Paola Cruz es bacterióloga, madre de dos niños pequeños y viuda de Carlos Fabián Nieto, el primer médico que falleció a causa del nuevo coronavirus en Colombia. Lo recuerda como un profesional comprometido a casi un año de su muerte, el 11 de abril de 2020.
"Para mí era el mejor. No le importaba si había que doblar turno, y era muy ‘ñoño’, a veces uno lo veía con papeles del trabajo por la casa”, cuenta. Y dice que el vacío que dejó entre sus compañeros es enorme, porque tenía un optimismo contagioso que hace falta cuando se tienen jornadas extenuantes como las que enfrentan médicos y enfermeras.
En su casa también hizo mucha falta, sobre todo porque los días de la cuarentena se convirtieron en semanas y luego en meses. Paola sobrellevó su duelo en pleno aislamiento junto a sus dos hijos, una niña de 4 años y un bebé de 2. Dice que, cuando murió Carlos Fabián, el menor estaba muy chiquito, y que por lo pronto no ha tenido que explicarle la ausencia de su padre.
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En cambio, Samantha, la mayor, tenía tres años en ese momento. Su mamá tuvo que decirle que su papá se había ido al cielo. “Pero ella lo ha asimilado muy bien, dice que él es un ángel que la cuida”, explica Paola.
Enfrentar una pérdida familiar a veces pareciera ser más fácil para los niños que para los adultos, porque Paola deja entrever que extraña integralmente a su esposo y la vida que compartió con él, la rutina a la que las personas se acostumbran y que cuando desaparece se echa mucho de menos.
“Pienso en cuántos años me quedan de vida, porque son los que me faltan para volverlo a ver”, dice, con un dejo de tristeza y de fuerza en la voz.
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Homenaje al doctor Carlos Nieto quien cumple un año de ser el primer médico en morir por el Covid-19. Su familia lo recuerda por su alegría y su bondad.
Néstor Gómez - CEET
Para don Carlos, el papá de Carlos Fabián, también ha sido un año duro. Aún recuerda todos los pormenores de los últimos días de su hijo.
Cuenta que cuando Carlos Fabián se contagió de coronavirus en Bogotá, él y doña Sandra Rojas, su esposa, que también es madre del médico, estaban en Montería. Tenían unas vacaciones, aunque normalmente residían en Apartadó, Antioquia.
Según explica, tenían la intención de ir a Bogotá por esos días, pues Carlos Fabián siempre les decía que fueran a visitarlo. Era un hombre familiar, de los que les gusta ir con la novia a la casa para presentársela a los papás.
La visita no se concretó porque los primeros confinamientos ya empezaban a desplegarse por todo el territorio nacional.
Pero igual hablaban seguido. "Siempre manteníamos comunicación constante. Entonces en esos días (a finales de marzo) él empezó con un dolor de cabeza que decía que no aguantaba, y tenía mucho malestar general en el cuerpo", relata don Carlos.
Aconsejado por su familia, Carlos Fabián decidió ir a urgencias a la Clínica Colombia, donde casualmente había trabajado antes. "No le hicieron la prueba en ese momento. Nosotros no entendíamos por qué. Ya después, analizando, supe que preciso en esa fecha no hubo reactivos", dice su padre.
Cuando lo examinaron decidieron enviarlo a la casa para que guardara la respectiva cuarentena. Pero con el paso de los días siguió teniendo síntomas. Registraba fiebre alta, sentía escalofríos y, según lo que cuenta don Carlos, a veces se sentía confundido.
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Los padres del doctor Nieto lo recuerdan con afecto y como un médico entregado a su profesión.
Néstor Gómez - CEET

251 trabajadores sanitarios reportados por el Instituto Nacional de Salud hasta el pasado 7 de abril..
Néstor Gómez - CEET
Paola recuerda que esos días estuvo aislado y que era muy riguroso con los protocolos de bioseguridad. No obstante, tuvo que regresar a la Clínica Colombia.
La noche del 28 de marzo manejó desde Hayuelos, donde vivía con Paola y los niños en ese momento, hasta la clínica. Su padre cuenta que durante el trayecto lo estuvieron acompañando a través de una llamada. "Íbamos hablando en el camino porque se me estaba durmiendo", recuerda. "Le preguntaba '¿dónde va?', '¿vio el semáforo?'".
