A las 3 de la tarde de ayer, las actividades cotidianas en el municipio de El Tarra, ubicado en la región del Catatumbo, en Norte de Santander, se vieron interrumpidas por las ráfagas de armas de fuego que se registraron en el interior de un establecimiento comercial de Villa Esperanza, un sector periférico de esa localidad.
Según versiones dadas a conocer por testigos, varios hombres que llegaron en vehículos dispararon en contra de un grupo de personas que se encontraban en el sitio.
Las autoridades de la región reportaron que durante el ataque armado, ocho personas fueron asesinadas y otras tres resultaron heridas. El informe preliminar también manifiesta que una de las víctimas fatales era de género femenino.
En horas de la noche de este lunes, comandos militares y policiales se desplazaron a la zona con el propósito de esclarecer las identidades de cada una de las víctimas de la masacre, así como los responsables de la arremetida violenta que estremece a este municipio ubicado en el oriente del país.
Tras conocer el suceso, la Defensoría del Pueblo repudió el hecho y manifestó que “a la región del Catatumbo debe llegar la paz”.
La alcaldía del municipio de El Tarra comunicó, por su parte, a través de redes sociales, que desde hace varios días ese territorio se encuentra sin servicio de línea telefónica, lo que ha dificultado su labor en medio de esta “preocupante situación de orden público”.
Cabe recordar que desde hace más de cuatro meses, esta región del país vive una crítica situación de seguridad debido a una guerra entre el Eln y la disidencia del Epl, más conocida como ‘los Pelusos’, por lo cual se busca establecer la relación que tendría con este conflicto que se ha venido recrudeciendo por el control de las rutas del narcotráfico en esta zona fronteriza con Venezuela.
“Estaban departiendo en un establecimiento público, y llegaron unas personas motorizadas y abrieron fuego. Posiblemente se produjo por toda la situación que ha pasado en los últimos días”, relató un líder comunal de la zona que pidió reservar su identidad por cuestiones de seguridad.
La guerra entre ambas organizaciones criminales dejó este fin de semana dos muertos en la vereda Agua Blanca, en jurisdicción del corregimiento Las Juntas, del municipio de Hacarí, en la región del Catatumbo.
Para Wilfredo Cañizares, director de la Fundación Progresar, el hecho revela una vez más la “pérdida del control del Estado colombiano de la región del Catatumbo. Hoy está en manos de quienes quieren imponer el odio y la intimidación”.
Cañizares calificó la masacre de supremamente grave. “Es una incursión que se registró a plena luz del día. Hombres armados ingresan al municipio de El Tarra, controlado por la Fuerza Pública, y asesinan a ocho personas, sin que haya explicación alguna de las autoridades de cómo ocurre esto bajo la mirada de todo el mundo”.
Para el defensor de derechos humanos, la última masacre que se había registrado en esa población fue hace 15 años, cometida por hombres del bloque Catatumbo de las Autodefensas Unidas de Colombia.
El pasado 14 de julio se cumplieron cuatro meses de este conflicto, que en sus momentos más críticos dejó un total de 145.000 afectados. El desplazamiento es uno de los flagelos de violencia que se han intensificado en esta zona del país a causa de estas acciones armadas. De igual forma, el conflicto también ha perturbado el ambiente académico de más de 44.000 alumnos.
BUCARAMANGA
