Todos los días, Luis Aragón se sienta horas en el Parque Berrío a esperar a que un contratista le ofrezca trabajo como constructor en una obra. En 16 años, jamás ha enviado una hoja de vida, esa es la costumbre, quedarse hasta que alguien lo contrate.
Como él, unos 20 hombres permanecen allí sentados a la espera de una oferta. “Normalmente, madrugamos a las 6:00 a. m. porque los patrones a primera hora están aquí buscando trabajadores, aunque a veces pasan días o semanas, y nadie viene”, cuenta.
Un año atrás esa tradición para muchos pasaba desapercibida, porque el parque estaba saturado de lustradores de zapatos, puestos de comida y frutas, chazas de cigarrillos y dulces, así como de licor.
Había más de 120 comerciantes informales que usaban el espacio para el rebusque, pero a diario eran testigos de riñas, robos, ventas de drogas, extorsiones y explotación sexual de niños.

Así lucía el Parque Berrío antes de que iniciaran las labores para la recuperación del espacio público y la reducción de delitos. Archivo/ETCE
Por el Parque Berrío, un lugar con 340 años de historia, transitan cerca de 100.000 personas al día, pero pocos apreciaban los contrastes y las tertulias de los jubilados, que se reúnen en este lugar rodeado de una estación del Metro, la tradicional iglesia La Candelaria, la gorda de Botero y los edificios La Bolsa y el Banco de la República.
Hoy este emblemático sitio tiene una nueva cara, gracias al plan de recuperación que la Alcaldía de Medellín y la Policía iniciaron en febrero.
Han pasado ocho meses y la intervención aún continúa. Las autoridades muestran reducción de delitos y un espacio para el encuentro, la cultura y el peatón. El compromiso del alcalde Federico Gutiérrez fue mantener el control y seguir atacando la criminalidad en el centro de la ciudad.
El comandante operativo de la Policía Metropolitana de Medellín, coronel Diego Vásquez, precisa que la intervención se inició el 2 de febrero y que el 25 de abril entregaron un parque con espacio público libre, con más vigilancia: cámaras de seguridad y 25 unidades con presencia diaria.
“Hubo coordinación de las secretarías de la Alcaldía con la Fiscalía, Personería, Policía de Infancia y Adolescencia, Sijín e Inteligencia. Identificamos en la zona hurtos, homicidios, venta y consumo de estupefacientes, prostitución, bandas delincuenciales, extorsión e instrumentalización de menores”, dice el oficial.
Desde el primer día de la intervención a la fecha, la Policía ha capturado a 35 personas, incautado 11 armas de fuego, 368 armas blancas y 5.284 dosis de droga. También, detectó 72 puntos de venta de licor y fortaleció la seguridad.
El proceso continúa, según el coronel, con policías, inteligencia, cámaras de seguridad, diálogos con los comerciantes y reubicación de habitantes de calle.
De acuerdo con cifras de la Secretaría de Seguridad de Medellín, del 2 de febrero al 30 de septiembre, en el Parque Berrío se han registrado tres homicidios, dos casos de extorsión, 439 hurtos a personas, 374 riñas y 128 ventas de alucinógenos.
Aunque la entidad no muestra una comparación con el mismo periodo anterior, dice que hay reducción. Luis, quien espera hasta las 6:00 p.m. por un trabajo, hace más de una década y media visita frecuentemente este emblemático parque. Expresa que la diferencia es abismal en seguridad, apariencia y recuperación del espacio público.
Con ello coincide Yuber Alexánder Bellido, quien lleva 25 años lustrando zapatos en el Parque Berrío, al decir que este espacio volvió a ser el mismo de hace dos décadas, un lugar para el esparcimiento, el encuentro y la tertulia.
“La gente venía sagradamente a tertuliar, a pasar un rato con amigos y la familia, pero la inseguridad y el desorden los alejó, hace unos siete años empezaron a aumentar homicidios, robos y riñas. El cambio se ve, pero aún roban por descuido, ya no con armas”, advierte.
La Alcaldía reubicó a 120 venteros ambulantes y le devolvió el espacio público a la ciudad, pero el trabajo debe seguir, el deterioro del parque fue un acumulado de muchos años.
Aragón disfruta del parque, lo entretiene ver que la gente va y viene de un lugar a otro para tomar el metro, encontrarse con alguien, comprar algo, o al igual que él, ir tras un trabajo.
DEICY JOHANA PAREJA M.
Redactora de EL TIEMPO
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