Fue una de las gestoras y responsables de que se estén construyendo las autopistas para la Prosperidad en Antioquia. Pero paradójicamente, a Lina Vélez de Nicholls no le gusta manejar.
Su vida se divide en dos. Por un lado, en sus más de 15 años en la presidencia Ejecutiva de la Cámara de Comercio de Medellín ha lidiado con grandes mandatarios, ejecutivos y demás actores del desarrollo antioqueño.
La otra cara de la moneda es su familia, en especial sus tres nietas con quienes se siente como “una pérdida absoluta de la coherencia”.
No hace caso a los clichés de mujer en medio de un mundo de hombres pues asegura que no los ha vivido. Reconoce los privilegios con los que nació pero aun así, lejos de verlos como ventaja, para ella es una responsabilidad con la sociedad.
¿Cómo ha vivido estos 15 años al frente de la Cámara de Comercio?
Toda mi experiencia ha sido entre lo público y lo privado y me gusta mucho la mezcla, porque se vive la administración de lo privado con un impacto en lo público. Tengo muy establecido los límites de lo laboral con lo personal. Me gusta mucho lo que hago y confío en que el éxito viene de tener un gran equipo de trabajo, lo que deja tiempo para disfrutar la vida personal.
¿Sí queda tiempo para esa vida personal?
Soy viuda hace 10 años, tengo cuatro hijos y tres nietos. Me gusta mucho la vida familiar y trato de pasar el mayor tiempo con ellos. Eso sí, soy muy mala para la vida social, de pronto es lo que me falta (risas).
¿Qué es lo que más la apasiona en su trabajo?
Personalmente, el parque Arví. Fue un sueño de mi papá cuando fue alcalde y me gusta mucho el impacto ambiental que tiene; además se ha mantenido demostrando que una reserva forestal de hace más de medio siglo es sostenible a pesar del crecimiento desbordado que ha tenido la ciudad. Creo que allí confluye todo lo que se necesita para el desarrollo: medio ambiente, sostenibilidad, y espacios para el disfrute de las personas.
¿Y en proyectos?
Ya en lo laboral, siento un especial orgullo por aportar a la construcción de las Autopistas para la Prosperidad porque fue muy complejo articular a todos los actores para demostrar que Antioquia necesitaba vías con características a las que se construían usualmente. Fueron 12 años previos de trabajo y se logró articular a todos los actores. (Suspira)… Fueron muchas reuniones, demasiadas. Pero en cada etapa siempre hubo en cada momento una persona que respaldó el proyecto. Lo bonito del sector público es que las grandes obras requieren diferentes líderes en el tiempo, que se complementa con la continuidad que ha tenido la cámara de Comercio.
¿Cómo imagina la región en varios años cuando estén listos los grandes proyectos como las Autopistas 4G, Túnel de Oriente, Hidroituango, entre otros?
Sin lugar a dudas esas grandes obras cambiarán dramáticamente la actividad comercial. Pero seguimos teniendo un gran reto con el nivel educativo que en Antioquia no hemos podido superar. Detrás de la educación hay un componente desarrollo y considero que hay que trabajar en el control demográfico.
¿Cuál es el reto que tiene Antioquia?
Sin lugar a dudas es cómo ser competitivos para exportar más. Antioquia tiene la capacidad instalada para hacerlo, la tasa de cambio es apropiada y se vienen adelantando importantes proyectos de infraestructura. Así es que se mide la competitividad.
¿Qué es lo más difícil en su labor en la Cámara de Comercio?
Es entender que cada que cada el Gobierno, cambia de manera abrupta muchas de las decisiones. Es complicado cambiar el chip y renunciar de manera abrupta a un proyecto al que se le dedican cuatro años y que cambia cuando llega un nuevo mandatario. Yo ya lo sé vivir, pero algunos de los del equipo de trabajo apenas lo están vivenciando.
¿Qué le faltó por hacer?
Lo más duro es no poder ayudarle a mucha gente, ya que siempre queda la sensación de que faltó mucho por hacer. Me hubiera gustado estar mucho más en el tema educativo. También estoy en la Junta Directa del Hospital Pablo Tobón Uribe y me gustaría mucho dedicarle más tiempo.
¿Qué tanto se capacita para adaptarse a los cambios?
Lo principal es aprender mucho de otros. Me apoyo mucho del conocimiento del área de Investigaciones Económicas de la Cámara, que es muy sólida. Lo segundo…creo es que más lo que los hijos lo educan a uno, convivo mucho con ellos y me ha ayudado a adaptarme a la realidad de hoy.
Después de lo que han hecho su padre, su esposo y ahora usted en la ciudad ¿Le preocupa que les llegue esa carga a sus hijos?
Definitivamente la carga les tiene que llegar y no me preocupa, quienes nacimos privilegiados tenemos una responsabilidad con la sociedad, y darle tanto como lo que recibimos. Me preocupa es que ellos de pronto no lo tengan claro. Espero que sí.
¿Tambén con los nietos?
Ahí sí es estupidez total y absoluta (risas). Ese es el regalo que la vida a los viejos. A nadie se le quiere más que a los nietos.
¿La afectan los clichés de mujer trabajadora?
Yo he trabajado desde que salí de la universidad e incluso cuando mis hijos eran niños. Por el imaginario colectivo sí me preguntan mucho por eso pero no me afecta porque no pienso en eso. Todos tenemos claros cuál es el rol y el momento para cada cosa. En mi casa me gusta jardinear, leer, hacer caminatas y me encanta cocinar. Me gusta todo, lo que no hay es tiempo.
David Alejandro Mercado
Redacto de EL TIEMPO
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