Mientras esperaba que le practicaran una radiografía en uno de sus hombros, Jhonatan Betancur se lamentaba del dolor que sentía por la muerte de 14 ocupantes del bus escalera que él conducía y cayó a un abismo de unos 150 metros en zona rural de Sabanalarga, en el occidente de Antioquia.
Acompañado por su esposa en el hospital de Santa Fe de Antioquia, municipio vecino al que fue remitido, el conductor relató el caos que vivieron tanto él como los pasajeros en ese momento.
Con voz lenta y casi apagada, contó que cuando iba a mitad del camino en un recorrido desde el caso urbano de Sabanalarga hacia el corregimiento El Oro, trató de esquivar una piedra. “En ese momento le bajé la velocidad al carro, pero sentí que se estaba rajando la tierra de la vía y no fui capaz de frenarlo; en ese momento solo se me ocurrió rezar”, señaló.
Los que estaban ubicados a los lados del vehículo, conocido como chiva, lograron saltar; unos más volaron por el aire, pero la mayoría rodó hasta el final dentro del vehículo, según relató Betancur.
Él recuerda haber dado varias vueltas antes de salir volando por encima de los cafetales y caer contra lo que parecía el tronco de un árbol. No estaba inconsciente, pero cuando trataba de hablar no lo conseguía. Estaba débil y se le dificultaba caminar. Eran las 3:30 p. m., aproximadamente.
En ese momento le bajé la velocidad al carro, pero sentí que se estaba rajando la tierra de la vía y no fui capaz de frenarlo; en ese momento solo se me ocurrió rezar
La imagen a su alrededor era devastadora. Vio a otras personas tiradas, llorando, tratando de moverse, quejándose. Se fueron sumando vecinos de viviendas cercanas que se encuentran a lo largo de la vía y motociclistas que se detenían. Como consecuencia del accidente, cinco mujeres, siete hombres y dos bebés fallecieron, 11 en el sitio y tres en el hospital de Sabanalarga.
De acuerdo con el reporte entregado por Juliana Palacio, directora del Departamento Administrativo del Sistema de Prevención, Atención y Recuperación de Desastres (Dapard), 21 pacientes fueron remitidos al hospital de Santa Fe de Antioquia, nueve transportados en helicóptero: seis hacia el hospital Pablo Tobón Uribe, de Medellín, y tres al hospital San Vicente Fundación, de Rionegro (oriente antioqueño). Los otros ocho fueron dados de alta con rapidez.
Betancur no recuerda muy bien cómo lo sacaron del lugar, pero sí que lo transportaron en una motocicleta al hospital. “Yo creo que eso fue un milagro; volví a nacer, tengo un ángel en el cielo”, sentenció.
Pese a sobrevivir, su alma está resquebrajada por la partida de 14 personas que transportaba tres veces a la semana y trabajaban en el bus escalera para conseguir un ingreso extra al que les dejaba la caficultura, la actividad de la que viven en el municipio. La chiva pertenecía a su padrino, quien iba con él y falleció.

Organismos de socorro de varios municipios vecinos apoyaron las labores de rescate luego del accidente.
Cortesía Departamento Administrativo del Sistema de Prevención, Atención y Recuperación de Desastres
Édison Alonso Úsuga, secretario de Gobierno de Sabanalarga, sostuvo que las vías terciarias del municipio están muy afectadas por las lluvias, y aunque tienen maquinaria para hacerle mantenimiento, no es suficiente, sobre todo porque tienen lugares muy alejados como El Oro, un corregimiento que, según dijo, queda a dos horas del casco urbano en condiciones secas y con buenos vehículos, pero a tres horas en invierno y bus escalera.
Las chivas, dijeron varios habitantes, son el único medio de transporte con el que cuentan en las veredas alejadas. Las utilizan con frecuencia para ir al pueblo a mercar, vender el café recolectado, asistir a misa o hacer otros trámites cotidianos. En este vehículo tradicional se acomodan unas 50 personas en las sillas, el techo y los lados exteriores. Ese domingo iba llena porque era la última que salía hacia El Oro.
Luz Mery Mazo, quien iba con sus dos hijos, una niña de 6 meses y un niño de 6 años, se recupera de las lesiones en el hospital de Santa Fe de Antioquia, pero no logra sobrellevar la muerte de su recién nacida y sufre por su pequeño, remitido a un hospital de Medellín y quien está en cuidados intensivos, según relató su hermana Érika Mazo.
“Mi hermana me contó que el carro estaba lleno, llegaron a un punto en el que la carretera estaba muy floja por las lluvias y eso hizo que el carro perdiera el impulso. Mi cuñado iba en la parte exterior y saltó cuando el carro se volcó. Mi hermana agarró a los dos niños pero la bebé se le soltó”, contó Érika.
El hogar está dividido por el momento, Luz Mery está en Santa Fe de Antioquia, el esposo en Sabanalarga y el niño en Medellín con otras tías. Esperan que les entreguen el cuerpo de la bebé, que fue enviada a la capital antioqueña, para los análisis de Medicina Legal, con los otros 13 cadáveres.
Todas las familias esperan a sus seres queridos para darles sepultura. El alcalde de Sabanalarga propuso un sepelio colectivo, pero aún no saben si sea posible, pues la mayoría de las víctimas no eran del municipio. Por el momento declararon tres días de duelo.
En el hospital Pablo Tobón Uribe de Medellín, a donde llegaron seis heridos, quedan cinco, el otro fue remitido a un centro asistencial diferente.
Los afectados y sus familias también están recibiendo atención psicosocial. Pese a considerarse un milagro, Betancur no puede con la tristeza. Lo que le pasa a un pueblo tan pequeño –según el secretario, muchos se han ido a causa de la violencia, y la población no pasa de 400 habitantes– les duele a todos.
HEIDI TAMAYO ORTIZ
Redactora de EL TIEMPO
@HeidiTamayo
Medellín
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