Por estos días, llegar al Centro de Medellín es un caos. La razón: las obras de construcción para peatonalizar el Pasaje Bolívar, carrera 51, entre las calles San Juan y Colombia.
La idea del proyecto, según la alcaldía de Medellín, es renovar y recuperar el espacio público, con ciclovías y zonas arborizadas, donde el peatón tenga prioridad.
Pero antes del color, volquetas, maquinaria pesada, polvo por doquier y un batallón de obreros repartidos en seis frentes de trabajo, se mezclan con la ciudadanía que se mueve como puede en medio del mal clima, que empeora la movilidad y retrasa las obras en el sector.
A pesar de esto, ya se puede notar el avance de los trabajos y algunos tramos. Justo sobre los bajos de la estación Parque Berrío del metro, una cuadrilla de empleados pega el adoquín por donde transitarán a diario más de un millón quinientas mil personas en promedio.
Allí, en el costado occidental de la obra, en medio de locales comerciales, está ‘El Gran Bar’ un negocio que ha vivido las transformaciones de Bolívar.
“Ojalá que estas obras sí mejoren la movilidad y el tránsito de las personas, porque aquí las ventas se han reducido en un 70 por ciento durante los trabajos y necesitamos recuperarnos”, asegura el propietario, Carlos Evelio Botero, mientras suena una canción del dueto colombiano Garzón y Collazos mezclada con los sonidos de los taladros neumáticos que rompen las calles afuera.
Por su parte, Walter Monsalve, un reparador de relojería que trabaja de manera informal en un cajón ubicado sobre la calle Pichincha, también muestra preocupación.

Comerciantes piden buscar medidas de seguridad y tener en cuenta las problemáticas sociales.
Esneyder Guitiérrez
“Yo no estoy de acuerdo con que peatonalicen todo el Centro, no hay cómo llegar, ya no entran los buses y en el metro no cabemos. Todos los días es un lío, los comerciantes estamos perjudicados, no tenemos por donde entrar la mercancía”.
Otro comerciante del sector es César Pérez, administrador y propietario del emblemático Salón Málaga, ubicado en la zona de influencia de las obras. Él afirma su agrado con las obras y el progreso de la ciudad, aunque también advierte: “Si esta obra cuando esté construida no tiene un plan de mantenimiento, control y vigilancia por parte de las autoridades, en vez de ordenar, vamos a desordenar la casa”.
Por eso, sugiere buscar medidas de seguridad teniendo en cuenta las problemáticas sociales de la zona, como los habitantes de calle que deambulan por el sector.
Este inconformismo es entendido por la administración municipal, que explicó que la intervención finalizará el 30 de mayo del próximo año. La inversión es de 24.408 millones de pesos y será urbanística, cultural, ambiental y turística, conservando la vía como patrimonio vital de Medellín.

Pilotes serán intervenidos con arte y los bajos del metro tendrán iluminación al finalizar las obras.
Esneyder Guitiérrez
La obra “no es un camino de rosas y genera un poco de molestia, pero en este momento hay satisfacción por el avance de trabajos y por la buena relación y comunicación que se tiene con los comerciantes.
De hecho, muchos de ellos se han acercado a la administración municipal para ofrecer su grano de arena y quieren remodelar con la plata de sus bolsillos y con la asesoría de los técnicos urbanísticos que diseñaron el proyecto, sus fachadas para mejorar el lugar”, dijo Paula Andrea Palacio, secretaria de Infraestructura.
Por el momento, trabajadores, comerciantes y transeúntes deberán convivir con las obras y sus molestias, justo en estas fechas en las que todos se preparan para la temporada navideña, cuando el comercio en el Centro tiene su pico de ventas más alto.
Esneyder Gutiérrez
Para EL TIEMPO
MEDELLÍN
Comentar