Luego de un duro trayecto, Carlos Fabián dejó el carro en el parqueadero. No sabía que no volvería a sacarlo.
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Don Carlos señala que los siguientes días fueron tortuosos, porque era una Semana Santa atípica, de confinamiento. El estado de Carlos Fabián fue empeorando paulatinamente y después de varias jornadas de síntomas intensos fue que le diagnosticaron coronavirus.
De acuerdo con los relatos de sus familiares, tuvieron que ingresarlo a la UCI el 30 de marzo del año pasado, porque sus pulmones estaban profundamente afectados. Antes de entrar, don Carlos dice que hablaban seguido con él a través de videollamadas. Ese día dejó prendido el celular al lado de su camilla y ellos pudieron verlo a través de la pantalla.
Nos dimos cuenta de que la enfermera cogió el celular y lo apagó. Ese fue el último instante en el que lo vimos a él
"Nosotros lo acompañábamos desde Apartadó a él, que estaba en Bogotá, solo en su camita, porque la esposa y los niños estaban en aislamiento", dice don Carlos. "Todo el día estábamos diciéndole que lo queríamos, que se tranquilizara", añade y recuerda como, si lo estuviera viviendo, la última vez que lo vio con vida.
"Nos dimos cuenta de que la enfermera cogió el celular y lo apagó. Ese fue el último instante en el que lo vimos a él", dice y agradece que, aunque su hijo no pudiera hablar mucho, sí pudo escuchar las palabras de él y de doña Sandra.
Después de que entro a la UCI, perdieron contacto con Carlos Fabián. Conforme pasaban los días de la Semana Santa se fue agravando. Los doctores les daban noticias cada vez peores.
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El Viernes Santo se encontraba en estado crítico, el personal sanitario les dijo a sus familiares que lo habían tenido que reanimar en tres ocasiones porque había sufrido un paro respiratorio. En la noche, don Carlos recibió una llamada que lo sorprendió.
"Era una señora. Me dijo: 'buenas noches, yo soy Marta Lucía Ramírez". La historia de Carlos Fabián también tenía en vilo a toda Colombia, pues, para ese momento, los casos de coronavirus eran pocos (entonces bordeaban los 2.700 casos, hoy son más de 2,5 millones).
La vicepresidenta le dijo que fuera con doña Sandra a Apartadó, para que lo recogiera un helicóptero a las 6 de la mañana del 11 de abril.
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Este fue el carro funerario que trasladó el cuerpo del médico hasta el cementerio Jardines de Paz, ubicado en el norte de Bogotá.
Héctor Fabio Zamora. EL TIEMPO
Lamentablemente, Carlos Fabián falleció sobre las 5:50 de la mañana de ese día. "Ese sábado fue tan triste en todo sentido. Para nosotros fue un golpe muy tenaz. Había un aguacero, llovió como hasta las 8 de la mañana. El helicóptero llegó en un clima como regular", recuerda don Carlos.
Por fortuna, llegaron a tiempo para despedirlo, en el cementerio Jardines de Paz, ubicado en el norte de Bogotá.
La noticia de la muerte por covid-19 del primer médico conmocionó a Colombia. En su nombre se hicieron numerosas notas de prensa y, a la salida del carro fúnebre de la UCI, hubo una calle de honor repleta de aplausos.
El suyo se registró como el primer fallecimiento de los 251 trabajadores sanitarios reportados por el Instituto Nacional de Salud hasta el pasado 7 de abril. Esa entidad también comunicó que desde que inició la pandemia un total de 53.788 miembros del personal de salud se han contagiado con coronavirus.
Por eso, Paola Cruz, quien también hace parte del sector, asegura que el fallecimiento de su esposo fue una señal de alerta para mejorar los protocolos y la rapidez de las pruebas para los médicos y los profesionales de la salud.
“Al principio había muchas falencias”, recuerda. Y señala que es fundamental que la sociedad entienda su rol y el de sus colegas, porque hoy se enfrentan a un nuevo pico de la pandemia que, lamentablemente, los golpea a ellos con más fuerza.
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SEBASTIÁN RAMÍREZ TORRES - @Denocheunpajaro
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