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El caso de pederastia por el que el arzobispo de Cali pidió perdón

Durante la eucaristía estuvieron cerca de 100 sacerdotes de la ciudad.

Durante la eucaristía estuvieron cerca de 100 sacerdotes de la ciudad.

Foto:Juan Pablo Rueda Bustamante / EL TIEMPO

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Abogado de cuatro víctimas de sacerdote dice que no se ha cumplido con reparación.

Julián Vivas
La vida de cuatro niños, entre ellos dos hermanos, cambió en el 2009 en la parroquia de Nuestra Señora de la Candelaria del barrio Alfonso Bonilla Aragón. Es un humilde sector del Distrito de Aguablanca, en el oriente de Cali, donde muchos de los jóvenes que allí crecen se exponen a ser reclutados por bandas delincuenciales y pandillas. 
Ellos fueron abusados sexualmente por el sacerdote William de Jesús Mazo, quien tiene hasta hoy la más alta condena impuesta en Colombia contra un religioso por pederastia.
Diez años después, luego de que el Juzgado 22 Penal del Circuito ordenó a la Arquidiócesis de Cali pedir perdón en público a las cuatro víctimas (hoy con edades entre los 20 y 22 años) en la misma iglesia donde ocurrieron las violaciones, el dolor se mantiene.
La ceremonia la presidió el arzobispo Darío de Jesús Monsalve y fue acompañada por 90 sacerdotes (ver recuadro). Pero ni los muchachos ni sus familias acudieron a la ceremonia del pasado 2 de mayo, porque consideran que no es el acto de reparación que esperaban. Dicen que debieron pedirles perdón no solo por los abusos de un sacerdote, sino por lo sostenido por la defensa de la Iglesia hace dos años, en el incidente de reparación.
Para tratar de eludir su responsabilidad como institución, el abogado acudió a este aparte del Código Civil: “(...) Los padres serán responsables de los daños causados por los delitos y las culpas de sus hijos menores, que conocidamente provengan de mala educación o de hábitos viciosos que les han dejado adquirir”.
El abogado de los jóvenes, Élmer Montaña, dice que en este caso no se ha cumplido la reparación y que en el país hay al menos un centenar de víctimas más de la pederastia en la Iglesia.
Montaña ha acusado al obispo Monsalve de haberle ofrecido dinero para apartarse del caso, versión que el arzobispo niega. Según Montaña, la Iglesia “se defiende más como una empresa que defiende su buen nombre y trata de evitar que se haga daño a una reputación, que una Iglesia interesada en exterminar la pederastia en su interior”.
El Arzobispo de Cali, monseñor Darío de Jesús Monsalve

El Arzobispo de Cali, monseñor Darío de Jesús Monsalve

Foto:Archivo ET

¿Por qué no están conformes con la ceremonia de perdón?
Los muchachos no asistieron porque entendieron que este era un acto que estaba haciendo la Iglesia de manera obligada, sin ninguna intención real de sanar las heridas de las víctimas o de ayudar a cicatrizarlas. La petición de las víctimas era que se les pidiera perdón por la persecución contra ellas y sus familias en una década que duró ese proceso.

A todos ellos los persiguió durísimo la feligresía de la zona, los atacaban diciéndoles que ellos iban a acabar con ese sacerdote y que él era un hombre santo. Que esto era un montaje...

¿Por qué habla de persecución?
La Iglesia puso una psicóloga a entrevistarse con las víctimas. Pero era para meterles miedo. Les decía que el proceso era una cruzada contra la Iglesia, que ellos iban a ganarse el infierno, que estaban en manos de un abogado ateo, que mi intencionalidad era la de hacerle daño a la Iglesia católica. Les dijeron que ellos iban a perder el caso y que iban a terminar en la cárcel porque esto estaba basado en hechos falsos y que este sacerdote jamás había cometido esos delitos.
¿Qué ha pasado con las cuatro víctimas?
Tres se tuvieron que ir del barrio y se quedó una de las familias porque tiene casa propia. Pero a todos ellos los persiguió durísimo la feligresía de la zona, los atacaban diciéndoles que ellos iban a acabar con ese sacerdote y que él era un hombre santo. Que esto era un montaje... en fin, y que ellos lo que querían era plata.
Después viene la condena, pero la Iglesia obligó a este sacerdote a someterse a ese proceso, a no aceptar cargos, pero él sí estaba dispuesto a reconocer su culpa.
Uno está trabajando por fuera del país, de mensajero en Ecuador. Otro está en Pasto. Otro está en Cali, trabajando como contratista en un proyecto de la Alcaldía, con muchachos donde hay conflictos. El cuarto está superando un problema emocional muy complicado. Es el más golpeado por la pederastia.
¿Por qué?
La gente no entiende que el abusador destruye a un niño abusado. Son muy pocos los niños que cuando llegan a la edad adulta logran superar esto de manera positiva.
¿Hay otras denuncias contra el sacerdote Jesús Mazo?
Creemos que fueron al menos 10 niños. Hablamos con familiares y papás de algunos, pero no quisieron denunciar. Dijeron: ‘se lo dejamos a Dios, no queremos pelear’.
¿Por qué fue tan polémico el incidente de reparación en este caso?
Nosotros presentamos una demanda por la reparación integral y en el proceso la Iglesia le dijo al juez que el sacerdote no era culpable, que la Iglesia no era culpable de estos abusos; que el sacerdote era una víctima y que los verdaderos culpables eran los niños, por viciosos y maleducados, y los papás por haber confiado en ellos. Eso les causó mucho dolor a las víctimas. Eso las ofendió, las humilló y, desde el primer momento, se le dijo a la Iglesia que retirara esa afirmación. Eso fue injurioso.
¿La Iglesia se echó para atrás en esa afirmación?
No. Tampoco ha cumplido con la orden judicial de publicar las sentencias. En el 2017, la mamá de uno de los niños, Yaneth Blandón, que era la vocera, se enfermó de cáncer. Unos días antes de morir me llamó y me dijo: “Quiero mandarle un video al Arzobispo, que me pida perdón y a mis hijos por haber dicho que nosotros éramos culpables”. Mandamos ese video, pero monseñor jamás respondió.

Los votos del obispo por víctimas

“Pedimos que abusados y ofendidos nos perdonen”. Con esta frase, monseñor Darío de Jesús Monsalve, arzobisco de Cali, les pidió perdón el pasado 2 de mayo a cuatro jóvenes que fueron víctimas de abuso por el sacerdote Jesús Mazo.
El acto –desarrollado en el marco del Día Nacional por la Reconciliación y el Perdón– se realizó en la iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria –donde los menores de edad sufrieron el acto violento– en cumplimiento de una sentencia de enero pasado del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Cali, que ordenó la reparación y petición de perdón a los menores y sus familias.
Ahora se trata de sanar heridas; hago votos por estas familias, queremos que esto se supere, y hacemos todos los esfuerzos para que los adultos nunca abusemos de los menores ni de los débiles, para que la Iglesia sea un espacio seguro de acompañamiento y protección”, afirmó el arzobispo, quien también pidió por el eterno descanso de Yaneth Blandón, madre de los pequeños abusados y quien murió muy joven por un cáncer.
Carolina Bohórquez 
Corresponsal de EL TIEMPO
CALI
Julián Vivas
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