Tras el cierre de la frontera con Venezuela ordenado por el Gobierno Nacional ante el Covid-19, miles de personas han acudido a los pasos ilegales o trochas para ingresar a Colombia.
Aunque la Policía Nacional y el Ejército no permiten el ingreso de la población migrante, y las autoridades mantienen control en las inmediaciones al puente internacional Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander, algunos maleteros y bandas criminales que operan en la frontera ofrecen a los viajeros el paso por las trochas.
La medida fue tomada con el fin de evitar la propagación del covid-19 en las zonas de frontera del país. En días anteriores los mandatarios locales y congresistas de la República exigían al presidente el cierre de los pasos ubicados en Norte de Santander.
Normalmente la frontera entre Venezuela y Colombia es cerrada a las 8:00 p.m. y muchas personas quedaron encerradas a ambos lados de la frontera. Esto desató la preocupación y miedo en los habitantes.
El flujo migratorio va de los 20.000 a las 50.000 personas al día. Se calcula que cerca de la tercera parte de las personas que cruzan la frontera a Colombia lo hacen con algún tipo de padecimiento de salud.(Lea también: Minsalud confirma seis casos nuevos de coronavirus en Colombia)

Por ahora, el tránsito hacia el corregimiento La Parada desde Cúcuta está restringido y se han instalado al menos tres anillos de seguridad.
EFE
Ante la orden de cierre dada a las autoridades migratorias y a la Fuerza Pública, las personas acudieron a las conocidas trochas. Estos pasos ilegales -los cuales se calculan en unos 150, según las autoridades- han sido alternativa para los migrantes en anteriores cierres fronterizos.
También, los maleteros y otros grupos armados organizados se suelen aprovechar de la situación para cobrar a las personas por dejarlos cruzar por estas zonas de densa vegetación y complejos caminos. Sin embargo, en esta ocasión, la Fuerza Pública también impidió el paso allí.
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La situación se tornó crítica y desató abucheos a la Policía Nacional. La mayoría de personas que intentaban cruzar suplicaban a los uniformados que los dejaran pasar. Muchos de ellos vienen con la intención de adquirir los productos que en Venezuela no consiguen o dirigirse al trabajo.
Si no me dejan pasar pierdo mi trabajo, es el único dinero que tengo para mantener a mis hijos
Quienes intentaban cruzar solo llegaban hasta la mitad del río, desde ahí -con el caudal fuerte debido a las lluvias- las autoridades les ordenaban regresar. Ante esto las personas les gritaban “dejen trabajar, déjennos ver a nuestras familias, no tenemos como llamarlos”. “Si no me dejan pasar pierdo mi trabajo, es el único dinero que tengo para mantener a mis hijos”.

La aglomeración de personas ha suscitado caos y desorden en la autopista internacional.
EFE
Los comerciantes informales también han sacado provecho de la situación. El precio de las mascarillas o tapabocas exigidas por las autoridades van desde los 3.000 pesos colombianos por unidad y 45.000 pesos por caja. En Venezuela cuestan 3 dólares cada uno.
Sin embargo, ante la presencia masiva de venezolanos, Migración Colombia y la Policía Metropolitana de Cúcuta habilitaron el paso hacia Venezuela. De inmediato las mujeres embarazadas, adultos mayores y quienes iban acompañados por menores de edad, corrieron a territorio venezolano.
“Vamos a dejar salir de manera controlada grupos de 100 personas hacia Venezuela, priorizamos a mujeres embarazadas y adultos mayores. Les pedimos que tengan paciencia y cooperen con las autoridades” indicó el coronel de la Policía Metropolitana de Cúcuta, José Luis Palomino.
Se han dispuesto más de 500 uniformados de la Policía Nacional y drones para monitorear los pasos ilegales binacionales.(Le recomendamos: El dramático relato de uno de los colombianos confinados en el Monarch)
Además, los operativos se extendieron varios kilómetros, llegando hasta el complejo histórico de Villa del Rosario. Por lo tanto, el museo Casa General Santander cerró sus puertas a todo el público.
La inseguridad ha permeado en los habitantes de Villa del Rosario. Quienes residen en los condominios y casas cercanas a la frontera, permanecen encerrados. De otro lado, se reporta poca afluencia de estudiantes en el campus de la Universidad de Pamplona.
También se presentaron casos de personas enfermas que cruzaron por las trochas. Un ejemplo fue el de una señora, de 50 años, quien tuvo que ser cargada por su sobrino para poder ser traslada a un centro médico.
Para los habitantes aledaños a la frontera, el cierre no es suficiente para prevenir la propagación del covid-19, temen que el virus llegue y se extienda rápidamente en Norte de Santander.
"Es un atropello lo que hace Duque, al cerrar la frontera es peor, porque en las trochas nadie hace control, ahora el tema de salud se empeora", dijo Lucio Rodríguez, un comerciante asiduo en la frontera.
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Por ahora, se mantienen las largas filas de personas que quieren abandonar territorio colombiano. Sin embargo, quienes desean entrar tienen que desplazarse a trochas lejanas donde no existe vigilan ni protección de la Fuerza Pública.
El Ejército Nacional y Migración Colombia han tenido que solicitar el acompañamiento del Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad).
ANDRÉS CARVAJAL
Para EL TIEMPO
CÚCUTA
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