En un paraje de Rionegro, en medio de extensos cultivos de crisantemos y orquídeas y luego de transitar por un camino empedrado con palmas y arbustos a lado y lado, se encuentra Pharmacielo. Se trata de una empresa que el pasado 27 de junio obtuvo la licencia para producir derivados de la marihuana.
Con dicha licencia, esta empresa colombiana, con casa matriz en Canadá, podrá iniciar la transformación de la planta en extractos de aceite de cannabis medicinal, que después será utilizado por otras compañías para la producción de resinas, pomadas y todo tipo de medicamentos para el cáncer, la artritis o la epilepsia.
Para hacer posible el procesamiento, aseguró el director ejecutivo de Pharmacielo, Federico Cock Correa, la empresa comenzará la adecuación de la fábrica de producción, la importación de maquinaria y nueva tecnología, así como la construcción de laboratorios de investigación y, a través de la Universidad de Antioquia, dará comienzo a pruebas piloto con un número limitado de especímenes.
Aún queda por obtener la licencia de cultivo que está tramitando ante el Consejo Nacional de Estupefacientes. “En el momento no vemos la posibilidad de adquirir el cannabis, primero porque nadie tiene la licencia y, segundo, porque no podemos comprarla en cualquier parte, mucho menos si su uso es medicinal y tiene que tener todos los cuidados y parámetros necesarios”, señaló Mauricio Pulgarín, ingeniero agrónomo.
Mientras reciben el permiso de siembra, los ingenieros y empleados de la empresa trabajan en la reforma de los invernaderos, cambian los plásticos, adecúan los cerramientos con cortinas móviles para que haya ventilación, instalan el sistema de riego por goteo y hacen las camas de tierra donde crecerán las plantas.

La empresa comenzará la adecuación de la fábrica de producción, la importación de maquinaria y nueva tecnología. Jaiver Nieto Álvarez/EL TIEMPO
Estas adecuaciones, dijo Pulgarín, son necesarias, pero no configuran grandes transformaciones en la finca en donde desde hace 20 años ha funcionado la empresa Tahami y Cultiflores, compañía dedicada a la siembra y comercialización de flores cortadas, específicamente crisantemos, cuyos cuidados técnicos son similares a los de la cannabis. Así, los cultivos de flores y los de cannabis crecerán juntos, con los mismos cuidados técnicos y científicos.
Según Pulgarín, en la producción de material vegetal, a través de la floricultura, ellos ya tienen experiencia ganada en el cuidado, la destreza técnica, la trazabilidad de la labranza, el monitoreo de plagas y enfermedades, además de la comercialización de los productos.
Pulgarín explicó que la siembra de crisantemos y la planta de cannabis funcionan igual: de las plantas madres se obtienen los esquejes (piecitos), que se llevan al área de confinamiento, después se siembra y esperan a que tenga raíz para sembrar en las camas, que han sido preparadas previamente con material orgánico.
La demostración, por ahora, la hace con los crisantemos que al igual que el cannabis necesitan muchas horas de luz, hasta 14,5 para que crezca y se desarrolle. Con este propósito son adaptados bombillos tipo LED en los viveros que tienen un bajo consumo de energía y no contienen mercurio.
Sin embargo, a diferencia de los crisantemos, cuyo valor comercial es la flor, en la planta de marihuana es su hoja la que tiene interés productivo, pues esta es procesada para extraer los tricomas, aceite de gran pureza y potencia, en la que pueden utilizarse diferentes solventes como butanol, alcohol, etanol o hexano.

Pharmacielo iniciará la transformación de la planta en extractos de aceite de cannabis medicinal. Jaiver Nieto Álvarez/EL TIEMPO
“Ya hay un buen conocimiento de los hibridadores, que ya vienen trabajando en los canabinoides (THC y CBD), el ingrediente activo y medicinal que buscamos. Para esto tendremos que estudiar diferentes variedades o especies de la planta, pues de esas primeras que podamos conseguir en forma de semillas sembraremos plantas madre”, explicó el ingeniero agrónomo.
En el proceso de evaluación y durante lo que tarde una plantación en crecer, señaló Pulgarín, el tema de la trazabilidad será importante porque permitirá saber, en caso de reclamos, de qué planta o bloque salió ese lote, en qué circunstancias estaba y cuál fue el error.
Es igual en las flores, ellos tienen referenciado todo, desde que el esqueje (o piecito) que es cortado, sembrado y trasplantado, hasta que el material sale de la finca.
“En el caso del cannabis es fundamental porque un cultivo medicinal debe tener claros todos los pasos para su producción”, dijo el experto.
PAOLA MORALES ESCOBAR
Redactora EL TIEMPO
MEDELLÍN