En pleno siglo XXI la trata de personas es un delito que está vivo en el país y que pasa desapercibido para muchos sectores.
De acuerdo con cifras de la Dirección de Gobierno y Gestión Territorial del Ministerio del Interior, desde el 2013 hasta ahora, en Colombia, de manera formal, se han atendido 357 víctimas de la trata de personas a través de los programas de protección y asistencia que brinda el Gobierno Nacional.
Según el reporte de esa Dirección, solo en lo corrido de este año, con corte al 30 de septiembre, ya se habían reportado 68 casos de trata de personas.
Si bien el reporte no está especificado por géneros, está claro que la gran mayoría de víctimas son mujeres.
Y en ese orden de ideas, las cifras dan cuenta que el Valle del Cauca es la primera zona del país en aportar víctimas para este delito: se denunciaron 54 casos en los últimos tres años, seguido por Antioquia, con 48, y Risaralda, con 37.
En cuanto a los países a los que son enviadas las víctimas, el principal destino para este delito es China, con 54 casos reportados en estos tres años; seguido por Argentina, con 37, y luego México, con 35.
Claro que también se han reportado casos en países como Dubái, Bosnia, en las Bahamas, Emiratos Árabes y Tailandia.
De acuerdo con Sandra Devia, directora de Gobierno y Gestión Territorial del Ministerio del Interior, parte del lío para controlar esta situación se debe a que una buena fracción de las víctimas no sabe que esto es un delito y por eso no denuncia.
Según la funcionaria, la mayoría de las personas son engañadas con ofrecimientos de grandes sueldos o negocios fructíferos en el exterior y terminan explotadas sexual o laboralmente. “El año pasado, el 50 por ciento de los casos reportados fue con ofertas laborales para ir a China”, dijo.
Para Devia, en el país todavía son bajos los casos de judicialización por trata de personas. El año pasado no alcanzaron a judicializarse ni el 10 por ciento de los casos denunciados.
“En el caso de nuestro país podemos decir que son colombianos embaucando a colombianos”, señaló Devia.
Pero no todos los casos corresponden a trata internacional, sino que también se dan casos internos. Son personas que son reclutadas, principalmente menores de edad, para ser explotados laboralmente en la minería ilegal y en la mendicidad ajena o sexualmente, en su mayoría en la región Caribe.
Para combatir este flagelo, el Ministerio del Interior trabaja sobre tres ejes, la prevención con los gobiernos locales, para que se sepa que es un delito; la sensibilización, especialmente con los jueces; y con la ubicación de puestos de control en las zonas fronterizas.
La trata de personas les deja cerca de 34.000 millones de dólares al año a las organizaciones criminales del mundo. Es el tercer ‘negocio’ ilícito más lucrativo después del narcotráfico y el tráfico de armas.
Así lo reveló un estudio de la Cancillería y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), revelado en julio de este año.
El estudio encontró que la dinámica de la trata de personas ha pasado a ser mucho más regional, es decir que ahora impacta más en América, aunque sigue siendo Asia el continente que ocupa el primer lugar de destino.
La canciller María Ángela Holguín sostuvo hace algunas semanas que los “niños” están entre la población más vulnerable a este flagelo, las redes de explotación llegan a los colegios o a las zonas vulnerables con “ofertas económicas que manejan cifras descabelladas” para engañar a las víctimas.
“En algunos colegios les llegan a los jóvenes con contratos que están en inglés. Los muchachos firman esos documentos sin siquiera saber el idioma”, dijo Holguín.
Alejandro Guidi, jefe en Colombia de la OIM, indicó que, según su estudio, en el 81 por ciento de los casos son mujeres las más afectadas.
Según informes de la Cancillería, cada año se registran aproximadamente 17.500 víctimas de trata de personas en el mundo.
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