Expertos geólogos de Medellín han denunciado el peligro de deslizamiento en las laderas de Medellín, recomendando evitar cualquier tipo de actividad allí, sin embargo, sus recomiendaciones fueron echadas por tierra.
Por eso, opina Oswaldo Ordoñez, geólogo y docente de la faculta de Minas de la Universidad Nacional era cuestión de tiempo para que algo ocurriera en toda la ladera donde se presentó el deslizamiento de tierra en la vereda El Cabuyal el pasado miércoles que hasta el 30 de octubre cobró la vida de 11 personas y tiene a otras cinco desaparecidas.
Sin embargo, a diferencia de lo que se especula, la causa no fue la minería.
“En esa zona hay crecimiento urbanístico desbordado y no controlado, lavaderos informales y otro tipo de actividades. No importa lo que se instale allí, son las características geológicas y las pendientes abruptas lo que pueden presentar movimientos en masa por las unidades de rocas fracturadas”, explica el experto
Él, que actualmente es perito en 10 procesos con demandas referentes a actividades en esa zona, añade que la culpa no solo es la minería como se quiere hacer creer.
Opinión con la que concuerda Albeiro Rendón, profesor del Departamento de Geociencias y Medio Ambiente de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional sede Medellín, quien asegura que las laderas son una particularidad de la topografía antioqueña.
“Por las condiciones intrínsecas del material se sabe que existen factores detonantes de los movimientos en masa y se ha demostrado que las lluvias acumuladas en días previos son importantes”, dice.
Esa es la principal hipótesis del deslizamiento ocurrido en la vía Medellín–Bogotá según las autoridades. Sin embargo, el docente indica que no es posible asegurarlo con certeza.
Rendón recomienda a las entidades encargadas tener en cuenta los antecedentes como el alud de tierra que en 2010 se llevó el barrio La Gabriela, de Bello, o el deslizamiento del 27 de abril de 2011 que destruyó 10 casas de los sectores Los García y la Loma de los Duque, en Copacabana, también sobre la Autopista y donde no había actividad minera.
Aunque el riesgo se había advertido, el experto aclara que hubiera sido casi imposible prever que el incidente se daría exactamente en el kilómetro 12+200, pues toda la zona es geológicamente inestable.
“Hubo un problema muy grave en el kilómetro 6 por lo que tuvieron que construir un túnel. El peligro que estas montañas revisten para la seguridad y la movilidad del sector es muy crítica”, precisa Ordóñez.
Dicho riesgo va desde la quebrada Santa Elena, pasa por la ladera que rodea el cerro Pan de Azúcar (Oriente) y llega a la autopista Medellín–Bogotá.
Por eso, sobre la decisión de que se suspendiera toda actividad minera en la zona, el docente lo califica de “contentillo” porque “algo tenía que hacer para calmar a la ciudadanía.
Ordóñez reitera que no se debe culpar únicamente a la minería. “La situación con la mina es como un carro que tiene el SOAT, el extintor, kit de primeros auxilios y equipo de carretera. Pero lo meten a terrenos no aptos y se dañó”, explica.
Aunque lamenta las pérdidas humanas, indica que geológicamente el material que cayó en la zona fue muy poco en comparación al riesgo que hay en las laderas.
“Afortunadamente no ha llovido tanto ni tan fuerte como ha sucedido en esta temporada de lluvias. De otro lado estaríamos hablando de una tragedia mucho peor”, cuenta el geólogo, quien añade que espera que se fortalezcan los estudios de monitoreos en la zona.
DAVID ALEJANDRO MERCADO
MEDELLÍN
davmer@eltiempo.com
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