Existe una selección del cine colombiano en donde fueron 15 los elegidos.
Sin embargo, algunos se quedaron por fuera. Como en toda convocatoria. El seleccionador de este grupo es el director y guionista, Javier Mejía, que acaba de publicar Ópera prima, un trabajo que reúne 15 entrevistas a directores sobre sus primeras películas.
Mejía, que tuvo formación en el periodismo y trabajó algún tiempo en este medio, encontró en lo audiovisual otra manera de contar las historias. Este acercamiento con el cine se fortaleció cuando estaba en la universidad y vio Rodrigo D: no futuro. La película de Víctor Gaviria fue un detonante y le demostró que se podía hacer cine a pesar de las dificultades del medio y que se podía narrar la ciudad. “Fue un detonante de muchas cosas, como ver que se podía hacer cine, que se podía hacer cine independiente en esta ciudad. Fue un descubrimiento, porque yo veía el cine como una cosa muy alejada. Entonces ver Rodrigo D fue esclarecedor, fue una epifanía”, comenta Mejía.
Desde entonces la pasión de contar historias a través de una cámara lo ha acompañado. Durante varios años trabajó como guionista y director en algunas producciones, pero su ópera prima llegó en 2007 con Apocalípsur, y ahora trabaja en nuevos proyectos.
Su experiencia en el campo audiovisual le permitió tener contacto con grandes personalidades del medio en Colombia y de alguna manera estas relaciones desencadenaron el libro.
La principal razón de esta publicación es hacer un documento que permita conocer la historia del cine nacional durante unos 50 años, ya que aquí hay cineastas de la vieja escuela.
“Hay unos pioneros que merecen todo el reconocimiento, que fueron los primeros ‘quijotes’ que se lanzaron a hacer cine. Si ahora es difícil hacer, en los sesenta era casi imposible”, asegura Mejía.
Pero también algunos que apenas comienzan. Además, es una invitación para que las nuevas generaciones vean las películas de otros tiempos y las viejas, las vuelvan a ver.
Algunos de los que conforman esta lista son: Luis Ospina, con Pura sangre; Ciro Guerra, La sombra del caminante; Marta Rodríguez, Chircales y Víctor Gaviria con Rodrigo D: no futuro. “Son 15 amigos con los que me pude sentar a conversar. Allí está presente el humor y las intimidades”, explica Mejía.
Con la lectura del libro se puede conocer qué cosas pasaron durante el rodaje y cómo fue todo el proceso de creación. Por ejemplo, cuenta que con Gaviria habló de la infancia, la relación con su padre y hermanos, las casas con solares y de dónde viene su relación con el cine y su afirmación: “ahora me va tocar ser director de cine”, luego de ganarse un premio.
Ópera prima también es una invitación para hacer cine: “hay que hacer cine porque es un espejo de la realidad. La realidad no son los noticieros del mediodía”, afirma el director.
Es una gran selección donde se abarcan 50 años de cine, en donde, así no se conozcan las películas, son conversaciones tan amenas que van a quedar ganas de verlas.
Cuenta, además, la historia del cine nacional en primera persona con 15 miradas muy diferentes y de formaciones, igualmente, muy diferentes.
MATEO GARCÍA
Para EL TIEMPO
Medellín
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