Luz Adriana Bedoya sueña con la paz, no quiere que más familias vivan el dolor y la angustia de tener un familiar desaparecido. Lleva 14 años buscando a su sobrino, que desde un día de octubre del 2012 no volvió a su casa, en la comuna 13 de Medellín.
“Nosotros denunciamos y pedimos ayuda, pero no hemos tenido noticias de él. No pararemos de luchar porque ese dolor solo se irá cuando sepamos que sucedió”, cuenta la mujer.
Tras la desaparición de Camilo Marulanda Bedoya la vida de Adriana, que en ese momento tenía 20 años, cambió. Sus convicciones y sus luchas se enfocaron en llamar la atención sobre las consecuencias que trae la violencia.
Por eso el pasado lunes se reunió con sus compañeras y amigas del colectivo Mujeres Caminando Por la Verdad, en el Teatro Pablo Tobón Uribe, donde fue transmitida la firma de la paz.
Allí celebró la oportunidad que tiene el país para reconstruir sus instituciones desde la paz. “Yo estoy acá porque creo y no quiero que otras familias tengan que vivir con ese dolor”, dice.
En el teatro, entre conversaciones, risas y voces de alegría, se congregaron, como Adriana, líderes de organizaciones de víctimas, activistas de los derechos humanos y ciudadanos del común, para vivir la fiesta de la paz.
Según Sergio Restrepo, director del Pablo Tobón Uribe, la firma del proceso de paz es un hecho histórico, con diferentes posiciones que enriquecen el proceso y le dan cabida a la creación de una sociedad más democrática.
“Hoy estamos congregados en la zona de distención, cómo fue llamado el teatro, para dar la bienvenida a la paz”, agrega Tobón.
Para Bedoya, la unión en torno a la paz le da esperanza de algún día poder saber de Camilo.
PAOLA MORALES ESCOBAR
MEDELLÍN
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