La capital antioqueña vive otra contingencia ambiental. A pesar de que el viernes pasado se levantó la alerta roja por la mala calidad del aire, declarada por tres días, la ciudad volvió al estado de prevención y lo mantendrá hasta el 7 de abril.
Las altas emisiones de material particulado y las condiciones meteorológicas de marzo, agravadas por la topografía del valle de Aburrá, generaron el episodio crítico. La alerta se declaró el martes pasado, luego de 11 días en estado de prevención por los altos índices de contaminación atmosférica.
Las 18 estaciones de medición de calidad del aire del valle de Aburrá fluctuaron esta semana entre los 11 y los 68 microgramos por metros cúbicos de material particulado PM 2,5, las más perjudiciales para la salud, pues, por su microscópico tamaño, son respirables y pueden llegar al pulmón o al torrente sanguíneo. La recomendación de la Organización Mundial de la Salud es que la cifra no supere los 25 microgramos. Así lo explicó Rita Almanza, líder epidemióloga de la Secretaría de Salud.
En la contaminación inciden dos aspectos: emisión de gases contaminantes y condiciones meteorológicas. Esta es una de las épocas críticas en Medellín, pues desde el 2015 se presentaron contingencias ambientales durante marzo y noviembre.
Esto se debe, según los expertos, a que en marzo se vive una época de transición entre los periodos secos y lluviosos y supone altos índices de nubosidad que obstaculizan la radiación, el suelo no se calienta y la polución no asciende ni se dispersa.
Según Carlos David Hoyos, director del Sistema de Alerta Temprana de Medellín y el valle de Aburrá (Siata), los reportes indican condiciones meteorológicas adversas hasta la otra semana.
“El 80 por ciento de la contaminación de Medellín es emitida por fuentes móviles”, aseguró el alcalde de la ciudad, Federico Gutiérrez.
Las volquetas y los camiones son los que más contaminan (59%), luego siguen las 750.000 motos que circulan por el territorio diariamente (23 %), después los buses (10 %), los vehículos particulares (6 %) y, por último, los taxis (2 %).
Las volquetas y los camiones son los que más contaminan (59%), luego siguen las 750.000 motos que circulan por el territorio diariamente (23 %)
“En los controles de emisión de gases, entre el 40 y el 50 por ciento de los vehículos evaluados no pasan las pruebas”, explicó Gutiérrez.
El crecimiento del parque automotor también tiene efectos importantes. Mientras en el 2005 circulaban por Medellín 478.000 vehículos, en el 2016 se reportó el tránsito de 1’400.000 vehículos. El 90 por ciento son carros y motos.
Los efectos de las fuentes móviles en el medioambiente se ven reflejados en los resultados de las medidas adoptadas por las autoridades durante la contingencia. Solo en los tres días de alerta roja dejaron de circular más de 160.000 vehículos y hubo una reducción de microgramos de partículas contaminantes del 45 por ciento, según el secretario de Medio Ambiente de Medellín, Sergio Orozco.
El pico y placa en horas de la mañana, durante la alerta, operó entre las 5 y las 10 a. m., lapso en el que se evidenciaron las reducciones más altas de contaminación.
La medida consistió en el aumento de dos dígitos y tres horas, lo que obligó a los ciudadanos a utilizar otros medios de transporte. El metro reportó un incremento de pasajeros de un 9 por ciento.
Además, otro efecto de las medidas fue la disminución del 34 por ciento en los accidentes de tránsito, según el secretario de Movilidad, Humberto Iglesias.
Ante el llamado de la Procuraduría General de la Nación y de la Alcaldía de Medellín para enfrentar la crisis ambiental, el pasado 2 de febrero se firmó el ‘Pacto por el aire’, en el que participan diferentes sectores económicos y sociales.
Ecopetrol, por ejemplo, anunció el 2 de marzo que abastecería a la capital antioqueña con un diésel de mejor calidad durante los periodos críticos (marzo-abril y octubre-noviembre), bajando los niveles de azufre a 18 y 23 partes por millón. Desde ese mismo día, en la ciudad se empezaron a repartir 800.000 barriles de diésel con mejores especificaciones.
Para Santiago Ortega, profesor de la Universidad EIA, el anuncio es un avance significativo y demuestra un compromiso real por parte de la petrolera. Sin embargo, y entendiendo los límites económicos de Ecopetrol, cree que la Alcaldía debe comprometerse más allá de eso para generar cambios duraderos.
“La apuesta por una movilidad eléctrica es una necesidad urgente”, aseveró.
Un grupo de habitantes de Medellín coinciden en que las acciones deben ser más contundentes y se deben aplicar no solo en los periodos de contingencia. Pero otra parte de la ciudadanía reclama por no poder circular libremente, argumentando pérdidas económicas.
“El problema radica en el sistema de movilidad tan deficiente que tenemos y nos muestra que jugamos muy cerca de los límites. En cualquier momento hay algún cambio en las condiciones atmosféricas y caemos nuevamente en contingencia”, dijo Alejandro Álvarez, profesor de Ingeniería de la Universidad Eafit.
El 20 por ciento del material contaminante en Medellín es producido por las fuentes fijas. Según María del Pilar Restrepo, subdirectora del Área Metropolitana del valle de Aburrá (Amva), el sector industrial de la ciudad tiene 1.747 fuentes fijas, de las cuales 153 emiten partículas PM 2.5.
Durante el estado de prevención, aseguró Restrepo, se incrementaron en un 54 por ciento las visitas de control a estas empresas. En este periodo se cerró una fuente de emisión de gases, pues excedía la cantidad de contaminantes permitida. Durante la alerta roja, se llevaron a cabo tres operativos de verificación de industrias y se cerraron cuatro fuentes.
VALENTINA VOGT
Para EL TIEMPO
Medellín
En Twitter: @ValentinaVogt
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