“¡No hay taxis!” Comentaba preocupada una mujer mientras ondeaba una mano para que un vehículo amarillo la llevara a su casa. Eran casi las 6:30 p.m., una hora y media antes de que arrancara el toque de queda en la capital antioqueña. Los minutos pasaban y los intentos eran frustrantes.
Mientras tanto, el cielo pasaba de un color azul claro a más oscuro, casi negro...llegaba la noche, con un tinte caótico y álgido en el centro de Medellín porque las ventas no paraban. Doña María Helena Mejía, por ejemplo, no daba abasto con la venta de su sahumerio especial.
“Hoy me ha ido súper bien, gracias a Dios. Aquí compran mucho el sahumerio como yo lo vendo porque la gente que no conoce dice que el incienso pero eso solo no sirve, sirve es todo completo. ¡Con las 13 plantas!”, comentaba María, quien lleva 25 años vendiendo este especial ritual que en los diciembres, sobre todo el 31, tiene una demanda especial por los agüeros que muchos paisas tienen para recibir el Año Nuevo.
Su sahumerio, que ella misma prepara con sus manos ásperas y un tanto arrugadas, lleva albahaca, ruda, yerbabuena, eucalipto, palo santo, romero, colofonia, mirra, incienso, lavanda, salvia, romero y otra más que olvidó su nombre.
Todo es para la buena suerte y para atraer la prosperidad, decía la mujer, quien en medio del caos del popular sector de El Hueco, en el centro de Medellín, se rebusca su sustento con esa mezcla que seguramente muchos hoy a la medianoche, ya en 2021, estarán preparando y esparciendo por sus hogares.
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María Helena Mejía vende sahumerio especial para estas fechas en El Hueco, centro de Medellín.
Esneyder Gutiérrez
Muy cerca de ella y a pesar de que faltaban menos de dos horas para que arrancara el toque de queda, había venta de ropas, tenis y juguetes. Este sector de la ciudad parecía no tener afán. Siempre hay tiempo para unas últimas compras, como le ocurrió a Jhon Fredy Rúa Tobón, quien en una de las esquinas tenía ubicado su puesto de camisetas de distintas tallas y colores.
“Hoy estuvo más bien suave porque estuvo el Espacio Público arriando en la mañana y en la tarde y hubo poco personas. Pero contento porque va uno con lo del mercado para la casa”, contaba, mientras tres clientas estaban eligiendo varias camisetas, que seguramente serán regalos o serán para el famoso ‘estrén’ que no puede faltar dentro de la cultura antioqueña para los días 24 y 31 de diciembre.
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Jhon Fredy Rúa y su puesto de camisetas este 31 de diciembre.
Esneyder Gutiérrez
En medio del corre de algunos para ir a las estaciones del metro de Parque Berrío o San Antonio, y otros tantos caminos al tranvía, había otros compradores con menos afanes. La elección del producto era importante. Incluso los feligreses a la Iglesia San José asistían a la misa de fin de año, sin importar la distancia, para ellos la fe, quizás, era más importante que el virus.
En la Avenida La Playa, en medio de la resonancia de un merengue de una famosa discoteca del lugar y del rock de unos vendedores ambulantes manillas, todo transcurría con menos afanes.
“¡Sahumerio completo!”, gritaba otro vendededor, mientras otros clientes rodeaban su carreta en donde tenía sus productos. Mientras tanto, desde un megáfono alguien gritaba ¡12 uvas, 12 deseos! Otro agüero importante pero él no tenía clientes, no ese momento.
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La misa de fin de año en la iglesia San José, en el centro de Medellín.
Esneyder Gutiérrez
En contraste, las calles como la Avenida Guayabal ya estaban sin almas, solo uno que otro transeúnte y apremiantes carros y motos. Mientras algunos corrían, sobre las 7:00 p.m., ya en la Parroquia Nuestra Señora de Belén, en el Parque de Belén, en el sur de Medellín, había feligreses escuchando la misa, incluso algunos desde las afueras.
“Hay mucho que agradecer pesar de los difíciles momentos, entonces se va uno más tranquilo y confiado de que todo para el próximo año puede salir mucho mejor”, comentaba Mary Uribe, una feligrés, que prefirió cerrar el año con su fe.
Llegó la hora del toque de queda. Hay menos gente en las calles. El silencio por algunos sectores es notorio. Pero, en otros, es al contrario. Desde las casas, a esta hora del 31 de diciembre, se emana música decembrina, parrandera, común por estas fechas. Ya hay familias reunidas a la espera de las 12 de la noche y muchos, seguramente, estarán quemando el sahumerio, algunos comprados a doña María para dar bienvenida así al 2021 y celebrar el Año Nuevo.
DAVID CALLE
EL TIEMPO
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