Después de una cirugía que le devolvió la vista y la dignidad, por la que luchó en la última década tras vivir la experiencia más amarga de su vida, María de los Ángeles Borda volvió a ser feliz. Hace un mes se quitó el parche que cubría sus ojos y lo cambió por unos lentes.
Ella, a sus 32 años, recuerda el día en que su excompañero le tendió una trampa, por medio de una cita, para que otro hombre le lanzara ácido en el rostro. El líquido pasó por su cabello y afectó otras partes del lado derecho de su cuerpo. Media hora después, tras suplicar la ayuda de los curiosos que miraban, llegó a un hospital de Bogotá, donde recibió ayuda. Tenía 22 años.
Hace algunas semanas y luego de nueve cirugías, esta bogotana se convirtió en la primera mujer beneficiada con la campaña que busca devolverles la vista a las víctimas de agresiones con agentes químicos, liderada por la Clínica Oftalmológica de Antioquia (Clofán) y la fundación Reconstruyendo Rostros.
Mi lucha no ha sido fácil, pero me dieron una esperanza más, sigo adelante, contenta, motivada
Con la iniciativa se busca que mujeres del país sean trasladadas a Medellín, donde se hacen los diagnósticos y las posteriores cirugías oculares. En este momento, hay dos pacientes más que esperan su turno para ser evaluadas.
“Casi terminando febrero de este año me hicieron la cirugía. Hago parte de la fundación Reconstruyendo Rostros hace seis años y allí también encontré mucho apoyo, porque hay otras mujeres que viven lo mismo que yo. Mi lucha no ha sido fácil, pero me dieron una esperanza más, sigo adelante, contenta, motivada”, sostuvo Borda.
Haber recuperado por completo su visión le permite desempeñar mejor su trabajo: la venta de dulces en los buses, para mantener a los dos hijos con los que vive en Bogotá. La hija mayor, aseguró, no soportó verla desfigurada y ahora está bajo la custodia de su padre, el mismo que ella señala responsable de mandarle a quemar el rostro, como venganza, por haber terminado la relación de tres años.
De acuerdo con Jorge Alberto Henao, director médico de Clofán, los ataques con agentes químicos tienen el fin de desfigurar lo más que se pueda, por lo que generalmente van dirigidos al rostro y el cuello y afectan la visión en casi todos los casos. “A nivel ocular, los daños son básicamente en la superficie de la córnea y el párpado. El químico deja la córnea blanca, lo que no les permite la entrada de luz para poder ver o también produce una lesión en los párpados, que al cicatrizar, como es piel delgada, produce retracción y los ojos se vuelven pequeñitos”, indicó el especialista.
Por la fundación han pasado más de 70 mujeres con situaciones físicas, emocionales y sociales complejas, el 99 por ciento de las víctimas está en un grado de vulnerabilidad
Gina Potes, directora y fundadora de Reconstruyendo Rostros, explicó que llevaban tiempo buscando la manera de ayudar a las pacientes a recuperar sus ojos. Sin saberlo, Clofán estaba en lo mismo, por lo que se unieron y crearon la campaña. Sin embargo, más allá de las cirugías oculares, también quieren apoyar en lo sicosocial a las víctimas de estas agresiones, puesto que casi todas tienen otras problemáticas que empeoran su calidad de vida.
“Por la fundación, desde su creación en el 2012, han pasado más de 70 mujeres con situaciones físicas, emocionales y sociales complejas, el 99 por ciento de las víctimas está en un grado de vulnerabilidad muy alto frente a sus derechos, aún hay trabas para acceder a la salud, la justicia, la empleabilidad, pese a que hay dos leyes que las benefician”, sostuvo Potes, quien es también sobreviviente a una agresión con ácido.
Su experiencia propia y la de las otras mujeres, le permite decir con claridad que a la tragedia de ver desfigurados sus rostros se suma que generalmente son de estratos socioeconómicos bajos, reciben poca atención del Estado, se someten a grados de impunidad muy altos y a discriminación social y familiar.
51% de víctimas de ataque con ácido son mujeres, 49% hombres. Todos corremos el mismo riesgo, únete https://t.co/lkINBkDQJH #nomásmáscaras
— No Más Máscaras (@mascarasno) 12 de abril de 2016
Situaciones que vive María de los Ángeles. Muchas puertas se le han cerrado desde el ataque y ha sufrido las miradas y el desprecio de otras personas, incluso el de familiares y amigos. “Pese a todo, soy una guerrera, ahora convivo con lo que soy, no soy la más linda de todas las mujeres, pero quiero salir adelante con mis hijos”, expresó.
Aunque según Potes, no se ha hecho la tarea juiciosa de unificar las cifras de víctimas de este delito en el país, dado que las entidades manejan datos diferentes, en la fundación estiman que en los últimos años han ocurrido al menos 400 y no todos se han registrado.
Frente a esto, el Ministerio de Salud informó que en el 2016 se registraron 49 casos, de los cuales el mayor número ocurrió en Bolívar, con seis, y en Antioquia, con cinco. En el transcurso de este 2017 se han reportado 23 agresiones, de las cuales seis ocurrieron en Bogotá, cuatro en Antioquia y cuatro en Valle del Cauca.
Para Potes, sigue siendo preocupante que los agresores no sean judicializados. Considera que casos como el Natalia Ponce de León (quien fue agredida en el 2014) son emblemáticos, pero hay muchas mujeres anónimas a las que no se les da la suficiente visibilidad y la respuesta del Estado es lenta.
Por el momento, la meta con la campaña es seguir ayudando a más sobrevivientes de este hecho para que vuelva a ver.
Según Henao, hay pacientes que han recibido hasta 14 cirugías reconstructivas y, en el caso de los ojos, pueden requerir incluso más de tres. Por eso, el apoyo que se les brinda, y al que se han unido aerolíneas y hoteles para el traslado a Medellín, es fundamental.
HEIDI TAMAYO ORTIZ
Redactora de EL TIEMPO
heitam@eltiempo.com
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