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Medellín

La estrategia de Medellín para golpear las bandas criminales

Juan Carlos Mesa, ‘Tom’, fue capturado en Medellín en diciembre de 2017. Lideraba 80 % del crimen.

Juan Carlos Mesa, ‘Tom’, fue capturado en Medellín en diciembre de 2017. Lideraba 80 % del crimen.

Foto:Fredy Builes / Reuters

Detrás de las capturas de cabecillas hay una central interdisciplinaria contra el crimen organizado.

Juan Carlos Rojas
En materia de criminalidad, Medellín no es como las otras ciudades del país. El panorama en la capital antioqueña y su área metropolitana es, tal vez, el más complejo de todos, debido a que esta alberga 10 de los 23 grupos de delincuencia organizada (GDO) de Colombia, es decir, el 43 por ciento de estructuras de crimen con gran poder de cometer delitos y ejercer control territorial.
Adicionalmente, en la ciudad fueron identificados 84 grupos de delincuencia común organizada (GDCO), los llamados combos, de los cuales 11 trabajan independientemente y 73 están ligadas, un eslabón más abajo, a las GDO. Son estas las que funcionan como estructuras criminales con capacidad para causar daños en las comunidades, confrontarse entre ellas y generar los delitos en contra de la seguridad y los derechos humanos: homicidios, extorsión, desplazamiento forzado y utilización de menores de edad.
Los GDO que operan en la ciudad son Picacho (con 14 grupos comunes a cargo), Caicedo (con 6), ‘la Unión’ (con 10), Trianón (con 1), ‘los Triana’ (con 4), ‘la Terraza’ (con 14), Robledo (con 13), ‘la Sierra’ (con 4 ), Pachelly (con 1) y ‘los Chatas’ (con 6).
Algunos tienen su mayor influencia en otros municipios del valle de Aburrá, pero sus acciones influyen directamente en la seguridad de Medellín.
Según Andrés Tobón, secretario de Seguridad de la ciudad, el mapa criminal está claro para las autoridades, lo que les ha permitido dar golpes contundentes contras las estructuras. Esta radiografía permitió, por ejemplo, que se identificara la existencia en la ciudad de una comisión del GAO (grupo armado organizado) ‘clan del Golfo’, conformado por un cabecilla, dos coordinadores y tres suplentes. Hoy, los seis están tras las rejas. Sin embargo, no se puede decir que esta haya desaparecido por completo, por lo cual continúan las acciones en su contra.
“El problema más grande de Medellín en materia de seguridad lo atraviesa el crimen organizado. Esto no es un asunto de personas que se levantan con la intención de delinquir hoy sí y mañana no, sino que forman parte de estructuras criminales, tienen unas redes con proyecciones y negocios que requieren la comisión de ciertos delitos para obtener rentas criminales”, manifestó Tobón.
Los 84 GDCO en Medellín participan en instrumentalización de menores, 78 en tráfico de estupefacientes, 68 en homicidios, 47 en extorsiones, 37 en hurto general y 21 en desplazamiento forzado.
Parte de ese mapa criminal, entendido por las autoridades con detalle, también permitió establecer que los 10 grupos delincuenciales están agrupados en dos grandes conglomerados: la ‘Alianza de estructuras criminales’, que incluye el 38 por ciento del total, y el ‘Cuerpo colegiado de la Oficina’, que agrupa al 57 por ciento. El 5 por ciento restante opera con la comisión del ‘clan del Golfo’.
Esta organización tan fuerte del crimen ha permitido que las estructuras expandan sus tentáculos hacia otros lugares de Antioquia y el país, como Barranquilla, el Magdalena Medio, Cartagena, Pereira, Cali, Valledupar, Urabá, Bogotá y el norte, oriente, el suroeste y el nordeste antioqueños.
El secretario también indicó que, a diferencia de lo que ocurre en otras ciudades, en Medellín, aproximadamente el 70 por ciento de los homicidios están directamente relacionados con el crimen organizado, por ajustes internos en las estructuras, confrontaciones entre estas o asuntos de deudas relacionadas con rentas criminales. Otro 15 por ciento del total de asesinatos corresponde a problemas de convivencia. Los demás se agrupan en aspectos como violencia intrafamiliar, violencia de género y hurtos.

