El primer largometraje del director tunecino, Mohamed Ben Attia, sorprende por su autenticidad y sencillez y por la efectividad del relato. Puede verse como una historia de amor y también como una metáfora de los vientos de cambio en el país del norte de África. El mismo donde se dio la Revolución de los Jazmines en el 2010.
La película se ubica años después de este acontecimiento y habla de la necesidad de emancipación, de la importancia de encontrarse a sí mismo y de la libertad personal.
Vale destacar que la cinta llega al país precedida de dos importantes premios en el Festival de Berlín del año pasado, el de mejor ópera prima y el de mejor actor para su protagonista, Majd Mastoura.
Tiene como productores a los entrañables maestros belgas, los hermanos Dardenne (El hijo, Dos días, una noche, El niñode la bicicleta).
La película tiene el mismo nombre del protagonista, que en árabe significa calma, como explica el director. Hedi es un joven de 25 años a punto de contraer matrimonio con una novia escogida para él. Es un matrimonio por conveniencia para las familias. Producto de una tradición que resulta muy pesada para las nuevas generaciones.
La historia se sitúa en los días previos al matrimonio y en los preparativos. Se ve a Hedi como una especie de testigo pasivo de su propia vida, como alguien que sigue un libreto escrito por otros. Las decisiones más importantes de su vida las toman los demás, en cabeza de una madre autoritaria. Con la excusa de que es lo mejor para él, sin importar lo quepiense o quiera.
El joven se muestra conforme, sumiso, pero cierta incomodidad se manifiesta en su rostro y en la mirada perdida.
Responde a lo que todos esperan de él en el círculo familiar y laboral. El único escape es dibujar, pero dedicarse a ello lo ve como un sueño lejano.
En un viaje de trabajo, Hedi conoce a Rim (Rym Ben Messauoud), una animadora de balneario de espíritu libre, en el polo opuesto de la futura esposa, cuyo encuentro le servirá para pensar su situación actual. Una nueva forma de mirar el mundo se abre ante sus ojos. Este paralelo, entre dos mundos, entre dos vidas lo obliga a hacerse preguntas y a querer tomar sus propias decisiones.
Con un estilo fresco, esta historia cargada de fuerza y sinceridad se sigue con gran interés. Enhorabuena por el renacimiento del cine tunecino.
MARTHA LIGIA PARRA
CRÍTICA DE CINE
Comentar