Es miércoles, 6 de la tarde, y afuera llueve fuertemente. Es la misma noche en la que Bogotá tuvo varias zonas bloqueadas por causa del granizo, que hizo parecer a la ciudad como postal de Navidad.
En el centro comercial Salitre Plaza, occidente de la capital, hace calor. Varias parejas bailan tonadas tropicales con el Grupo Julián. La mayoría pasan de los 55 años y para nada están preocupadas por el aguacero del exterior, lo están por saber qué canción sigue y conseguir una silla para descansar luego de bailar varias melodías.
“Esta es la sala de mi casa”, explica Mateo Otálora, un maestro que está pensionado hace 15 años y desde hace ocho procura no perderse los miércoles de música del centro comercial. Acude con su esposa, Beatriz, también docente pensionada, con quien está casado hace 37 años. “Descansamos, curioseamos y tenemos un encuentro con el arte, que tiene muchas interpretaciones”, cuenta.
Esas mismas razones y otras más, relacionadas con la posibilidad de conversar con otras personas, pasar un rato fuera de la casa y olvidarse de sus problemas, están motivando a más adultos mayores y jubilados o que están próximo a serlo a apropiarse de ciertos espacios de estos lugares, los cuales hoy son mucho más que un sitio de compras. Para ellos, unas veces son gimnasio, otras más discoteca, escuela e incluso iglesia.
“Montamos las clases de zumba y yoga inicialmente para generar flujo de gente en horas de la mañana. Con el tiempo se fue posicionando, a tal punto que se volvió propio de las señoras y los señores que vienen al centro comercial: amas de casa y pensionados. En temporada de vacaciones vienen muchachos, pero son menos”, afirma Carolina Ocampo, directora de Mercadeo de Portoalegre, en el norte de Bogotá. Un centro comercial de conveniencia, es decir, de servicio. Tiene negocios propios como ferreterías, peluquerías, laboratorios clínicos, zapaterías y bancos.
La mayoría de sus visitantes pasan de los 50 años, y por ello desde que lo construyeron dejaron mesas de ajedrez, que hace ya varios años hicieron suyas los vecinos pensionados, quienes tienen su club y comparten espacio con los participantes del Club de Scrabble.
Las clases de zumba y yoga son muy populares en los centros comerciales del país, ya están institucionalizadas a tempranas horas de la mañana o al final de la tarde.
Muy pocas fueron creadas con el propósito de atender de manera específica a los mayorcitos, pero al ser los más interesados en ellas constituyen el público más amplio.
Pilates y rumba han ido complementando la oferta de prácticas saludables, que se ofrecen con otros programas y actividades como tardes musicales, conferencias y talleres. En Medellín, por ejemplo, el centro comercial Santafé tiene tardes de charlas sobre temas relacionados con duelos, reconciliación, salud y otros más, y El Tesoro cuenta con Saberes de Vida, donde conferencistas tratan asuntos diversos relacionados con la experiencia que van acumulando en sus campos.
Premium Plaza, en la misma ciudad, ofrece los llamados encuentros creativos. Están dirigidos especialmente a este público y son dictados todos los miércoles a las 2 p. m. por instructores expertos, quienes les enseñan manualidades, artesanías o decoración. Algunos de los participantes adquieren tantas destrezas que logran poner a la venta varias de sus creaciones.
El centro comercial Chipichape, en Cali, va por ese camino. Tiene planeado abrir un espacio de esparcimiento, que por el momento se denomina costurero, cuyo fin es atender a varias de sus clientas que no están trabajando, gustan de las manualidades y quieren tener una actividad cerca de sus hogares.
“Tenemos nuestros ‘Domingos fitness’, de 9:30 a 11 a. m., a los que vienen personas de todas las edades; mas sin embargo, tenemos un público importante de personas con edades superiores a los 55 años. Estas actividades se piensan para abarcar todos los grupos objetivo a los que apunta el centro comercial, no podemos enfocarnos solo en actividades para niños o para jóvenes; el público superior a los 44 años es el que tiene el mayor poder adquisitivo”, explica Víctor Tobar, director de Mercadeo y Publicidad.
En esta ciudad, otros centros comerciales tradicionales como Cosmocentro, fundado en 1981, tienen claro que por sus espacios han transitado varias generaciones y la de jubilados debe tener una atención especial, que en su caso es ofrecerles presentaciones de música en vivo.
En otros, la atención pasa por darles la oportunidad de encontrarse en la misa, pues ellos también son el grupo mayoritario en la eucaristía de los domingos en varios centros comerciales. Cacique, ubicado entre Cabecera y Cañaveral, en Bucaramanga, reúne cada domingo, a las 10:30 de la mañana, a 1.500 personas.
“La mayoría son mayores, como lo son nuestros visitantes de las mañanas –explica Melissa Corredor, coordinadora de Comunicaciones del centro comercial–. Desde las 7 de la mañana vemos a pensionados en los cafés leyendo el periódico y conversando entre ellos; muchos se quedan después de la jornada saludable de las 5 de la mañana. Son vecinos de los conjuntos residenciales, que además del supermercado y los bancos encuentran amigos”.
Este miércoles, a las 7 p. m., en el centro comercial Atlantis se llevará a cabo un desfile de moda de diseñadores colombianos (Francesca Miranda, Juan Pablo Socarrás, Olga Piedrahíta, Miss Balanta, Sebastián Jaramillo, Ducky Black, Johana Nodier, Judy Hazbun, María Luisa Ortiz, Diego Guarnizo, Kelly Pasos, Perla Dávila, Virgilio Madinah, Isabel Caviedes, Divina Castidad), quienes, inspirados en dibujos de niños de La Guajira, crearon hermosos vestidos para subastar. Los recursos se invertirán en garantizar 365 días de educación y nutrición para los niños de Totopana, Onulaulia y Sichichón, en La Guajira.
ÁNGELA CONSTANZA JEREZ
ESPECIAL PARA EL TIEMPO