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Medellín

La granja que da una segunda oportunidad a habitantes de calle

En la granja se cultivan principalmente lechugas, cebollas y flores. Algunos productos son comercializados en Mercados Campesinos.

En la granja se cultivan principalmente lechugas, cebollas y flores. Algunos productos son comercializados en Mercados Campesinos.

Foto:Jaiver Nieto / EL TIEMPO

Somos Gente 2 atiende a hombres, mujeres y población LGBTI que quieren dejar la vida en las calles.

Los labios pintados de rosa tenue. Los ojos remarcados con una línea negra. Aretes largos y una cadena dorada. Elementos todos que refuerzan la convicción de María de que aunque nació en el cuerpo de un hombre siempre ha sido una mujer.
La búsqueda de un mejor futuro la sacó de San Jerónimo (Occidente antioqueño), donde creció, y la llevó a Medellín. Allí tuvo una primera oportunidad cuando le dieron empleo cuidando a una mujer enferma, que pronto la acogió como una nieta más. Allí, también se vio perdida cuando su segunda abuela murió. Y fue entonces cuando llegó a las calles y durmió en ellas por primera vez.
Al principio, los alrededores del Jardín Botánico se convirtieron en el lugar donde pasó las noches. Después, fue subiendo algunas cuadras, hasta llegar al barrio Prado Centro. “No fue fácil. No estaba acostumbrada a vivir en las calles. Nunca he sido ‘cochina’, por eso, iba donde una señora que me dejaba bañar, a cambio de que le aseara todo el local de una panadería que ella tenía”, recordó.
A dormir en el asfalto, ver robos y presenciar peleas, se sumaba la discriminación que sentía por su decisión de no consumir drogas ni tener relaciones sexuales con otros habitantes de calle.
Asimismo, le cerraron las puertas de una fundación por su condición de transgénero, pero más tarde encontró en el Centro Día, uno de los programas para habitantes de calle, el primer paso para recuperar su vida.
María ya terminó su bachillerato, sueña con estudiar una tecnología y tener un empleo estable que le permita subsistir.

María ya terminó su bachillerato, sueña con estudiar una tecnología y tener un empleo estable que le permita subsistir.

Foto:Jaiver Nieto / EL TIEMPO

Hoy, a sus 25 años y después de varios meses en ese proceso, habla con tranquilidad desde la Granja Somos Gente 2, una iniciativa de la Secretaría de Inclusión Social, Familia y Derechos Humanos de Medellín, destinada a personas que quieren salir de su situación de calle y resocializarse.
Aunque María sabe que sus sueños no se van a cumplir en la granja, este es el lugar que le brinda la mejor opción para lograrlos. Además, entre hortalizas, árboles, gallinas y ese aire campesino se siente en el lugar en el que creció.
Su esperanza es encontrar un empleo estable, porque se rehúsa a dedicarse a la prostitución, como lo han hecho muchas de las transgénero que conoce.
“Yo creo que hay otras salidas, aunque a nosotras nos cierran muchas puertas en lo laboral. Sé que siempre van a estar las miradas y las burlas en la calle, mi abuelo y algunas tías no me aceptan, pero todo eso tiene que pasar”, puntualizó antes de volver a pelar cebollas con otra compañera transgénero.

Sé que siempre van a estar las miradas y las burlas en la calle

El caso de Julio César

De sus 55 años, Julio César Pérez ha vivido 20 como habitante de calle y más de uno en proceso de resocialización. Desde que está en la granja, hace cinco meses no se fuma un cigarrillo. El alcohol, la heroína, el basuco, los pegantes, entre otras drogas que consumía desde que era muy joven, quedaron en el pasado.
Mientras regaba la tierra con una manguera verde, contó lo gratificante que ha sido para él pasar de la discriminación y la estigmatización que vivió en las calles, a ser tratado con dignidad. De comer de los botes de basura a tener cuatro comidas al día.
De dormir en el cemento a tener una cama caliente en un hotel del centro de la ciudad que la Alcaldía de Medellín paga para los habitantes de calle que salen del trabajo de la granja. De estar alejado de sus seres queridos a recuperar el tejido familiar.
Julio César lleva 15 meses sin consumir drogas y ya empezó a recuperar los lazos con algunos de sus familiares.

