Era el fin de una jornada laboral común. Natalia Bustamante, lonchera en mano, salía de su trabajo a las 4:30 p. m., el pasado jueves. Las despedidas habituales se vieron interrumpidas por un adiós mayor: le entregaron su carta de despido, después de ocho años trabajando en la ESE Hospital Carisma de Medellín.
No hubo aviso previo ni para ella, quien se desempeñaba como comunicadora, ni para al menos otros seis empleados que fueron despedidos al finalizar la semana pasada, entre quienes están dos siquiatras, una toxicóloga, una nutricionista y un educador físico.
La incertidumbre ronda a otros trabajadores, puesto que la Junta Directiva aprobó, el pasado 13 de octubre, la propuesta del gerente Carlos Mario Rivera de suprimir 35 de casi 80 cargos en este hospital, que lidera en Antioquia el tratamiento de personas con fuertes adicciones a las drogas y que tiene, incluso, reconocimiento en Latinoamérica como uno de los mejores de Colombia.
De acuerdo con documentos que conoció este diario, por medio del Acuerdo 15 de 2017, se hizo la supresión de los 35 cargos, todos de libre nombramiento y remoción y de carrera administrativa.
Entre los puestos eliminados están el subgerente científico, el subgerente administrativo y financiero, abogados, médicos especialistas y generales, contador, enfermeros, auxiliares de salud, mantenimiento y servicios generales.
Entre tanto, se dio vía libre a la creación de 13 nuevas plazas y de la planta definitiva aprobada por la Junta Directiva, “48 cargos quedarían para ser convocados por concurso, 15 pasarían a ser de libre nombramiento y remoción y dos de periodo (gerencia y control interno)”, indicó el hospital en un comunicado.
Frente a la situación surgieron muchos interrogantes para los trabajadores. El primero de ellos, ¿por qué no se socializó la posibilidad de esta decisión? El segundo, ¿por qué se toma una determinación así si en la última rendición de cuentas, el gerente dio un parte de total tranquilidad respecto al estado financiero del hospital? El tercero, ¿cuál institución realizó el estudio técnico que argumentara la decisión? El cuarto, ¿quiénes van a ocupar los 13 cargos nuevos creados en la ESE?
No existió un comité en el que se haya planteado la posibilidad de hacer un estudio técnico que desembocara en esa decisión, o al menos los empleados no lo sabíamos
Aunque el gerente no quiso pronunciarse al respecto, emitió un comunicado en el que expresó que la Comisión Nacional del Servicio Civil le ordenó al hospital, en agosto pasado, revisar el manual de funciones y competencias, algo que se hizo con representantes de todas las áreas.
Las funciones que se realizaron fueron: “revisión exhausta del manual de funciones de la entidad, ajuste a la planta de cargos para la convocatoria a concurso de carrera administrativa para el hospital y apropiar 120 millones de pesos para cubrir dicha convocatoria en 2018”.
Sobre este tema, Carlos Alberto Herrera, siquiatra y representante de los empleados ante la Junta Directiva, explicó que en vista de que su nombramiento como integrante de la junta se demoró, no fue tenido en cuenta en la reunión en la que se aprobó la propuesta. Por lo cual, indicó, la supresión de los cargos se hizo sin representante de los empleados.
“Nadie sabía en la empresa que eso estaba pasando, no existió un comité en el que se haya planteado la posibilidad de hacer un estudio técnico que desembocara en esa decisión, o al menos los empleados no lo sabíamos”, indicó el siquiatra.
Los empleados afectados reiteraron en un documento a la opinión pública que todo el proceso se hizo sin su conocimiento y que no hubo socialización alguna sobre las razones de hacer la reestructuración.
“Como servidores públicos, manifestamos nuestro descontento, nuestra tristeza, nuestra impotencia, sentimos vulnerados nuestros derechos, y solo nos resta observar la manera arbitraria en la que se desarticuló la organización, una organización que por más de 20 años se ha caracterizado por brindar tratamiento de rehabilitación de sustancias sicoactivas a la comunidad antioqueña, al ser el único hospital departamental con énfasis en el manejo de conductas adictivas”, manifestaron.
Como servidores públicos, manifestamos nuestro descontento, nuestra tristeza, nuestra impotencia, sentimos vulnerados nuestros derechos
Entre tanto, el gerente sustentó la decisión de la Junta bajo premisas de optimización del recurso humano, mejoramiento de la atención a los pacientes, sostenibilidad operativa y financiera y mayor eficacia, eficiencia, economía y celeridad.
Según el reporte de la ESE, a la fecha acumula pérdidas operacionales por un valor de casi 492 millones de pesos, mientras que en los últimos cinco años ha acumulado pérdidas equivalentes a 6.409 millones de pesos, producto de la prestación de servicios de salud.
Sin embargo, Germán Reyes, presidente de la Asociación Médica Sindical Colombiana Seccional Antioquia (Asmedas), anotó que la supresión de los cargos afecta directamente la atención a los pacientes y que en el caso de Carisma es puntualmente delicado, en vista de que allí se les brinda tratamiento a las personas de los 125 municipios de Antioquia que padecen adicciones a las sustancias sicoactivas.
Aclaró que es necesario que el personal de una ESE sea de planta y no por tercerización, un riesgo que, según Reyes, está latente en Carisma.
Para Natalia Bustamante, su despido constituye también una falta de respeto, pues ni siquiera tuvo tiempo de empacar todas sus pertenencias, en vista de la premura de su despido. “Salí sintiendo que no tenía nada, que después de estar ocho años en una institución, no me valoraron ni a mí ni a mi trabajo”, dijo.
Ella y los demás trabajadores le exigieron a la gobernación de Antioquia, una respuesta pronta y clara sobre el futuro que les espera.
La ESE Hospital Carisma de Medellín, cuya sede principal es en el barrio Belencito (comuna 13), nació en 1994 para atender a pacientes consumidores y adictos a sustancias sicoactivas.
Su tratamiento bandera es el Programa de Mantenimiento con Metadona, que tiene varias modalidades: hospitalización total (los pacientes se internan en la sede de Belencito durante casi un mes), hospitalización día a día (los pacientes asisten todos los días a esta sede, pero no duermen allí) y proceso ambulatorio (los pacientes asisten todos los días, luego cada semana y luego cada mes a la sede de Calasanz).
En todas, se suministra la metadona, un opioide sintético que inhibe los síntomas que trae consigo el síndrome de abstinencia: dolor en los huesos, náuseas, vómito y taquicardia, entre otros.
HEIDI TAMAYO ORTIZ
Redactora de EL TIEMPO
Medellín
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