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Medellín

Los robots que empiezan a hacer los domicilios de Rappi en Medellín

En alianza con Rappi, desde hace algunas semanas vienen despachando 120 entregas diarias en algunas zonas de El Poblado y Envigado.

En alianza con Rappi, desde hace algunas semanas vienen despachando 120 entregas diarias en algunas zonas de El Poblado y Envigado.

Foto:Cortesía Kiwicampus

Con la contingencia y la demanda de domicilios, nació una alianza entre Rappi y Kiwicampus.

Los Kiwibots, unos robots diseñados por un equipo de colombianos para hacer domicilios, ya están en acción total en Medellín. En alianza con Rappi, desde hace algunas semanas vienen despachando 120 entregas diarias en algunas zonas de El Poblado y Envigado.
En las entregas están enviando pedidos de productos de supermercado, farmacia y órdenes de restaurantes. Cuando el pedido es un poco grande envían dos Kiwis. Esto, cumpliendo con toda la reglamentación sanitaria y de bioseguridad.
Dada la contingencia de salud pública, la demanda de los domicilios por Rappi ha aumentado. Es por esto que, como explica la empresa, “no se le está quitando el trabajo a los Rappitenderos, sino que antes estamos ayudando con la demanda”.
El primer pedido con Rappi se realizó a una clínica de la ciudad, desde entonces los usuarios que están en el rango del territorio de entrega son notificados por el chat de la aplicación de que su pedido será efectuado por un robot.
“Los usuarios se emocionan bastante. Hemos tenido la oportunidad de interactuar con varios clientes y les ha gustado muchísimo la entrega con robots”, cuenta la gerente de Operaciones de Kiwicampus, Stephanie Falla.
Felipe Chávez, Jeison Oviedo y Sergio Pachón son los tres bogotanos creadores de esta idea. En un principio querían desarrollar una empresa de domicilios con personas de uso exclusivo en las universidades.

Los usuarios se emocionan bastante. Hemos tenido la oportunidad de interactuar con varios clientes y les ha gustado muchísimo la entrega con robots

Sin embargo, el panorama les cambió cuando decidieron aplicar a la aceleradora de starups más importante de Latinoamérica: “Nos recomendaron irnos a la cuna de todo el entendimiento de las tecnologías disruptivas, pues en Latinoamérica aún no se está pensando tanto en escalabilidad de estas ideas”, narra Falla.
Con esto en mente viajaron a Silicon Valley, en Estados Unidos, pues sabían que allí podían encontrar nuevos horizontes que perfeccionaran su idea. Al llegar allí se dieron cuenta de que contratar por horas a los domiciliarios era bastante costoso y que, siendo así, la idea de negocio no sería sostenible con el paso de los años. En el país norteamericano la hora de trabajo estaba cercana a los 18 dólares. Y fue así que comenzó la iniciativa de automatizar los domicilios.
Comenzaron haciendo pruebas con un pequeño robot que cargaba una canasta y que era monitoreado por dos celulares conectados por videollamadas. Estas pruebas arrancaron en el campus de la Universidad de Berkeley, en California.

Comenzaron haciendo pruebas con un pequeño robot que cargaba una canasta y que era monitoreado por dos celulares conectados por videollamadas

Quien hoy es el director ejecutivo de esta empresa, que da ganancias de cinco millones de dólares, descubrió que esta llamada de monitoreo no era tan práctica para los usuarios, sino para que ellos realizaran una labor de monitoreo que se podría hacer desde Colombia y así hacer los domicilios.
Es bajo esa modalidad que hoy funciona la empresa Kiwicampus que tiene su sede en el barrio Astorga. Desde allí un equipo de ingenieros monitorea los desplazamientos de los 100 Kiwibots que trabajan constantemente en dos universidades, una en California y otra en Colorado.
Lo que hoy es su sede, anteriormente era una casa de creación de más de 15 startups de la ciudad. Las necesidades y proyecciones de Kiwi, los llevó a utilizar la totalidad de la casa como laboratorio de pruebas.
Comenzaron haciendo pruebas con un pequeño robot que cargaba una canasta y que era monitoreado por dos celulares conectados por videollamadas

Comenzaron haciendo pruebas con un pequeño robot que cargaba una canasta y que era monitoreado por dos celulares conectados por videollamadas

Foto:Kiwicampus

Este grupo está enfocado en mantener la operación de los Kiwis en las dos universidades y, paralelamente, hacer pruebas para perfeccionar la experiencia del producto.
Falla menciona que les gusta decir que, más que la empresa que ha hecho más domicilios con robots, “somos la empresa que más ha generado interacciones entre seres humanos y robots”.
Agrega que para ellos estar en las calles no solo implica hacer un domicilio, sino ser un habitante más que está interactuando con las personas.
Según los desarrolladores de los Kiwis, ellos están enfocados en mejorar el funcionamiento teniendo presente no superar las características de los humanos. “Lo que lo que a nosotros nos incumbe es la seguridad del peatón”, explica la directora de operaciones.

El diseño

El Kiwi funciona bajo un sistema de sensórica frente a la distancia con los objetos; buscando no invadir espacios a los que ya están acostumbrados los peatones, vehículos, bicicletas, personas en situación de discapacidad y demás actores viales.
La velocidad máxima alcanzada por un Kiwibot es de 2,75 kilómetros por hora, mientras que la de un ser humano promedio es de 5,2. Además, la envergadura del robot no sobrepasa el ancho de los hombros de una persona.
Los robots son unos pequeños cubos que se desplazan en cuatro ruedas con un motor en cada una de ellas, para evitar quedarse atascados. Tienen seis cámaras, una de ellas trasera y otras laterales que se activan al momento de cruzar vías.
Los Kiwers son los encargados de surtir el interior de los robots, los cuales pueden llevar cuatro platos de restaurante. Cada uno de los Kiwibots pesa 13 kilos. Su manufactura tiene un costo de 2.000 dólares, precio bastante competitivo con los de la competencia que cuestan 15.000 dólares.
MEDELLÍN
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