Luz Mary Marulanda madrugó ayer en su casa del sector de Morelia, en la capital de Risaralda, para alistar a sus ‘hijos emplumados’ y llevarlos al otro de la ciudad “para ver si nos ganamos la platica”.
Ella es uno de los participantes en la IX Feria y concurso mundial del gallo ornamental, que ayer cumplió su segunda jornada en el parque Jesús María Zapata en el corregimiento de La Florida, y concluye hoy.
‘Mustafa’, ‘Pocholo’, Ma’cario’, ‘Comino’ y ‘Principe’ son los cinco gallos criollos que Luz Mary llevó a La Florida para tratar de llevarse los premios al mejor gallo criollo y el más pesado. Sin embargo, también trajo cinco gallinas, entre ellas, a ‘Sarita’, una de raza enana, la que más quiere, y a ‘Teresita’, una gallina que está cuidando una camada.
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Unos metros más allá de las aves de esa mujer están los ocho que trajo desde Santa Rosa de Cabal (Risalda), Jalid Usma, un médico veterinario que, como uno de sus gallos al cantar, infla su pecho al decir que participa en el concurso desde hace ocho años y que ha sido ganador los últimos cuatro de manera consecutiva con sus gallos de razas importadas.
“Hace 25 años me dedicó a criar gallos y no crío gallos criollos”, remarcó.
Usma trajo a La Florida gallos de gran tamaño como dos Indios de Brasil, que como particularidad tienen la cresta agachada (son como gallos con peinado ‘emo’), y otros más pequeños como un gallo polaco moñudo (este tiene peinado ‘Funky’) y un Silkie japonés de seda, de color blanco, copete y un particular color azul en su cara.
Aunque son criadores de gallos completamente diferentes, Luz Mary y Jalid comparten la misma pasión por el gallo.
Esa pasión fue la que hace nueve años Iván Darío Mejía Zuluaga quiso resaltar y creó esta feria, que hoy cuenta con gran reconocimiento nacional.
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Criadores de gallos de Pereira, Risaralda y el Eje se dan cita cada año para mostrar orgullosos sus gallos y competir en un ambiente de camaradería.
Además del concurso, en la feria se realiza el encuentro cantagallo de los cultivadores de la música parrandera, que llegó a su sexta versión, y una feria gastronómica y artesanal.
Por esta razón es que Iván Darío Mejía considera que la feria y concurso están listos para hacer parte del Paisaje Cultural Cafetero.
“Encajamos perfecto porque convocamos a toda la comunidad campesina de la cuenca del río Otún, que es un museo vivo de la cultura andina colombiana, y que es lo que exactamente enmarca el Paisaje Cultural Cafetero como patrimonio de la Unesco”, explicó Mejía.
Agregó que para hacer parte del Paisaje Cafetero existen unos requisitos exigentes, pero estos los puede cumplir el concurso con excepción de quién le daría a este continuidad en el tiempo, que se garantice la sucesión.
“Yo vengo haciendo nueve versiones, espero seguir haciendo muchísimas más y hasta que esté muy anciano seguramente las voy a hacer. Voy a cumplir 50 años este año y vamos a estar listos para los 50 años de Risaralda con la décima versión del concurso del gallo ornamental.
PEREIRA