“Mijita, por aquí téngale más miedo a los vecinos, ellos pueden hacer más daño que Ejército y guerrilla juntos”. Esas palabras, que las dijo doña Soledad, fueron el comienzo de la investigación que desarrolló Keren Marín en el municipio de La Macarena, en el departemento del Meta.
Su trabajo recibió el Premio Nicanor Restrepo Santamaría a la Investigación Social, que entrega Proantioquia, por visibilizar una problemática de la que poco se habla: las múltiples maneras en las que participan los civiles en el conflicto armado.
Marín estudió Ciencias Políticas en la Universidad de Antioquia y actualmente estudia una maestría en Antropología en la Universidad de los Andes. Fue en los años del pregrado donde conoció al profesor Nicolás Espinosa, quien la llevó a La Macarena.
La investigación se basó en evidenciar a través de historias cómo la guerra destruyó los tejidos sociales de la población del municipio.
“Es un estudio sobre la violencia intracomunitaria, que está ligada a la violencia política, entonces lo que se busca analizar es cómo esa violencia política, esta guerra, este conflicto, ha influido las relaciones sociales de la gente, y de cierta manera ha afectado el sentido comunitario”, explicó Marín.
En su trabajo de campo evidenció que en La Macarena existe desconfianza entre vecinos, pues muchos se acusaban entre sí con la guerrilla o el Ejército para saldar cuentas personales, como líos de tierras.
A partir de esas historias Marín se preguntó cómo explicar esta problemática sin quitarle responsabilidad a los grupos armados, cómo se puede comprender esas dinámicas locales y de qué manera se debe tramitar en un escenario de posconflicto.
Es un estudio sobre la violencia intracomunitaria, que está ligada a la violencia política
En total, se demoró año y medio en su proyecto. Estuvo casi siete meses seguidos en La Macarena, y al convivir con las personas pudo ver otra dimensión del conflicto armado en el país.
“Encontramos cosas que pueden ser ampliadas en el posconflicto, que es la justicia local de las comunidades, esa justicia local debe ser reconocida por el Estado”, contó Marín, quien agregó que “no es fácil que tengas que convivir con alguien que te acusó o quiso matar a tu hermano, desplazarlo, o que te hizo meter a la cárcel.
Esto es una apuesta para que también desde otras instancias de gobierno se mire esas dinámicas sociales y se trate de reconocer también que hay una historia social y organizativa en esas regiones”.
Ella afirmó que las perspectivas en Colombia del conflicto suelen ser macropolíticas, es decir, viendo todo como una contienda militar, o suelen ser macroterritorial, que se ven desde aspectos muy amplios, pero si se visitan comunidades específicas se conoce que los verdaderos desafíos del posconflicto están en las comunidades, en los tejidos sociales.

La joven fue reconocida por visibilizar la participación de los civiles en el conflicto armado.
Mateo García
Con el trabajo es posible evidenciar que los civiles no solamente son agentes pasivos sobre los que recae la violencia, sino que también pueden llegar a ser victimarios.
Marín resaltó la importancia de estas investigaciones.
Opinó que en las universidades hace falta más trabajo de campo, porque en muchos casos los académicos suelen observar la realidad a través de la teoría, pero a su parecer no debería ser así.
De igual manera expresó que el reconocimiento Premio Nicanor Restrepo Santamaría a la Investigación Social, que recibió el pasado jueves 30 de marzo, es una evidencia del diálogo entre diferentes sectores, en este caso el empresarial. Además, que es un reconocimiento a la investigación social, que tiene un papel importante en la construcción de país.
Para el futuro Keren planea seguir trabajando con comunidades. Está segura, porque ya lo vivió, que es algo que permite no solamente crecer académicamente, también personalmente.
MATEO GARCÍA
Para EL TIEMPO