Esto no es un asunto de personas que se levantan con la intención de delinquir hoy sí y mañana no, sino que forman parte de estructuras criminales

En 2016 se reportaron en la capital antioqueña 544 homicidios; en 2017, 580; en 2018, 636, y entre el primero de enero y el 10 de octubre van 489.
“Pese a que los homicidios aumentan año a año, nuestra administración va a cerrar con menos casos que las anteriores”, dijo el funcionario.
Este año, los picos más altos en materia de asesinatos que tuvo la ciudad fueron en abril y mayo, con 73 y 75 casos, respectivamente, una cifra que fue bajando paulatinamente a un promedio de 45 en los meses siguientes.

Trabajo articulado

Para Tobón, la persistencia de los homicidios es producto de la existencia de grupos criminales con capacidad permanente de daño.
“Al inicio de este año, producto de las acciones contra las estructuras criminales, tuvimos una activación de 23 confrontaciones en la ciudad, lo que implicó un aumento de hasta el 38 por ciento de homicidios para junio, respecto al mismo periodo del año pasado”, sostuvo el funcionario.
De las 23 confrontaciones, las autoridades han logrado desactivar 21, lo cual permitió que el número de homicidios se equilibrara respecto al año pasado. De hecho, Tobón cree que si la tendencia sigue así, es posible cerrar el año con reducción de casos.
Este logro se obtuvo por medio de la presencia constante de la Fuerza Pública y un modelo de persecución sin precedentes en el país, que desde 2018 se implementa en Medellín.
Para cada confrontación activa se abrió una investigación criminal que permitió la captura de cabecillas y coordinadores, y hoy solo queda pendiente de ser detenido un responsable de estas confrontaciones: alias Topo, líder de la estructura ‘el Coco’, de la comuna 13-San Javier, pero tiene incidencia en la comuna 12-La América.
Dicho modelo se coordina desde el Cefco-Facon (Centro de Fusión contra el Crimen Organizado y Fuerzas Articuladas contra el Crimen Organizado), el primero de su tipo en Colombia y que, además, permitió crear el único inventario criminal local en el país, es decir, el mayor conocimiento de cómo funciona el crimen organizado, con miras a combatirlo de manera eficaz.
Allí trabajan fiscales de crimen organizado, la Policía Judicial del nivel central y el Ejército, con apoyo técnico de la Alcaldía, en cabeza de la Secretaría de Seguridad.
El centro nació tras varias reuniones en el 2018, en las que todas las instituciones coincidieron en que estaban trabajando para combatir un mismo problema, pero de manera desarticulada. Por ello decidieron unir capacidades en los procesos de inteligencia, persecución, captura y judicialización de los integrantes de las estructuras criminales.
El trabajo articulado les ha permitido entender la realidad criminal de la ciudad: quiénes son los delincuentes, a cuáles estructuras pertenecen, qué investigaciones hay sobre ellos, cómo se han transformado los GDO y los GDCO, entre otros aspectos.
También hay líneas de investigación basadas en extinción de dominio y lavado de activos, así como fiscales que permanentemente entregan información sobre delitos priorizados de los cabecillas capturados: homicidios, desplazamiento forzado y uso de menores de edad, para que la imputación sea más fuerte. Además de ir tras los 10 grupos armados organizados, hay un fiscal especial para cada GDCO.
“Medellín carecía, como hoy lo hacen todas las ciudades capitales del país, de una política criminal local porque la visión de seguridad ciudadana seguía siendo una visión nacional que estaba mucho más allá de la capacidad de los alcaldes”, expresó Tobón.

Van 153 cabecillas capturados en cuatro años

De los 153 cabecillas capturados en Medellín en el cuatrienio de la administración de Federico Gutiérrez, 100 lo han sido desde que se empezó a implementar el nuevo modelo, y hoy en día, a estos se les imputan múltiples delitos, con espejo en extinción de dominio y lavado de activos.
Asimismo, van, en el mismo periodo, 350 coordinadores y 3.300 integrantes de estructuras capturados.
Los cabecillas de los GDO siguen siendo la prioridad de las autoridades. De la estructura Caicedo van tras alias Colmillo; de ‘los Triana’, tras ‘Juan’; de Picacho, tras ‘Gomelo’; de Robledo, tras alias Toño; de Trianón, tras alias el Indio; de ‘los Chatas’, tras alias el Flaco; de Pachelly, tras alias Albert y Pocho; de ‘losTriana’, tras alias Juano; y de ‘el Mesa’, tras alias Montañero.
HEIDI TAMAYO ORTIZ
Corresponsal EL TIEMPO en Medellín
Juan Carlos Rojas
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