La presencia de caimanes y babillas en un espejo de agua dulce de la vereda Manizales, del corregimiento de San Isidro, jurisdicción de La Jagua de Ibirico (Centro del Cesar), tiene alarmados a los habitantes de esta población.
Campesinos de la zona aseguran haber visto varias de estas especies merodeando el sector, ubicado a 3,5 kilómetros del área urbana de esta localidad, donde jóvenes y niños suelen refrescarse.
“Nos da temor porque frecuentemente la gente acude allí a bañarse y ellos aparecen de manera repentina. Salen de la vegetación con destino al espejo de agua, y nos da recelo tener que permanecer cerca de ellos. ¡Son peligrosos!”, dijo Wilson Martínez, un habitante de la vereda, que, ante la intranquilidad de ser atacado por los animales, decidió abandonar el lugar.
(Leer más: Él es Fabio Zuleta, polémico locutor que ofendió a mujeres wayuu)
El secretario de Medio Ambiente de la alcaldía de La Jagua de Ibirico, Amarildo Molina, aseguró que en la zona se realizaron explotaciones mineras donde se formó un socavón que, con el paso de los años, terminó cubierto de agua, donde la fauna y la flora han recuperado su hábitat.
“Hace 25 años el lugar fue explorado por la Asociación Cuadro Minera. Con el tiempo, se llenó de agua y de muchas especies. Por eso no es extraño encontrar cualquier cantidad de animales. Algunos comentan que hay babillas, que se han extraviado algunas vacas; posiblemente, estas especies las hayan atacado”, recalcó el funcionario.
(Le puede interesar: Gobierno Nacional prioriza emergencia en Cartagena por coronavirus
El pozo tiene 80 metros de profundidad, se viene proyectando como un parque ecoturístico por parte de la administración municipal y tras la visita de los bañistas, el área se volvió atractiva para muchos jóvenes que se lanzan desde 15 metros de altura, lo que ha generado preocupación a las autoridades.
“Es una irresponsabilidad porque desconocen el riesgo que esto conlleva. Las aguas no están aptas para bañarse, por todos los residuos que en su momento dejó la extracción. Azufre, ceniza y óxido se encuentran en este momento. El temor también es que algunas personas se ahoguen o, en su defecto, si hay animales agresivos allí, termine siendo un desastre”, subrayó Molina.
Hace pocos días, otras situaciones inusuales se presentaron en este departamento. En el barrio La Inmaculada, en Chimichagua (Cesar), una babilla de 1,65 metros se paseó libremente por el sector en busca de comida.
En Valledupar, en plena calma y soledad del hotel Sonesta, también llamó la atención una osa melera, de 3.830 gramos, que caminó por las instalaciones de este lugar, curioseó por los amplios ventanales de la puerta principal en busca de alimento.
“Lo que pasa es que, durante este periodo de cuarentena, muchas especies silvestres están deambulando por las calles. Por otro lado, el fuerte verano que tenemos lleva a estos reptiles a buscar nuevas fuentes de agua, la cual es su hábitat natural; si se seca una fuente, ellos buscan otras y, de pronto, la tranquilidad de estos días ha facilitado su expansión a nuevos territorios. De momento se restringirá temporalmente el acceso de la comunidad al espejo de agua dulce de La Jagua de Ibirico”, sostuvo el veterinario zootecnista de Corpocesar Gerardo González.
LUDYS OVALLE JÁCOME
Para EL TIEMPO
VALLEDUPAR