“El Pablo Tobón Uribe solo ha tenido dos directores en 52 años de historia: uno bueno y uno malo”, afirmó Andrés Aguirre Martínez, quien, pasó 22 de sus 65 años al frente de la institución. “A usted le tocó conversar con el malo”, aclaró.
(Lo invitamos a leer: Andrés Aguirre renunció a su cargo como director del Hospital Pablo Tobón Uribe)
El médico antioqueño anunció el pasado 11 de agosto que su etapa como director del ‘hospital con alma’ había culminado. Hasta este 30 de septiembre estuvo al frente de la institución que lo hizo brillar y donde se convirtió en una voz autorizada del sector.
Paisa, reflexivo, crítico, enérgico, de buen humor, escucha atenta y conversación ágil. Aguirre es un lector asiduo, estudioso y aplicado. Habla con metáforas y juegos de palabras.
Los elogios no terminan para este médico que hace unos días fue condecorado con la orden al mérito Juan del Corral grado oro del Concejo de Medellín por su entrega y decisión a la salud en Antioquia.
(Le puede interesar: Hay preocupación en Medellín por aumento en desnutrición crónica de menores)
En medio de su apretada agenda, que incluyó actos de despedida y reconocimientos, habló con EL TIEMPO sobre su retiro, su trayectoria profesional, el liderazgo, la salud en Colombia y la pandemia.
¿Cómo se dio la decisión de culminar su periodo como director?
Lo que pienso es que llevé al Hospital donde podía llevarlo. Al final, es más fácil saber cuándo no retirarse, por ejemplo, en medio de una pandemia o de una crisis. La fecha la debe poner uno por una razón muy sencilla: uno se va en el menos ‘pior’ de los momentos, porque no hay momento para irse. Yo recibí un regalo: la gente del Hospital me reconoció como su director, pero eso tenía caducidad, y lo debía devolver cuidándolo. Ahora lo entrego y espero que quienes me sucedan sean capaces de entender que es para servirle a la comunidad y seguir ayudando a tanta gente que nos necesita
¿Qué es lo más difícil de la decisión que tomó?
Lo más difícil es todo porque es una decisión trágica. Si a mí alguien me dijera que si existe alguna razón real objetiva para que me vaya… no la hay. Solo es la razón de no dejar que sea la vida la que me imponga un hecho y que yo salga como no quisiera salir.
¿Cuánto tiempo lleva preparando este momento?
Esto suena muy administrativo, pero una tarea permanente de buen gobierno es identificar a líderes de alto potencial. Se trata de tener a un grupo preparado para que el día de mañana, por ejemplo, puedan hacerle frente a un hecho intempestivo. Es una tarea que debe ser de años e incluso debe empezar desde el mismo día que uno llega a una posición de liderazgo. El líder debe tener esa generosidad porque lo importante no es quién dirige, es hacia dónde nos dirigimos.
Parece que esa tarea no se aplica en muchas empresas…
Dirigir es siempre un acto correlativo. Un buen liderazgo y una buena autoridad es entender que todos estamos aportando desde nuestras cualidades y nuestras virtudes. El jefe hace lo contrario. Piensa que es indispensable y que los demás son los que impiden el logro de los propósitos. Eso es desafortunado y la sociedad está llena de llena de ejemplos.
¿Cómo ve a los jóvenes en ese sentido?
Es parte de lo que estamos viendo hoy con el fenómeno, mal llamado, de los millennials, que no duran en las organizaciones. Si no duran es porque no le encuentran sentido. Simplemente lo ven como un acto transaccional, no hay un sentido de contribución de lo que está aportando a la sociedad.
Desde la Junta Directiva del Hospital Pablo Tobón Uribe, compartimos el comunicado oficial de la culminación como Director General del Dr. @andresaguirrem pic.twitter.com/O2M4llky9l
— Hospital Pablo Tobón Uribe (@HPTU) August 11, 2022
¿Por qué cree que pasa?
Creo que es una ausencia de liderazgo en muchos sentidos y arranco por el propio, entorno familiar y después el educativo, que terminan siendo a veces más técnico que formativo. También están imperando fenómenos de masas, influencers y caudillismos, que no invitan a pensar, simplemente venden ideas sin ningún tipo de crítica. Aunque quisiera decir que no podemos hacer generalizaciones, hay muchos jóvenes que dan ejemplo. En mi caso aprendo mucho de ellos.
En su caso, ¿Cómo influyó ese entorno familiar?
Yo siempre he dicho que uno no llega solo a donde llega. Mi mamá fue música y eso me dio un sentido estético y de la armonía. Y ver a un papá médico, dedicado a sus pacientes, influye. Él decía que no podíamos ser mediocres. A mí no me preocupa la mediocridad, me preocupa que todos los días la perfeccionemos (risas), porque nadie se las sabe todas. El problema es hacer de la ignorancia un proyecto de vida.
