Un oso andino bebé, de 2 meses de edad, que llegó al zoológico Santa Fe este fin de semana, es evaluado por biólogos y veterinarios para devolverlo a su hábitat, ya que su especie está en vía de extinción.
El oso fue rescatado de una finca de la zona rural en el municipio de Remedios, en el nordeste antioqueño, donde era alimentado con agua de panela con leche, fue rescatado por autoridades ambientales.
Los expertos le realizan exámenes al ejemplar y se le darán cuidados para rehabilitar su comportamiento natural, también se evalúa su estado de salud y nutricional, así como su talla y peso, para luego estructurar su dieta y sus pautas de comportamiento.
Iván Gil, director del Parque Zoológico Santa Fe, explicó que “el objetivo es que este individuo empiece a desarrollarse en las condiciones más cercanas a su hábitat natural. La idea es hacer una evaluación permanente de cómo va evolucionando, y esperar la decisión de las autoridades ambientales sobre su resocialización y liberación”.

Tras un operativo de casi 18 horas se le hizo una valoración inicial al animal, en la que se pudo constatar que se trataba de un oso de anteojos bebé.
Cortesía Área Metropolitana
El director precisó que el oso fue rescatado en los límites del sur de Bolívar y el municipio de Remedios, en la Serranía de San Lucas, gracias a un equipo de biólogos y veterinarios del Área Metropolitana del Valle de Aburrá, especialistas del Centro de Veterinaria y Zootecnia de la universidad CES y Corantioquia, quienes con información suministrada por la ciudadanía, se desplazaron a la zona rural para hacer la debida recuperación, tratamiento, liberación y reubicación de este individuo.
Tras un operativo de casi 18 horas se le hizo una valoración inicial al animal, en la que se pudo constatar que se trataba de un oso de anteojos bebé, que se encontraba en buenas condiciones a pesar de que era mal alimentado.
El diagnóstico veterinario inicial determinó que el ejemplar podía ser trasladado a Medellín para lograr corregir sus hábitos alimenticios y rehabilitar su comportamiento natural, pues el oso ya había entrado en una fase de amansamiento.
El animal había sido encontrado y extraído de su hábitat natural por miembros de una familia campesina que aseguraron que lo encontraron solo en el bosque y que decidieron acogerlo para su protección.
Carlos Andrés Naranjo, subdirector de Corantioquia, dijo que “invitamos a la ciudadanía, especialmente a quienes habitan en las zonas rurales, a no extraer a los animales de su hábitat natural pues con este accionar terminan afectando la especie”. A la vez aseguró que “nunca se había tenido reporte de esta especie en el sector, lo cual representa un reto muy importante de seguir estudiando y analizado esta zona y la presencia de esta especie en la misma”.

El oso bebé es evaluado por biólogos y veterinarios para devolverlo a su hábitat, ya que su especie está en vía de extinción.
Cortesía Área Metropolitana
Por su parte, Eugenio Prieto, director del Área Metropolitana del Valle de Aburrá, agregó que lo que sucedió con el oso tiene que ver con cómo estamos protegiendo nuestros ecosistemas. Y si estos se van deteriorando con procesos como la deforestación ilegal y acelerada, serán varias las especies que comenzarán a desaparecer.
El director agregó que este no es solo un tema del Valle de Aburrá, es un tema regional y nacional. Por eso, el llamado también es a la conciencia ciudadana, a que no compren flora y maderas que no tienen clara procedencia y autorización legal de explotación”.
Estas especies al ser extraídas de su entorno natural, están en riesgo de sufrir mutilaciones, afecciones de la piel, escamas o mucosas, atrofias musculares, deformaciones esqueléticas o, en el peor de los casos, alteración de su comportamiento natural, lo que impide su recuperación definitiva y les quita el derecho a vivir en su hábitat.
Los queremos libres, y esperamos que este osito pueda ser recuperado y resocializado para volver a su hogar natural
"Este oso de anteojos recuperado en el Municipio de Remedios es hoy un ícono de libertad y de la no tenencia de esta fauna silvestre, que cada vez más está en riesgo de extinción. Muchas personas ignoran que estos animales no se adaptan a nuestras condiciones de vida por más que se les trate de ofrecer una vida digna”, afirmó Prieto.
Este ejemplar se convierte, entonces, en un referente para recordar que nuestro hogar nunca será su hábitat. “Los queremos libres, y esperamos que este osito pueda ser recuperado y resocializado para volver a su hogar natural” concluyó el director del Área.
La alimentación de este oso se basa en frutas, y cuando estas escasean se alimentan de comidas fibrosas como las bromelias, palmas, frailejón, orquídeas y algunos bambús y árboles desérticos. Adicionalmente comen insectos, roedores, entre otros.
MEDELLÍN