Julio César lleva 15 meses sin consumir drogas y ya empezó a recuperar los lazos con algunos de sus familiares.

Foto:Jaiver Nieto / EL TIEMPO

“Además de las labores de la granja, tenemos psicólogos y trabajadores sociales que nos ayudan con trámites de salud, educación y vínculos familiares. He recuperado a mi mamá, mis hermanas y mis sobrinos. Y me están ayudando a recuperar la microempresa de computadores que tenía antes de caer en las calles”, anotó.
Como María y Julio César, 25 personas llegan todos los días, a las 7:30 a. m., a la granja para emprender actividades del campo o participar en actividades de apoyo psicosocial, dejan el lugar a las 4 p. m., para dirigirse al hotel al que deben llegar antes de las 8 p. m. 
La granja se ha convertido en el lugar donde no hay espacio para la discriminación, entre ellos mismos se han construido relaciones basadas en el respeto. Al menos así lo aseguraron ambos.

Un encuentro con el campo y la diversidad

Aunque la Granja Somos Gente 2 tiene capacidad para atender a 100 personas, actualmente hay entre 25 y 30 en proceso de resocialización. Allí pueden llegar hombres y mujeres entre los 18 y los 59 años, así como población LGBTI.
Ubicada en el corregimiento de San Cristóbal, al igual que la 1, la granja 2 acoge a habitantes de calle que ya comenzaron un proceso en el Sistema Integral de Atención al Habitante de Calle, donde tienen dormitorios y asisten a los centros de formación en educación básica y realizan actividades para su reintegración social y, en muchos casos, familiar y laboral.
De acuerdo con Adriana Murillo, directora del área productiva de ambas granjas, desde su entrega oficial a principios de junio de este año, se ha cultivado lechuga crespa verde y morada, lechuga romana, cogollo europeo, cebolla larga y puerro. Además, hay gallinas productoras y se practica la floricultura.
Los productos se comercializan en los mercados campesinos de La Presidenta, La Alpujarra y Ciudad del Río. Asimismo, hace 15 días, empezaron a venderlos en almacenes Éxito.

Hace 15 días empezamos a vender productos de las granjas en el Éxito

Las labores del campo buscan enseñarles responsabilidades y sentido de pertenencia”, indicó Murillo, quien añadió que durante el tiempo que permanecen en el lugar también participan en actividades sicosociales.
La Granja Somos Gente 2 comparte su sede con otro programa de la Alcaldía de Medellín destinado a atender personas que además de haber estado en situación de calle, tienen alguna enfermedad mental o condición de discapacidad.
Según algunas de las enfermeras del lugar, en este momento hay 140 usuarios que viven allí y con quienes se realizan diversas actividades, principalmente recreativas, artísticas, culturales, deportivas y de lectoescritura.
Para Juan Guillermo, uno de los beneficiarios, el contacto con la naturaleza es uno de los aspectos que más disfruta, así como los talleres de lectura y escritura, que le han permitido leer varios libros.
La Granja Somos Gente 2 comparte sede con atención a habitantes de calle con alguna discapacidad.

La Granja Somos Gente 2 comparte sede con atención a habitantes de calle con alguna discapacidad.

Foto:Jaiver Nieto / EL TIEMPO

Estos programas se suman a las distintas iniciativas que se desarrollan en la ciudad para atender a los habitantes de calle. De acuerdo con datos de la Alcaldía, en las dos granjas Somos Gente, se proyecta una inversión de 1.900 millones de pesos.
Estos dos lugares rurales que incluyen actividades productivas son modelo para otras ciudades del país, que han enviado delegaciones a conocerlas más de cerca, con el fin de buscar formas de replicarlas.
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