La firma de los acuerdos para el fin del conflicto entre Gobierno y Farc en Cartagena se suma al proyecto que realiza la comunidad jesuita para hacer de la ‘heroica’ la capital mundial de los derechos humanos.
La ley 95 de 1985 estableció que Cartagena de Indias es la sede nacional de los derechos humanos. Dentro de la misma, que estableció además el 9 de septiembre como Día de los Derechos Humanos en homenaje al santo de los esclavos, San Pedro Claver, dos artículos ordenan que el Congreso de la República y la Cancillería deben presentar ante la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Organización de Naciones Unidas (ONU) la solicitud para que Cartagena sea declarada capital mundial de los derechos humanos.
21 años después de decretada la ley, la comunidad jesuita y las autoridades distritales buscan que este mandato se haga realidad.
El Atrio de los GentilesEl Atrio de los Gentiles es una antigua tradición católica en la cual la iglesia abre sus puertas para el diálogo entre ciudadanos, sin importar si son fieles o no, para un debate sobre temas fundamentales para la comunidad.
Desde hace seis meses, la plaza San Pedro Claver, en el Centro Histórico, es escenario de estos encuentros, en los que los derechos humanos, la paz y la reconciliación son tema central.
“Tenemos un plan estratégico proyectado al año 2033, con la compañía de Jesús, que incluye un centro de pensamiento y una vez al mes estamos llevando a cabo el Atrio de las Gentiles, que no es otra cosa que un diálogo sobre la paz al aire libre en la plaza de San Pedro. Allí conversamos sobre cómo construir la paz desde la reconciliación y el perdón, no solamente desde el escenario político, sino desde las comunidades y sus necesidades”, asegura el padre jesuita Jorge Camacho, quien lidera el proceso.
Durante el mes de septiembre, en el Atrio de los Gentiles se han estudiado los acuerdos de fin del conflicto entre Gobierno y Farc.
“Desde antes de Semana Santa venimos trabajando para convertir a Cartagena, realmente, no nominalmente, en la capital mundial de los derechos humanos en honor a San Pedro Claver y como una acción de coyuntura ante la firma final del acuerdo en nuestra ciudad”, asegura Rosa Díaz, directora del Centro de Cultura Afrocaribe, una de las organizaciones sociales vinculada a esta causa.

Comunidad jesuita quiere hacer a la 'heroica' la capital mundial de los derechos humanos. Archivo EL TIEMPO
Como un acto incluyente, y en un hecho inédito para la ciudad, el pasado jueves 22 de septiembre se realizó un concierto de jazz dentro del templo católico de San Pedro Claver, en el Centro Histórico.
“Invitamos a la gente a conversar sobre los temas importantes para el país, pero en clave de reconciliación: no tenemos que estar de acuerdo o llegar a consensos pero sí escucharnos y respetarnos. No hacemos apología al ‘Sí’ en el plebiscito, pero si invitamos a la gente a tomar conciencia de este momento histórico y decidir”, agrega el padre Camacho.
Este trabajo no se ha quedado dentro de la ciudad amurallada y ha llegado también hasta zonas deprimidas, como las faldas del Cerro de la Popa, donde pandillas de jóvenes en riesgo están haciendo la paz y entregando sus armas.
“El plebiscito no se puede votar atendiendo a un llamado de los partidos políticos, sino como ciudadanos individuales, si queremos parar la guerra o preferimos continuar este desangre, pero que cada uno lo decida a conciencia y no votar porque lo dice mi partido o mi caudillo, sino porque conozcamos el texto de los acuerdos”, concluye Camacho.
JOHN MONTAÑO
Redactor de EL TIEMPO
CARTAGENA
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