subir a lo más alto del podio.
Es muy competitivo y se exige mucho como deportista. Entrena de lunes a sábado entre tres y siete horas diarias y no le gusta perder. “Yo entreno mucho y no entreno para quedar segundo, uno tiene que saber quién es el rival y conocer qué puede hacer el rival. Obviamente en un campeonato mundial es muy diferente, uno sabe quiénes son los rivales y qué les hace falta para alcanzarlos”, dice.
Los gimnastas que ve como rivales a vencer en suelo y salto son Kenso Shirai, de Japón; Kim Hamsol, de Corea del Sur; Artiom Dolgopiat, de Israel; y Ray Zapata, de España. “No estoy tan lejos de ellos. Este año estuve a un décima del bronce en el Campeonato Mundial en Canadá”, asegura.

El guatemalteco Jorge Vega empezó a cosechar triunfos desde 2013 en sus dos fuertes: piso y salto de potro.
Comité Olímpico de Guatemala
Jorge nació el 15 de julio de 1995 en Antigua, Guatemala. Su mamá Ángela López lo sacó adelante sola a él y a sus cuatro hermanos, trabajando como empleada doméstica porque su papá los abandonó.
Desde los 8 años practicaba gimnasia artística en un gimnasio pequeño en Antigua. Lo emocionaba ver los saltos y piruetas que hacían los deportistas y le dijo al entrenador que él quería hacer lo mismo.
A partir de los 12 decidió viajar todos los días a Ciudad de Guatemala, a 45 kilómetros de Antigua, para entrenar en el gimnasio de la Federación Nacional de Gimnasia. Algunas veces viajaba solo en bus y otras la entonces presidenta de la Asociación de Gimnasia de Antigua, Patricia Rosales, lo llevaba.
“Estuve dos años en la Federación, no aprendí nada, hasta que en 2009 entré con mis actuales entrenadores Sergio Tejeda y Rodman Murga que se dedicaban a los equipos mayores. Antes estuve con entrenadores que no conocían de gimnasia y perdí mucho tiempo”, dice.
Tenía 14 años. La Federación le ofreció quedarse en un albergue y darle alimentación en Ciudad de Guatemala para que no tuviera que seguir viajando a diario. También le costeó los estudios para que terminara el bachillerato. Aunque era el único que vivía en ese albergue y estaba alejado de su familia, Jorge hizo el sacrificio por su deseo de llegar a ser alguien en el deporte.
Su debut en las competencias de alto rendimiento fue en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de 2010, en Mayagüez, Puerto Rico, pero como no tenía el nivel no ganó ninguna medalla. En esa competencia conoció al dominicano Audrys Nin y a Jossimar Calvo, dos de los mejores exponentes de la gimnasia artística en Latinoamérica.
“El nivel era diferente en cada uno de los aparatos y yo me propuse siempre acercarme a Jossimar. En 2012 competí en el Campeonato Panamericano en Medellín, él ganó casi todas las medallas, yo quedé cuarto (…) Fue la primera vez que me sentí feliz de haber perdido”, contó.
En 2013 tuvo su primer campeonato mundial en Bélgica. Ese mismo año participó en los Juegos Centroamericanos en San José, Costa Rica, donde ganó seis medallas —dos de oro y cuatro de plata—, y en los Juegos Bolivarianos en Trujillo, Perú, donde obtuvo dos medallas, una de bronce y otra de plata. “Desde entonces fue la última vez que ya no fallé y he venido muy estable”, asegura.
Y es que tras empezar a cosechar triunfos en sus dos fuertes: suelo y salto de potro, ha sido imparable. En los Juegos Centroamericanos y del Caribe de 2014 ganó dos medallas, una de oro en suelo y otra de bronce en salto. Ese mismo año, ocupó el puesto 11 en salto en el Campeonato Mundial de China.
En 2015 compitió en los Juegos Panamericanos en Toronto, Canadá, donde ganó medalla de oro en suelo y en el Campeonato Mundial, que era clasificatorio para los Juegos Olímpicos de Londres, se torció el tobillo derecho en un salto y estuvo seis meses lesionado.
Al año siguiente regresó y compitió en la Copa del Mundo en Hungría, donde ganó oro en suelo y bronce en salto, y ganó por segunda vez el Campeonato Panamericano en Sucre, Bolivia. Obtuvo tres medallas, dos de oro en salto y suelo y una de bronce en barras paralelas.
“Él ha logrado lo que ningún otro guatemalteco ha hecho. Ahora él es un ícono en la gimnasia de Guatemala y creo que a nivel de América Latina (…) Es nuestro único gimnasta de alto rendimiento que tenemos ahora y está demostrando por qué”, dice Sergio Tejeda, su entrenador.
Jorge asegura que lo más satisfactorio para él es haberse convertido en el quinto mejor gimnasta en salto a nivel mundial, después de competir contra 242 atletas. “Eso es como haber ganado tres veces los Juegos Panamericanos. Mi meta ahora es buscar la final de suelo en el Campeonato Mundial”, dice.
PAOLA BENJUMEA BRITO
Redactora de EL TIEMPO
En Twitter: @paob31