De manera acelerada han venido proliferando grandes construcciones urbanísticas (casas, hostales y hoteles) en el cañón del Combeima, en Ibagué, una cadena montañosa considerada de protección y conservación ambiental, y que tiene riqueza de aves y agua, ya que allí nace el río Combeima, que alimenta el acueducto de la ciudad.
Los afectados son los corregimientos de Villarrestrepo y Juntas y la zona de Pastales, donde se observan construcciones grandes e, incluso, humildes viviendas y negocios en la ribera del río.
“Vemos con preocupación estructuras de 2 y 3 pisos. Incluso, algunas en muros de protección, donde se asientan poblaciones informalmente”, denunció Jorge Enrique Cardozo, director de la Corporación Autónoma Regional del Tolima (Cortolima). Agregó que existen áreas de riesgo donde se deben congelar las construcciones urbanísticas y hacer reubicación.
Para frenar esa expansión urbanística en esta zona, que es camino obligado al nevado del Tolima y está expuesta a inundaciones y avalanchas, la Secretaría de Gobierno de Ibagué hizo un recorrido por el lugar y se llevó tremenda sorpresa: encontró, enclavadas en las montañas y en las riberas del río, construcciones que no cumplían elementales normas urbanísticas.
“En esta primera operación sellamos seis casas, hostales y hoteles, que carecían de licencia de construcción”, afirmó Carlos Alberto Hoyos, director de Espacio Público y Control Urbano de Ibagué, y advirtió que, en estos suelos frágiles que corresponden a una reserva ambiental, no se puede urbanizar. En consecuencia, los propietarios están inmersos en investigaciones por trasgredir la Ley 388 de 1997, que define el uso del suelo y administración del espacio público.
“Vamos a continuar con esta intervención para que todos entiendan que en este suelo rico en agua no se puede construir”, dijo el funcionario, quien anunció una cadena de procesos y actos administrativos encaminados a la protección.
El secretario de Planeación de Ibagué, Héctor Cervera, explicó que, en este caso, la subdivisión predial está por debajo de la Unidad Agrícola Familiar, que está entre 10 y 40 hectáreas para el caso de Ibagué.
“La urbanización en suelo rural no es permitida por no estar reglamentados los polígonos o áreas en los que se puede hacer vivienda campestre”, señaló el funcionario, al tiempo que aclaró que el cañón del Combeima posee suelos destinados a la protección del medioambiente.
Ángel Alberto Lozano, líder ambiental y conocido como el ‘Guardián del Combeima’, ha visto construcciones no acordes con el entorno campesino: “Existen casas estrambóticas, al estilo de países orientales”.
Otros habitantes consideran no viables los procesos urbanísticos porque degradan el medioambiente debido a que, para construir una vivienda, se acude a la tala de árboles. A ese mal se suma que las aguas servidas son arrojadas al río Combeima, el afluente más importante de Ibagué, que desemboca en el río Coello.
Finalmente, el director de Cortolima le recordó a la Alcaldía la obligación que tiene en el sentido de elaborar un plan de contingencia que frene la invasión en las riberas del río y se evite la construcción y remodelación de las viviendas.
IBAGUÉ