Wilson Escobar, un pequeño caficultor risaraldense, cuenta que es muy triste ver, en una compraventa de café, cuando a un productor le compran una arroba del grano a 55.000 pesos. Aunque es consciente de que ese café es de muy mala calidad, producirlo le cuesta mucho más dinero del que lo obtiene tras venderlo.
Pero es más triste –complementa el caficultor– cuando le pagan al cafetero 70.000 pesos o menos por un grano de excelente calidad que le costó producirlo 78.000 pesos.
“Estamos trabajando a pérdida desde hace muchos años”, se lamenta este cafetero que hace unos años se quebró, las deudas bancarias lo asfixiaron, debió salir de su finca y, para completar, sufrió un infarto generado, al parecer, por su situación económica.
La nueva crisis del gremio cafetero, entre otros aspectos, obedece a la caída del precio internacional del café en la Bolsa de Nueva York, por lo que los cultivadores piden salvavidas al Gobierno Nacional que los ayude a no ‘tirar la toalla’.
En la actualidad, Escobar le ayuda a su padre, también cafetero afectado por los bajos precios internacionales del café colombiano. Añade que quienes tienen posibilidades venden sus fincas cafeteras y se meten a otros negocios, pero quienes no pueden hacer eso –la inmensa mayoría– continúan porfiando con sus cafetales envejecidos, los cuales no son productivos.
“Hay años muy buenos, años muy malos, pero si uno hace la cuenta de todos esos años, siempre va a perder plata. La caficultura, en vez de enriquecer, empobrece”, dice.
Escobar considera que una salida de la actual coyuntura del sector es que la Federación Nacional de Cafeteros se reestructure “porque es una entidad que le cuesta mucho a la base cafetera sostener debido a salarios que son muy altos. Además, las oficinas que tiene en otros países para vender café no lo están haciendo”.
Sin embargo, Escobar ve en el fondo de estabilización del café, que el Gobierno Nacional introdujo en el Plan Nacional de Desarrollo, una opción para aliviar la actual crisis. También le suena la idea del gerente de la Federación Nacional de Cafeteros, Roberto Vélez, de que el café colombiano deje de cotizarse en la Bolsa de Nueva York.
“Como estamos, no podemos seguir; eso sí, hay que hacer cualquier cosa porque todos estamos reventados. Usted habla con cualquier cafetero, y es el mismo discurso”, afirmó el cultivador.
Solo en el Eje Cafetero, el mal momento del precio del café tiene con incertidumbre a los cerca de 58 mil cultivadores, quienes piden al Gobierno, entre otras soluciones, que les pongan orden a los costos de producción para que se reduzca el valor de abonos y fertilizantes y, finalmente, otorgar de manera “inmediata” subsidios para los productores.
Entre tanto, Escobar y otros cultivadores de Risaralda están esperanzados en una buena traviesa (la cosecha de café de mitad de año) y que los precios reaccionen para cuando esta se recoja.
PEREIRA