¿Usted es médico por su papá?
(Risas) Yo soy médico por mí.
Digo, que si usted quiso seguir ese camino...
Cuando salí de bachillerato, de 15 años, me presenté a ingeniería civil, mecánica, arquitectura, y medicina. A todas pasé y hay cosas que uno no hace tan racionales en su momento. Yo tenía inclinación por un montón de cosas y encontré que ese camino valía la pena. Sin duda que mi papá influye, pero nunca dijo ‘usted tiene que ser médico’. Por el contrario, muchas veces me dijo que pensara bien lo que iba a hacer.
¿Qué fue lo más duro de estudiar medicina?
Estudié en la Universidad de Antioquia. Fui el egresado con mejor promedio y como todo, necesité de esfuerzo y persistencia. Había una cosa muy dura: los amigos de otras carreras no tenían tanta dedicación como la mía. Fuera de eso, tomó más tiempo. Ellos tenían trabajo, plata, novias y yo todavía ‘sin cinco en el bolsillo’. Eso es una cosa importante: elegir siempre es renunciar. Si uno elige un camino, renuncia a otro montón de cosas.
Hoy 21 de septiembre nuestro Director Andrés Aguirre Martínez fue condecorado por el Concejo de Medellín con la Orden al Mérito Don Juan del Corral Grado Oro por su trayectoria internacional.
— Hospital Pablo Tobón Uribe (@HPTU) September 21, 2022
Nos sentimos orgullosos de nuestro Director @andresaguirrem pic.twitter.com/x6itCa2teP
¿Cómo llegó a este hospital?
Salí de la universidad y fui a presentar la hoja de vida a una entidad oficial. Mi abuelo paterno fue gobernador de Antioquia por el Partido Liberal y mi papá era una figura reconocida en una Medellín pequeña. En ese momento estaba otro partido y me dijeron ‘usted aquí sin política no puede ni siquiera entrar’. Por eso traje mi hoja de vida (risas), yo le debo mi responsabilidad a la política; empecé en el año 84.
¿Recuerda esos primeros días?
El hospital era pequeño, pero ya había una cultura de querer servir a las personas. Entré a una institución que sintonizaba con mi manera de ver la vida y por eso todos los días de mi vida en este hospital son felices. Eso no quiere decir que no haya problemas. ¡Claro que la felicidad no es ausencia de problemas! La felicidad es la razón por la cual estamos dispuestos a resolver y enfrentar los problemas.
¿Su nombramiento como director en qué circunstancias se dio?
Bueno eso hay que preguntárselo a la junta directiva.
Más bien le pregunto, ¿cómo tomó esa notica?
Con mucho susto, porque es más fácil ser subordinado, a tener que tomar decisiones que definen el rumbo de la entidad. El ámbito de influencia se aumenta, ya no estoy resolviendo mi vida y la de un paciente, estoy resolviendo la de 3.000 colaboradores y los enfermos que nos necesitan.
Hace un momento hablaba de los problemas y las dificultades ¿Hay alguno que recuerde en particular en estos 22 años?
No hay año en que no haya habido crisis. Pero en el 2017 confluyeron una serie de factores terribles. La cartera de la EPS aumentó y en el hospital habíamos tomado la decisión de crecer, por lo que teníamos deudas financieras. Ante el no pago, hubo que detener ese crecimiento. A veces, ver que no teníamos con qué pagarle lo justo a la gente fue muy difícil, pero se superó con creatividad y haciendo muchas gestiones.

El Hospital Pablo Tobón Uribe se ubica en la comuna 7, Robledo, en el noroccidente de Medellín. Es de origen privado, sin ánimo de lucro e inició labores en 1970 .
Esneyder Gutiérrez / Archivo EL TIEMPO
En todo ese recorrido también hay muchos momentos felices...
Hay centenares de momentos en estos años de dirección. Aunque hay uno que no ocurrió en el hospital, pero fue por causa él. Un día, en febrero de 2020, me llamó Luis Fernando Suárez, quien fue después gobernador encargado. Él me había oído que el Hospital quería ir a un espacio de reconciliación y me invitó a montarme en un helicóptero de la ONU con exguerrilleros para ir a Dabeiba. Fue un momento muy bonito y simbólico poder ayudarle a tanta gente que nos necesita y, sobre todo, que fueran reconocidos y acogidos, ellos querían ser escuchados.
¿Qué realidad encontraron allá?
Gente intentando salir adelante. Yo me sorprendí porque la mano que portaba armas, esa que los hacía sentir seguros, ahora era la quería estrechar otra mano. Y tenían la total decisión y convicción de que debe hacer eso. Es muy pedagógico ver que, efectivamente, la conversión humana, por llamarlo así, es posible
¿Cómo ha cambiado el sector salud en estos 20 años?
