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Otras Ciudades

El diario de una colombiana atrapada en la cuna del mortal coronavirus

En Wuhan, China, habitan unos 11 millones de personas. La ciudad está en cuarentena desde hace 10 días.

En Wuhan, China, habitan unos 11 millones de personas. La ciudad está en cuarentena desde hace 10 días.

Foto:EFE

Lorena Mulford dice que la ciudad se convirtió en un pueblo fantasma y que está sumida en el pánico.

“A veces me levanto y lo único que hago es llorar todo el día. Putear a todo el mundo. Hay días cuando me levanto y digo que si me voy a morir, me muero. Otros días me despierto con todo el ánimo, viendo cómo las personas nos intentan ayudar”.
La colombiana Lorena Mulford llegó a Wuhan por segunda vez desde hace unos seis meses a estudiar una maestría. En esta megaciudad china, cinco veces más grande que Bogotá, la mayoría de cosas funcionan a la perfección y el rumor de un nuevo virus desde diciembre pasado no trascendió más allá por ser una época de celebraciones, vacaciones y víspera del año nuevo chino.
Pero bastó solo un mes para que ahora Wuhan sea, prácticamente, una ciudad fantasma y a la que muchos le temen por ser el epicentro del coronavirus, una familia de virus que causa el resfriado común y enfermedades como el síndrome respiratorio por coronavirus de Oriente Medio (MERS) y el síndrome respiratorio agudo grave (SARS).
Sin embargo, su dureza radica, según la propia Organización Mundial de la Salud (OMS), en que todavía no se sabe de qué manera los nuevos virus pueden afectar a las personas, su tratamiento y las medidas que pueden adoptar los países para hacerle frente.
De hecho, la enfermedad ya deja más de 2.600 personas muertas no solo en China, pues el virus ya se propagó incluso en Italia, y tiene a unas 80.000 infectadas en todo el mundo, la mayoría de ellos en Wuhan, donde Lorena pasa sus días en un encierro que le devasta por la incertidumbre de lo que le puede llegar a pasar.

El problema de este encierro ni siquiera es el virus, si tú no sales de la casa es casi improbable que te contagies, pero empieza el problema de la depresión

La colombiana, de 27 años y nacida en Barrancabermeja, cuenta que ha seguido al pie de la letra las indicaciones que los noticieros emiten para prevenir un posible contagio.
Sus días son largos y repetitivos. La diferencia horaria de 13 horas las aprovecha para hablar con sus familiares en Colombia, por lo que se duerme hacia las 3 de la mañana y se despierta a las 11 de la mañana (hora china).
Toma un café y en la televisión ve cómo todas las cadenas noticiosas no dejan de hablar del coronavirus. En su celular también recibe las alertas y notificaciones que van saliendo respecto a esta enfermedad.
La barranqueña Lorena Mulford llegó hace 6 meses a Wuhan con el objetivo de estudiar una maestría.

La barranqueña Lorena Mulford llegó hace 6 meses a Wuhan con el objetivo de estudiar una maestría.

Foto:Tomada de Facebook

Hace más de 15 días que no se atreve a salir de su apartamento, a unos 30 minutos de la Universidad de Wuhan, donde estudia. Admite que tiene pánico.
“El problema de este encierro ni siquiera es el virus, si tú no sales de la casa es casi improbable que te contagies, pero empieza el problema de la depresión y los problemas sicológicos que se pueden llegar a tener”, cuenta la joven administradora de empresas.
Lorena vive con su novio, un marroquí llamado Hamza, con quien tiene su presente en Wuhan, pero con quien ahora no sabe qué puede pasar.
La Embajada de Marruecos en China ofreció retornarlo al país africano; sin embargo, les cuesta pensar y tomar la decisión de que se tienen que separar por culpa del coronavirus.
Primer ministro chino, Li Keqiang, durante su visita a Wuhan.

Primer ministro chino, Li Keqiang, durante su visita a Wuhan.

Foto:EFE

Es como si estuviéramos en una ciudad fantasma. No se encuentra a un alma, son escasas las personas o carros que se ven. No hay nadie, todo está cerrado

Desde su ventana y a través de los videos que unos 20 colombianos en Wuhan se envían por WeChat, ella cuenta cómo una ciudad dinámica se convirtió en un desolado pueblo chino.
“Es como si estuviéramos en una ciudad fantasma. No se encuentra a un alma, son escasas las personas o carros que se ven. No hay nadie, todo está cerrado”, dice.
En sus calles poca es la gente que pasa, no hay transporte público y también se prohibió el traslado en moto, norma que Hamza rompe para intentar conseguir la comida para Lorena y él durante una semana.
Los estantes de verduras y víveres de los supermercados en ocasiones están vacíos y las máscaras que sirven como un escudo contra el coronavirus ya se agotaron hace rato. De hecho, la pareja decidió que solo sale Hamza para evitar que los pocos tapabocas que les quedan se acaben y queden desprotegidos cuando sea necesario salir.
Por chat, los colombianos hablan sobre las posibilidades para salir de Wuhan desde que la OMS declarara este brote de coronavirus como una emergencia de salud pública de importancia internacional.
De hecho, el Ministerio de Relaciones Exteriores anunció el apoyo a los 14 colombianos que expresaron su deseo de ser evacuados. Los primeros siete saldrán este miércoles a una provincia vecina que no está cerrada por la cuarentena generada por la presencia del coronavirus.
Vista aérea del Hospital Huoshenshan en Wuhan, China.

Vista aérea del Hospital Huoshenshan en Wuhan, China.

Foto:EFE

Y, luego, se ayudará a quienes quieran regresar a Colombia. Estos connacionales, primero, hacen parte de un plan compartido con El Salvador y Costa Rica, en busca de ayudar a sus ciudadanos en Wuhan.
“A nosotros nos han dicho que existe la posibilidad que nos saquen, nos metan en cuarentena durante 14 días, pero no se sabe con quiénes vamos a estar. Da pánico que nos metan con otros chinos o extranjeros que no sabemos cómo se están cuidando. No sabemos qué es peor”, reconoce.
Respecto a los mercados chinos, Lorena dice que los evita pues se ha dicho que de uno de estos empezó el contagio. Allí, cuenta, es normal ver a los peces, cangrejos, sapos y muchos otros animales vivos que van directo a la olla, sin ningún tipo de higiene.
Por eso evita comer carnes, pues no sabe de dónde provienen y su dieta, desde la crisis desatada, se basa solo en los enlatados que consigan y en las verduras que se puedan hallar en el mercado. Sin embargo, el encierro le ha causado pérdida de apetito, estrés e incertidumbre.
La colombiana cuenta que la desesperación de todos los extranjeros en Wuhan pasa, precisamente, por la incertidumbre de qué pasara después de que se levante la cuarentena y cómo podrán seguir con sus vidas con completa normalidad.
“No sé si regresaría a Wuhan. Debo pensar muchas cosas… entre ellas en Hamza”, dice.
Lorena hace parte del grupo de 13 personas que estarán en una primera etapa de evacuación. El operativo de retorno llegaría este miércoles a Wuhan, donde un avión de la Fuerza Aérea los retornaría a Colombia.
CRISTIAN ÁVILA JIMÉNEZ
Redactor de NACIÓN
EL TIEMPO
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