Entre los renombrados invitados internacionales y nacionales que llegaron a la versión 11 de la Fiesta del Libro y la Cultura, está el abogado y periodista pastuso, Tirso Benavides.
El autor de Malditas sean todas las vírgenes, arribó a la ciudad, que lo acogió durante su carrera profesional como Comunicador Social - Periodista de la Universidad Pontificia Bolivariana, con 300 libros para promocionar.
Sus letras, cargadas de erotismo, se divierten en el juego de palabras de doble sentido en el que participan desde prostitutas hasta menores de edad.

En el Salón Restrepo, del Jardín Botánico, el autor realizó el lanzamiento de su obra en un conversatorio con Hernán Rivas Barrera.
María Camila Salazar Ruiz
Con esta, su segunda publicación –la primera fue Noche de desvelo y otros relatos– el escritor trata uno de los temas que sigue siendo tabú para la sociedad: el sexo.
El libro, además de abarcar una serie de historias que se pueden leer por separado pero que si se juntan se configura una identidad independiente, es una crítica que el autor hace sobre los contextos sociales en los que ha vivido, no solo en su Pasto natal.
Una maestría en periodismo lo llevó a vivir a Buenos Aires, Argentina y dos pregrados a Bogotá y a Medellín. Con tantas experiencias que sumó, se encerró durante tres semanas a redactar, en un apartaestudio de la capital, el libro que pensó por ocho meses y que evoca el estilo sencillo pero impactante de un escritor como Andrés Caicedo.
En las primeras hojas de la novela se destaca que la historia pertenece al género de ficción, sin embargo muchos de sus allegados de Pasto se han acercado a preguntarle, con un poco de vergüenza y timidez, si sus nombres aparecen en los capítulos del libro que ha despertado el morbo de más de uno en la ciudad.
Lo anterior acontece porque el autor toma aspectos de su vida real y les agrega partes de ficción, como apellidos y lugares conocidos.
Aunque gran parte de su familia es de mente abierta y acepta su estilo literario, una novedad para el cohibido público pastuso, a Benavides le tocó “cambiarle el chip” mental a su madre: “la puse a leer primero a Bukowski y a Vallejo antes de presentarle el libro”, agregó.
Su estilo y su bohemia lo moverá por algunas ciudades del país como Montería, Cali, Pereira y Armenia. Presentar en estos lugares su nuevo proyecto hace parte de su itinerario lo que resta del año.
Además de dedicarse a la literatura, Benavides realiza una investigación en la Universidad de los Andes y dicta cursos de periodismo comunitario y de literatura en su ciudad. Otro de sus oficios es el de ser papá de una niña de 6 años, Aurelia María, para quien escribe cuentos especiales que distan de su obra erótica.
Él califica el desarrollo de la escritura como un proceso doloroso, del cual aconseja vivir las experiencias en carne propia.
MARÍA CAMILA SALAZAR RUIZ
Para EL TIEMPO
camsal@eltiempo.com
MEDELLÍN
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