Una emblemática casa, que por más de 10 décadas fue un sitio de encuentro para escritores, poetas, artistas y políticos, tendrá una nueva cara después de permanecer cerrada durante siete años por culpa del deterioro y el riesgo para los vecinos.
La edificación, que refleja un ambiente familiar, dejó las grietas, las paredes amarillas, los utensilios y los portones viejos para llenar de color, historia y música, una esquina que por muchos años sirvió de paradero a viajeros que transitaban por el occidente antioqueño.
La tradición de las bailarinas, de los juegos de póker y billar, las conversaciones entre intelectuales y el sonido de las copas al brindar quedarán en la memoria de quienes lograron disfrutar del establecimiento patrimonial.
La carpa amarilla, que estuvo tapando por mucho tiempo la obra y que parecía nunca iniciar, fue retirada y ahora se observa la nueva apariencia de un espacio para la cultura.
Un nuevo asfalto de piedras en la entrada y grandes salas adornadas con murales alusivos a la época, recibirán a propios y foráneos.
Se trata de la fonda El Jordán, un monumento histórico fundado en 1891 que se convertirá en febrero próximo en un centro de documentación musical a partir de una restauración integral liderada por la Alcaldía de Medellín y la Fundación Ferrocarril de Antioquia.
Ovidio Arango Cadavid, vecino de la fonda, recuerda que este lugar, ubicado en el barrio Robledo, era un sitio que recibía a varias generaciones. “Allí se encontraban grandes personajes reconocidos, como la familia Burgos”, describió.
La restauración de El Jordán, aseguró Juan Carlos Sánchez, subsecretario de Cultura Ciudadana, se debe a la afectación en su infraestructura.
Además, en cumplimiento de una normativa recibida con indicaciones de riesgo de seguridad por parte del Departamento Administrativo de Gestión del Riesgo de Desastres (Dagrd).
Los escombros y las pequeñas plantas que crecieron allí, solo quedan en fotografías.
La propiedad, que antes era de carácter privado, fue comprada hace cinco años por la Administración Municipal que en el 2015 decidió intervenir el predio y suscitar un nuevo punto de interés cultural.
“La restauración de la obra da paso a un nuevo motor de desarrollo social y cultural para el sector y para toda la ciudad”, afirmó el subsecretario de Cultura ciudadana.
Más de 2.500 millones de pesos se invirtieron en la restauración. La suma corresponde a parte de los impuestos pagados por los habitantes de Medellín.
La obra constructiva ya finalizó y lo que falta, dijo Sánchez, es la dotación.
Las tejas viejas y rotas han sido reemplazadas, las unidades sanitarias y los pisos se aprecian más modernos, y el sistema eléctrico que tiene total cobertura, ya está listo.
El Jordán, patrimonio de la ciudad, por petición de los vecinos conservará los valores estéticos como los murales, que han sido característicos de la fonda desde hace más de 120 años de construcción.
Un atardecer tenue, con montañas y un lago plasmado en una de las paredes, sigue allí, aunque ahora el ambiente que se respira es otro.
Durante la restauración, la única dificultad que se tuvo fue la obtención de una licencia, que generó tardanza, contó el funcionario de la Secretaría de Cultura Ciudadana.
Después de la entrega, se tiene previsto dar inicios controlados a este nuevo centro. Asimismo, profesionales en seguridad y aseo, catalogación, sistematización, documentación musical, exposiciones y gestión cultural y social acompañaran a los usuarios.
Conocer la historia musical de Medellín es la actividad principal que tiene la casa con su nueva temática, dejando atrás la costumbre de desinhibirse con baile y cervezas de quienes en algún momento frecuentaron el lugar.
HANIER ANTURI RAMÍREZ
Para EL TIEMPO
MEDELLÍN