“Yo nunca pensé estar reunida con personas que en el pasado nos hicieron sufrir, nos obligaron a irnos de las tierras donde nos criamos, pero aquí convivimos y sembramos juntos, asegura Emilsen Ávila madre de dos hijos y víctima del conflicto armado.
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Eso es posible gracias a ‘Monomacho’, un proyecto productivo y de reconciliación del que participan víctimas y victimarios del conflicto armado y el Ejército.
“Monomacho es lo mejor que me ha pasado, aquí están apuntadas las esperanzas mías y yo sé que de muchos más, porque aquí tenemos ese propósito de trabajar, para tener un proyecto de vida mejor”, dice Emilsen.
Ella recuerda que hace más de una década en la vereda La Galleta del corregimiento de Currulao de Turbo (Urabá antioqueño), sus noches eran inciertas y llenas de temor, “fue una vereda llena de violencia porque perdimos familiares, tierras, todo lo que teníamos, se perdió la calma, de allá fue que nos desplazamos”, cuenta.
El coronel Sandro Grajales, comandante de la Brigada 17, define este proyecto como un laboratorio de paz, un ejemplo de reconciliación entre los actores del conflicto armado del país.
Como ella, 110 familias siembran sus productos (cacao, plátano y melina) en 735 hectáreas de Pueblo Bello, un corregimiento también de Turbo, que fue uno de los que más sufrió el conflicto en el Urabá.
“Si uno no trabajaba, no tenía como comer. Mi vida ha cambiado acá porque uno cultiva sus propios alimentos, que fue y cortó un racimo de plátano, que sacó la mata de yuca, que sembró el maíz, que hizo la colada y eso sirve para el sustento”, agrega.
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Cerca de 13.000 millones de pesos se han invertido en este proyecto que ha sumado la participación de diferentes instituciones, entre ellas, el Ministerio de Agricultura que a través de la Federación Nacional de Cacaoteros llevará este producto como símbolo de reconciliación.
“El Ejército continuará fortaleciendo este proyecto para que sea sostenible y replicado en todo el país como un verdadero ejemplo de reconciliación y de perdón, entre víctimas y victimarios a través del agro”, agregó el oficial.
Es por esto que por medio del Ejército y el Gobierno se adelantan procesos que permitirán brindarle a Emilsen y las demás familias un futuro: viviendas dignas para ellos y sus seres queridos.
“Es algo que le estamos apostando con verraquera porque ese va hacer el futuro de nuestros hijos”, concluye Emilsen. Este proyecto, modelo en Antioquia de reconciliación, beneficia a 110 familias, las cuales ya recibieron cada una, seis hectáreas de tierra.
MEDELLÍN