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Medellín

Ituango: entre emergencia de hidroeléctrica y el acecho de los armados

Autoridades patrullan a diario el municipio luego del alza de homicidios en lo que va del 2018.

Autoridades patrullan a diario el municipio luego del alza de homicidios en lo que va del 2018.

Foto:Esneyder Gutiérrez / EL TIEMPO

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Comerciantes denuncian que la contingencia les ha dejado pérdidas. Homicidios aumentaron en 444 %.

Sentados en una de las esquinas del parque de Ituango, un pueblo incrustado en las montañas del norte de Antioquia, siete coteros esperan que la suerte les sonría con la llegada de un camión lleno de mercancía. Su deseo es poder descargarla para ganar el dinero que les permite comer y sostener a sus familias. Ese ha sido su oficio por años, pero hoy, dicen, es un milagro que puedan trabajar. La única opción que tienen es quedarse atentos por si aparece un vehículo, pues son 20 los hombres del lugar que se dedican a esta labor. Y no hay trabajo para tanta gente. No hay trabajo para casi nadie.
Esa, sumada al recrudecimiento de la violencia, es la realidad que viven los habitantes del municipio, quienes sufren las consecuencias de la falta de oportunidades. Y sienten los males que les trajo la contingencia de Hidroituango, proyecto que pasó de ser la promesa del progreso a la obra que cambió su cotidianidad, desde mayo pasado.
Jorge Torres deja ver en sus músculos bronceados el esfuerzo de años de subir y bajar cajas y costales de los camiones, en épocas en las que llegaban constantemente cargas de alimentos, materiales para construcción, abono para agricultura, entre otros productos. “Pasamos de ganar hasta 500.000 pesos en una semana a lograr solamente 50.000 o 60.000 pesos. Eso no nos alcanza para pagar servicios, arriendo, mercado, estamos muy mal, a mí me ha tocado pedir”, cuenta Torres, al tiempo que sus compañeros le dan la razón. Todos pasan por la misma situación.

Pasamos de ganar hasta 500.000 pesos en una semana a lograr solamente 50.000 o 60.000 pesos. Eso no nos alcanza para pagar servicios, arriendo, mercado, estamos muy mal, a mí me ha tocado pedir

Desde que las obras en la hidroeléctrica fueron afectadas por dificultades, Ituango no sufrió el temor de la llegada de una creciente, pues está ubicado aguas arriba, pero se vio inmerso en la imposición de un nuevo modelo de vida al que sus pobladores no estaban acostumbrados.
No estaban acostumbrados al desabastecimiento de productos de la canasta familiar, al bajonazo del comercio, a quedarse con las cosechas que no pueden vender ni a vivir en un pueblo con portería. Entrar y salir del municipio les causa estrés y complicaciones desde que el problema en la hidroeléctrica les inundó el puente Pescadero, ícono de los ituanguinos y medio de movilización principal.
Ahora, deben cumplir horarios para movilizarse desde y hacia sus hogares. Del parque salen los buses que llevan a las personas a la primera portería, la que los conecta directamente con la obra y que queda a una hora de camino. Una estrecha vía, aunque pavimentada, hace difícil la movilidad. Al paso, varios derrumbes de tamaños diversos obstaculizan el tránsito, especialmente de los vehículos más grandes, razón por la cual los camiones no volvieron con la misma frecuencia.
Los habitantes de Ituango piden no ser estigmatizados y dicen que en el pueblo la mayoría son personas de bien.

Los habitantes de Ituango piden no ser estigmatizados y dicen que en el pueblo la mayoría son personas de bien.

