A pesar de sus destacados resultados en pruebas de Estado, no es el rendimiento académico la principal razón por la que las familias buscan que sus hijos estudien en los colegios de la Asociación para la Educación (Aspaen).
“Nos buscan es porque somos un colegio donde les brindamos la posibilidad de ser mejores papás a los papás, mejores profesores a los profesores, mejores estudiantes a los estudiantes y mejores personas a todos”, afirma el rector del Gimnasio Horizontes, Miguel Flórez Mogollón.
En Manizales, además de este plantel masculino, Aspaen tiene el femenino Gimnasio Los Cerezos y el Preescolar Urapanes, que es mixto. A nivel nacional, son 25 colegios en ocho ciudades.
La organización nació en España en 1951, inspirada en una frase de san José María Escrivá de Balaguer, el sacerdote que fundó el Opus Dei. “Haced vosotros mismos los colegios donde queréis educar a vuestros hijos” fue la cita que llevó a un grupo de familias a conformar el primer plantel, en Bilbao.
Es así como, en estos 65 años de existencia, Aspaen ha crecido en todo el mundo –en Colombia lleva 52 años y en Manizales, 35–, llevando un modelo educativo fundado en valores cristianos.
“El objetivo es transformar la sociedad”, asegura la rectora de Los Cerezos, Gloria Inés Ochoa. La manera de hacerlo es rescatar a los padres de familia como los primeros educadores de sus hijos, de modo que no se cubra solo una dimensión intelectual, sino también la formación en lo físico, lo afectivo y lo espiritual.
Los informes sobre el desempeño de los estudiantes incluyen todas esas variables. Así lo destaca Juliana Jaramillo, una egresada que tiene a un hijo en cada una de las instituciones de Asapaen en Manizales.
Su esposo, Javier Valencia, señala que “el pensamiento de los papás es tenido en cuenta permanentemente” en los colegios. Ambos señalan que una de las razones por las que escogieron que los niños estudiaran con esa organización fue la personalización.
Por nombre y género“Yo creo que me sé el nombre de casi todas las niñas en este colegio. Tenemos unas relaciones muy estrechas”, dice Isabela Giraldo, estudiante de grado 11 que, a sus 15 años, espera graduarse e iniciar el año próximo su carrera como abogada.
Su sueño es trabajar con Unicef, porque considera que uno de sus fuertes tiene que ver con las relaciones humanas y, en especial, con los niños. En parte, esto se lo atribuye a la formación en liderazgo y en valores que le ha dado el Gimnasio Los Cerezos, en el que hizo toda su educación básica.
La directora académica de este plantel, Guiomar Ricaurte, señala que otro aspecto fundamental es que “aquí (las estudiantes) no son un número más, sino Marta, Pepa o Juana”. Es decir, que el enfoque pedagógico es personal, según las particularidades y el potencial en distintas áreas de cada niña o adolescente.
Pero hay un aspecto adicional que tanto los Valencia Jaramillo como Isabela y los directivos de los colegios destacan. Es la enseñanza por aparte a mujeres y varones, sin que esto signifique que haya diferencias en los temas o la exigencia.
“Podemos funcionar exactamente igual en matemáticas, ciencias, español; pero la manera de llegar a los conceptos y abordar las estructuras pedagógicas es lo que hace que el proceso sea diferenciado”, asegura Ricaurte.
El resultado de todo es el de que sean grandes científicas –o científicos, los jóvenes de Horizontes– pero, ante todo, que crezcan también como personas y quieran salir a servirle a la sociedad.
Toda la comunidad educativa se beneficia de pertenecer a AspaenCuando todavía era una niña, Isabel Giraldo tuvo que pasar por una serie de dificultades en su entorno familiar, incluido el divorcio de sus papás.
