El color se tomó las fachadas de 133 casas y una escuela en el barrio Santa María de la Torre, comuna 1 del nororiente de Medellín.
La intervención hizo parte de la cuarta versión del proyecto ‘Torre de Colores’ del componente social Medellín Desing Week que, bajo el eslogan ‘El arte quiere cambiarte la cara’, una iniciativa de la Fundación Juguemos en el Bosque y Fundación Orbis-Pintuco, busca transformar y brindar a la comunidad expresiones artísticas urbanas como murales multicolor, visualizar las problemáticas comunitarias e involucrar a los habitantes en el proceso para buscar un cambio en la sociedad.
Cerca de 400 voluntarios y dueños de las viviendas se armaron con brochas y rodillos para darle alegría a sus hogares. El verde, amarillo, azul, naranja y el rojo predominaron en el proceso de embellecimiento.
Según David del Valle, director creativo de Medellín Desing Week, uno de los objetivos fundamentales del proyecto es poder entrar en contacto con la ciudad y aportar desde la creatividad.
“La experiencia de ‘Torre de Colores’, además de llenar de vida y color los espacios, permite mejorar la calidad de las viviendas. Con el uso de pintura especial para exteriores se evita humedades y el desgaste de los muros, especialmente en el área de los zócalos una de las más afectadas con el invierno”, dijo Lucas Velilla, cofundador y director de la Fundación Juguemos en el Bosque.
La experiencia de ‘Torre de Colores’, además de llenar de vida y color los espacios, permite mejorar la calidad de las viviendas
Para Fabiola Peña, habitante del sector y beneficiaria del proyecto, la experiencia fue muy especial. “Me siento muy feliz de ver la casita como quedó de bonita, ya le estaba haciendo falta una pintadita, gracias a Dios tuvieron este gesto tan bonito con nosotros en el barrio. Eso sí, nos untamos hasta el pelo de pintura pero valió la pena”, dijo.
El proyecto vinculó de manera especial a los niños del barrio, buscando generar sentido de pertenencia pues el Santa María, y en general la Comuna 1 es recordado por un pasado oscuro y violento, épocas de fronteras invisibles que daban espacio a la guerra entre las diferentes bandas.
Me siento muy feliz de ver la casita como quedó de bonita, ya le estaba haciendo falta una pintadita, gracias a Dios tuvieron este gesto
Hoy la tonalidad es otra, ahora las armas son los pinceles y brochas cargados de creatividad que le dieron un nuevo matiz a sus casas.
Hasta el momento, tres barrios vulnerables han sido intervenidos en el valle de Aburrá, 1.800 voluntarios se han movilizado, 11 instituciones aliadas, 400 millones de pesos en aportes y han sido pintadas 500 casas, 2 juntas de acción comunal y 3 escuelas.
Previo al evento fueron realizados talleres de capacitación con la comunidad en temas como el arte, la pintura y entornos protectores.
Jaiver Nieto Álvarez
Fotoperiodista El Tiempo
En instagram: @jaiverpress