Como todo sector, es dinámico y Colombia ha avanzado en mejorar el derecho a la salud. Antes había muchas diferencias entre el régimen contributivo y subsidiado, pero la sentencia de la Corte cambia esa realidad. Hoy hay 56 instituciones acreditadas, algunas incluso internacionalmente. Se ha avanzado muchísimo la investigación, por ejemplo, lo que ha hecho el doctor Francisco Lopera con en el estudio de Alzheimer es una cosa que vale la pena mostrar.
Le tengo que preguntar por la reforma a la salud que quiere impulsar el nuevo gobierno. ¿Cuáles aspectos del sector cree que se deben transformar?
Es necesario que esté centrado en las personas y la comunidad. Un sistema que solo sea para inversionistas ya empezó con el pie izquierdo. En segundo lugar, se debe pensar, no solo en la salud individual, sino en la colectiva, hay unas capacidades de la salud pública que hay que volver a reforzar. Lo otro es que hay que pensar en el personal de salud, la gente está sometida a mucha presión. Por otra parte, Colombia tampoco tiene el número suficiente de camas hospitalarias y, además, deben ser de calidad. Y hay que seguir reforzando un sistema de sostenibilidad de los recursos, que son limitados.
¿Qué aspectos deben permanecer?
Mantener la cobertura. Creo que hay que cuidar mucho una cosa que yo lo voy a llamar la transaccionalidad del sector porque esto realmente influye. Aunque yo quisiera decir que, en este momento, mientras no haya una un texto definitivo, es mejor no opinar. Pero hay que ser muy cuidadosos, que el cambio realmente sea para mejor y que no vaya a generar traumatismos ni problemas, pero tampoco que deje las cosas como están. Realmente este statu quo está mostrando serios problemas y una serie de prácticas que deben abolirse en el sistema.
Urgencias @HPTU y su director @andresaguirrem pic.twitter.com/A2zOBujmfI
— Jaime Andrés Giraldo H. 🇺🇦 (@jaimeagiraldoh) September 29, 2022
Ya pasaron dos años y medios desde el inicio de la pandemia. ¿Cómo evaluaría el manejo que se le dio?
Hubo cosas que hay que aprender. Un país debería tener previstas unas capacidades para escalar en momentos de dificultad. Aquí, afortunadamente, tuvimos el apoyo del sector privado para la llegada de ventiladores, porque los que importó el gobierno llegaron después del primer pico. También hay que se cuidadosos con las cuarentenas, decisiones de esas fueron exageradas y crearon problemas adicionales. Con las alertas rojas se crearon cargas de enfermedad que se acumularon y que hoy estamos asistiendo. Otro error es que Colombia tiene una economía informal y el vendedor confinado tuvo hambre, eso enferma y crea fenómenos sociales que no se mitigaron. Al principio también fue un poco caótico la llegada de vacunas, poner una dosis era contestarle a 50 organismos de control. Muchos hospitales tuvieron problemas financieros, el gobierno creó el pago por disponibilidad, pero llegó cuando ya estaba el problema.
¿Cuál cree que es el legado que le deja al hospital?
Yo creo que el legado es una forma de vivir. He estado insistiendo mucho en el respeto profundo por la persona humana. Yo no lo llamo ni siquiera vocación de servicio, sino que cuando somos más personas vamos a poder servir más y mejor. Al final la gente fue la que hizo brillar al director del Hospital. Pero, nuevamente, el legado es pensar siempre en la persona como ser en proyecto, con una circunstancia y con unos anhelos que puede dar mucho si le ayudan a ser más.
Doctor, ¿qué consejo da a las nuevas generaciones?
Que la vida es un proyecto, que tiene que pensar que lo que se hace hoy tiene una consecuencia y que ese proyecto no puede ser aislado, la vida tiene que ver con los demás. Además, que piensen que la persona humana un enorme potencial de virtudes para florecer.
Cuando informó de su retiro, habló de proyectos personales, ¿qué viene para usted?
Enseñar, enseñar, enseñar. Para mí viene seguir estudiando. Yo pienso que uno es un aprendiz de la vida hasta el último momento, por eso mi proyecto es seguir cultivándome como ser humano. En donde pueda tener una mejor relación y un mejor vínculo, donde pueda ayudar sin tener la responsabilidad de una entidad. Y para enseñar, primero hay que ser, entonces seguiré en esa tarea.
¿En un aula de clases?
Donde me llamen, ya tengo por ahí varias, o bastantes, solicitudes que he dicho que sí, a otras que no; porque tampoco quiero sobrecargar mi vida.
(Consulte acá todas las noticias de Medellín y Antioquia de EL TIEMPO)
SEBASTIÁN CARVAJAL BOLÍVAR
Redactor EL TIEMPO Medellín
En twitter: sebbol@eltiempo.com
Comentar