Hoy es una adolescente de 15 años a punto de terminar su bachillerato y agradece que “el colegio (Gimnasio Los Cerezos) me ayudó muchísimo con eso”. Ella le atribuye a la intervención de la institución el hecho de que su mamá y su papá ahora tengan una relación mucho mejor, a pesar del rompimiento.
Pero este tipo de beneficios y de atenciones para mejorar la calidad de vida no solo se les dan a los estudiantes. En las instituciones de la Asociación para la Enseñanza (Aspaen) se preocupan por todos sus integrantes por igual.
La coordinadora del programa internacional de Los Cerezos, Fátima Mejía, señala que en el colegio “no solo se preocupan de las cosas académicas, sino de las personales de niñas y docentes”.
La directora académica del plantel, Guiomar Ricaurte, asegura que este es un sello de la organización en todas partes del mundo, porque ayuda a que a los profesores “les guste educar y se conecten, se den mejor a las niñas” o los niños, según sea el caso.
Según ella, “Aspaen es una empresa que hace que te sientas como en familia”. Esto, a pesar incluso de importantes diferencias culturales, pues muchos de los docentes rotan entre sedes nacionales e internacionales.
En Los Cerezos, por ejemplo, acaban de recibir a una profesora de Singapur. Fátima, por su parte, es canadiense hija de salvadoreños. Incluso el rector del Gimnasio Horizontes, Miguel Flórez, viene de ocupar el mismo cargo en una institución en Bucaramanga, que no es tan lejos, pero sigue siendo un cambio importante.
Él menciona, además, la labor social que cumplen los colegios de Aspaen. Uno de sus proyectos se llama Juventud Manizaleña, con el que becan a estudiantes con potencial pero que no cuentan con los recursos económicos necesarios para pagar sus estudios. “Es como el programa Ser Pilo Paga (del Ministerio de Educación), pero nosotros lo tenemos hace 11 años”, dice.
Además, los empleados de diferentes áreas de las instituciones –como la cocina o seguridad– y sus hijos también reciben apoyo académico y algunos incluso toman clases los fines de semana con los mismos docentes.
Logros de los niños, más allá de pruebasLos directivos de las instituciones dela Asociación para la Enseñanza (Aspaen) en Manizales señalan que la formación que dan trasciende de los resultados en los exámenes.
La directora del Gimnasio Los Cerezos, Gloria Inés Ochoa, lo explica como “educar para la libertad”. Es decir, que a sus estudiantes se les enseña a tener “criterio para tomar decisiones libres y siempre apuntando al bien”.
El rector de Horizontes, Miguel Flórez, lo plantea como una educación para la “excelencia, pero alegre”. Esto lo traduce con el hecho de que todos los logros son igual de válidos e importantes. Así, los resultados académicos no demeritan, por ejemplo, los triunfos en disciplinas deportivas.
“Aquí no solo izan bandera los que sacan las mejores notas”, afirma el director, que recordó por ejemplo la celebración especial que se le dio al equipo de fútbol de su colegio, que recién ganó un torneo intercolegiado.
A esto, le suman la importancia de que el bahillerato sea bilingüe y avalado por la Universidad de Cambridge (Estados Unidos), lo que le ahorra la homologación del título a sus egresados en el exterior a pesar de no haber cursado un grado 12.
La institución norteamericana ha certificado a 10.000 colegios en 190 países del mundo. Esto hace de la formación en Aspaen una modalidad “realmente internacional”, como lo define la coordinadora de esta área en Los Cerezos, Fátima Mejía.
Las instituciones ofrecen también talleres de formación extracurricular en diferentes artes, deportes e incluso costura para fortalecer la motricidad.
También hay dos programas en liderazgo. Uno es Fontana, enfocado para los niños de primaria, y el otro Ancla, para los estudiantes de secundaria. En este último, por ejemplo, se tocan temas como la aplicación de valores en contextos como los noviazgos y la amistad.
Todos los logros en esas áreas tan diversas, desde modelos de Naciones Unidas hasta medallas deportivas, se estimulan.
MANIZALES
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