El día en que presentaron los libros que donó el expresidente Belisario Betancur a la Biblioteca Central Monseñor Darío Múnera Vélez, de la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB), la profesora Libia Restrepo no pudo estar presente.
Más tarde se encontró con un profesor que asistió al evento. Ella, recuerda, le preguntó si había podido ver los volúmenes que el exmandatario le obsequió a la Universidad. El colega le respondió, con cierto aire de menosprecio, que sí y que “eran un poco de libros viejos”.
Sin embargo, eso fue lo que más llamó la atención de la docente. “Yo, como historiadora, sé el valor que tienen los libros viejos”.
Y el pasado miércoles, 10 años después de que Betancur le entregara a la UPB cerca de 20.000 volúmenes de su biblioteca personal, fue presentado el libro Joyas facsimilares, manuscritos e iluminados. Una publicación que habla sobre 70 de los libros más valiosos de la donación.
El libro explica que facsimilar es: “Reproducción manuscrita o fotomecánica casi perfecta de los originales que reposan en bibliotecas extranjeras”.
La publicación estuvo a cargo de la profesora Restrepo y de María Cecilia López, y fue elaborada por la Editorial UPB. La obra es un homenaje al expresidente y a la Universidad por sus 80 años de historia.
El ejemplar fue presentado en la biblioteca de la UPB y al acto asistieron el expresidente Betancur y la docente e historiadora Restrepo quienes hablaron de la importancia de la publicación y del poder de los libros.
En realidad, Joyas facsimilares no es un libro común y corriente. Es un libro que habla sobre libros. Este reúne 70 reseñas de la donación y fue un trabajo que duró unos nueve años en su realización.
Las reseñas hacen una pequeña presentación de lo que las joyas bibliográficas contienen, de lo que representan, de la trayectoria que han tenido, del tipo de discurso y de las personas que lo elaboraron.
‘Saberes, naturaleza y mundo’, ‘De beatos, místicos y santos’ y ‘Letras universales’ hacen parte de las siete categorías en las que se encuentran divididos los textos como la biblia Hebrea, el Corán de Muley Zaidán, Gramática de la lengua general del Nuevo Reyno y El bestiario de don Juan de Austria. Muchos de estos libros tienen más de 500 años de historia.
Aparte del contenido, la publicación tiene color lo que permite ver cómo son los libros por fuera y por dentro.
La profesora Restrepo contó que Joyas facsimilares “es un fenómeno de trovadores del color ¿por qué? Porque estos libros que tenemos aquí son música de color”.
La docente explicó que la donación que hizo Betancur es de gran importancia para la Universidad y para la ciudad pues muchos de estos libros hacen parte de colecciones privadas, a las que no se tiene acceso o están en bibliotecas de las principales capitales europeas.
Frente a la publicación, Betancur expresó que “este libro no es un libro, es un éxtasis, es una apoteosis, es una fiesta” y agregó que “ustedes no han hecho un libro, han hecho una canción”. Para Betancur, Joyas facsimilares es todo un homenaje a la belleza.
El expresidente Conservador es abogado egresado de la facultad de Derecho de la UPB y fue en el 2006 cuando hizo entrega a la biblioteca de los libros como gesto de agradecimiento con su alma máter, además como reconocimiento a los 70 años que cumplió la Universidad en el 2006. El 8 de septiembre de ese año fue inaugurada la Sala Belisario Betancur, un espacio que reúne ejemplares de gran valor documental y bibliográfico.
Igualmente, destacó la importancia de los libros y cómo han logrado sostenerse en el tiempo.
De igual forma felicitó al rector de la institución, Julio Jairo Ceballos Sepúlveda, por los 80 años que celebra la Universidad y por todo el trabajo que han realizado durante los últimos años.“Hicieron una hermosa Universidad en el contenido metafísico y antropológico de la palabra”, destacó Betancur.
Aunque Restrepo reconoce que la publicación es importante para el centro educativo y para agradecer al expresidente, lo más importante es la colección.
Y lo es, no solo por los 70 libros que aprecen destacados en Joyas facsimilares, sino también por los otros que hacen parte de la Sala y que son una fuente bibliográfica de valor histórico.
Es por esta razón que ella, como historiadora, se ha recorrido todos los rincones del muestrario y ha invitado tanto a sus estudiantes como a otros docentes a que la conozcan y la aprovechen.
Porque en esos libros viejos, como le dijo el profesor hace 10 años, es donde está la historia.
MATEO GARCÍA
Para EL TIEMPO
Medellín
Comentar