En el 2006, con un diseño que se basa en cajas de contenedores fabricadas en concreto vaciado y dispuestas de manera escalonada, se entregó el Parque Biblioteca Presbítero José Luis Arroyave, en San Javier, un territorio que por muchos años estuvo en la lista de las zonas del país con más afectación por explosivos y que fue escenario de operaciones militares como la Orión y la Mariscal.
Después de aquella época de conflicto, en el sector, ubicado en el occidente de Medellín, se respira otro ambiente. Los ejercicios de memoria a las víctimas, de resistencia y de tejido social se realizan desde el 2014 en la huerta del Parque Biblioteca San Javier, que lleva el nombre de un sacerdote asesinado por paramilitares encapuchados.
Al ingresar al Parque Biblioteca es imposible ignorar la gran zona verde que hay y no es extraño que sea la más grande de los nueve Parques Biblioteca que componen el Sistema de Bibliotecas Públicas de Medellín.
Hace tres año, durante la conmemoración del Día del Árbol, se empezó a gestar la huerta cuando varios habitantes de la comuna 13 decidieron plantar. “Empezamos sembrando un árbol en una de las aceras internas de la biblioteca. Ese día se hizo una jornada con otras entidades. A partir de ahí, se comenzó a reverdecer y la comunidad a apropiar”, contó Daniela Agudelo Berrío, gestora social y cultural del Parque Biblioteca San Javier.
Quienes iban y venían en los vagones del Metro de Medellín apreciaban desde la lejanía un territorio “pelado” con tierra de color naranja y sin plantas. La llegada de la huerta cambió la imagen del Parque Biblioteca y se creó un sitio de encuentro para los habitantes de San Javier. Allí, algunos leen, juegan cartas, disfrutan la vista de las laderas de la ciudad o simplemente se esconden de los rayos del sol bajo un árbol.
Según Yenny Marcela Valencia, técnica social y cultural del Parque Biblioteca San Javier, la comunidad de la 13 busca la biblioteca y le da trascendencia, es decir, que no solo se convierte en un espacio para buscar información, sino también para la cultura y el encuentro.
“La biblioteca propicia unos espacios y las huertas se vuelven unas escuelas silenciosas, donde las personas trabajan con temas o módulos que proponemos”, indicó Valencia, quien agregó que en la gran zona verde es normal encontrar ciudadanos que saben sobre agricultura y delegados del Área Metropolitana que hacen conversatorios.
La biblioteca propicia unos espacios y las huertas se vuelven unas escuelas silenciosas.
Ahora, la huerta del Parque Biblioteca San Javier es mucho más que un territorio que algún día causó dificultad en la siembra por ser una tierra con hierro, compacta y árida. Del difícil proceso de remover y abonar hoy se recogen cosechas de auyama, pepino, limoncillo, pronto alivio, espinaca y papayo.
“El trabajo fue muy duro. Las personas que han seguido la huerta la ven con cariño. Si bien, nosotros abrimos espacios cada semana para la siembra, a veces vemos personas que le trabajan y no nos enteramos”, dijo Agudelo.

Las jornadas de siembra se hacen cada semana. Aunque consideran que se le debe invertir más tiempo.
Esneyder Gutiérrez
El año pasado, el Sistema de Bibliotecas Públicas de Medellín con el proyecto ‘La tierra para quien la siembre’ ocupó el tercer lugar en el Premio Bibliotecas Verdes que entrega la Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios y Bibliotecas (IFLA).
Según el jurado calificador, el merecimiento se debió a que el proyecto estaba bien estructurado y a la apropiación ciudadana sobre las huertas.
Por otro lado, el Parque Biblioteca San Javier, con la propuesta ‘Agroteca, más allá de la huerta’ ganó como mejor iniciativa de bibliotecas verdes dentro de la Red de Bibliotecas de la Fundación EPM.
“La huerta de nuestro Parque Biblioteca ganó porque articula otros procesos de la comuna 13. En San Javier hay una idea de siembra asociada al conflicto”, indicó la gestora social y cultural del Parque Biblioteca San Javier.
Por lo pronto, en la huerta del complejo urbanístico ubicado en el occidente de Medellín se realizan manifestaciones culturales como grafitis y Cuerpos Gramaticales, un performance en el que se sembraron 100 cuerpos durante seis horas para hablar de los desaparecidos y del dolor.

El colectivo Agroarte se ha apropiado de la superficie arbórea.
Esneyder Gutiérrez
HANIER ANTURI RAMÍREZ
hanant@eltiempo.com
Para EL TIEMPO
MEDELLÍN