Ahora este lugar es un santuario para la preservación y conservación de las especies.
Guillermo Ossa / EL TIEMPO
Según Corpourabá, sobre el tramo del río Sucio, el cañón mide 46,3 kilómetros. Son 5.357 hectáreas divididas entre 18 veredas de Dabeiba y tres de Mutatá, en Antioquia.
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Mariposas multicolores vuelan de flor en flor extrayendo el néctar.
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La riqueza hídrica de la zona fue uno de los motivos, entre otros, para ser declarada de importancia ambiental y geoestratégica para el departamento de Antioquia.
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Aquí se encuentra una amplia variedad de ecosistemas que se regulan entre sí para evitar las superpoblaciones de otras especies.
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la importancia hídrica del lugar, la regulación climática y su belleza escénica fueron factores determinantes para que en julio pasado, mediante la ordenanza 30 de la Asamblea de Antioquia, se declarara el cañón de La Llorona como zona de importancia ambiental y geoestratégica del departamento.
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El Cañón, por sus condiciones climáticas y ambientales, es rico en una amplia variedad de ecosistemas.
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Comunidades indígenas han habitado el cañón de La Llorona desde tiempos ancestrales. Utilizan un viejo puente colgante para cruzar el río y llegar a su resguardo.
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A través de la Corporación para el Desarrollo Sostenible del Urabá se buscará trabajar de la mano de diferentes entidades territoriales y otros actores estratégicos para conservar la biodiversidad, los bienes y servicios ecosistémicos y establecer corredores biológicos que conecten áreas protegidas públicas, privadas y otras iniciativas de conservación entre sí.
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Por cualquier lugar que se mire hay naturaleza y vida en el cañón. Arañas, reptiles, anfibios, mamíferos y pequeños moluscos enriquecen estos bosques.
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Ubicado a 230 kilómetros de Medellín, esta reserva cubre un área de 5.843 hectáreas.
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Cada especie juega un papel vital en la biodiversidad de esta reserva natural. Desde el ser más pequeño hasta el más grande tiene una función importante en los ecosistemas.
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La belleza del cañón fue opacada durante muchos años por el conflicto armado. A 230 kilómetros de Medellín, el cañón de La Llorona llegó a ser considerada una zona roja y fue sitio de constantes enfrentamientos entre el Ejército y la guerrilla de las Farc.