Foto:Esneyder Gutiérrez

De esta portería no pueden pasar sin que empiecen las caravanas, las cuales salen cada dos horas desde las 4 de la mañana hasta las 8 de la noche. Cuando se abren las puertas, empieza otro largo camino que cruza incluso por el corazón de la megaobra.
La otra portería les da vía libre para salir hacia Medellín. De regreso, sucede lo mismo, pero desde las 6 de la mañana hasta las 10 de la noche. Aunque lamentan los perjuicios que esta situación les causa, son conscientes de que la medida fue asumida por EPM para proteger su integridad y no causar un completo caos en las labores que se desarrollan en el lugar. No es difícil perderse por los intrincados caminos de este proyecto gigante con caminos y túneles diversos.
Para María Eugenia Durango, secretaria de Asocomunal, esta situación los hace sentir encerrados y se suma a la ya existente limitación para desplazarse en el mismo municipio, pues la presencia de distintos grupos armados ilegales (Ver anexa) no les permite ir a las veredas libremente. “Hace mucho pasé por ahí, me sentía totalmente perdida en esa megaobra y me dio mucho miedo encontrarme tan indefensa con mi familia, dije que no volvía a pasar por ahí, y desde entonces no he salido del pueblo”, cuenta la mujer.

Hace mucho pasé por ahí, me sentía totalmente perdida en esa megaobra y me dio mucho miedo encontrarme tan indefensa con mi familia, dije que no volvía a pasar por ahí

Un agricultor de la zona, quien pidió reservar su nombre, relata que gran parte de la producción se está quedando en las veredas y que, inclusive, han tenido que repartir algunos alimentos entre los habitantes. Para él, la ausencia del puente Pescadero no solo afecta la economía y la movilidad, sino también parte de la identidad del municipio, pues recuerda cómo se gestó la historia del lugar desde tiempos de los arrieros.
Mientras tanto, continúan asumiendo los costos de un trayecto más largo, que genera un tiempo de desplazamiento tan demorado, que a duras penas pueden salir y regresar al municipio en un mismo día, cuando se dirigen a Medellín. Varias personas cuentan que el viaje que antes se demoraba cinco horas, hoy tarda incluso ocho.

Los transportadores de carga hemos sufrido en todo su esplendor las dificultades de Hidroituango

Un comerciante de la zona, que también solicitó reservar su identidad, explica que el 21 de agosto tuvieron una reunión con representantes de EPM y lograron que se aumentaran las caravanas cada dos horas (saliendo a las 4 a. m. y regresando a las 10 p. m.), pero también trabajarán en planes para mantener en buenas condiciones la única vía por que transitan y habilitar la presencia permanente de personal que atienda a los conductores cuando sus vehículos sufran daños en el trayecto por la obra. El 7 de septiembre, habrá una nueva reunión de seguimiento.
Entre los pobladores ronda el temor de que pase alguna emergencia y se vean en aprietos para salir de emergencia. El miedo es mayor porque solo tienen una vía de acceso, lo que alimenta una de las peticiones urgentes de los habitantes a los gobierno departamental y nacional para que hagan realidad la construcción de al menos una vía alterna.
Buses salen desde el parque con las personas que necesitan llegar a la portería de la obra para pasar en las caravanas hacia Medellín.

Buses salen desde el parque con las personas que necesitan llegar a la portería de la obra para pasar en las caravanas hacia Medellín.

Foto:Esneyder Gutiérrez

De acuerdo con Felipe Muñoz, director de Gestión Gremial de la Asociación de Transportadores de Carga (ATC), a Ituango lo abastecen 35 camiones, cuyos propietarios han tenido pérdidas millonarias, en tanto que por el estado de la vía, cuando suben al municipio, dañan al menos dos llantas y reponer cada una cuesta un millón de pesos. Eso los deja sin ninguna ganancia, a lo que se añade que ya no hacen el mismo número de viajes mensuales. “Los transportadores de carga hemos sufrido en todo su esplendor las dificultades de Hidroituango, nos están dejando por fuera de las soluciones sociales. De la misma forma como suben a los buses al ferri tienen que subir los vehículos de carga porque es un servicio público para la comunidad de Ituango”, considera.
Al respecto, la empresa EPM informa que desde el inicio de la contingencia, han transportado en las caravanas viales a 14.671 personas y se han movilizado 5.652 vehículos. Entre tanto, a través de movilidad fluvial se han transportado 42.887 personas y transbordado 6.053 vehículos a través de cinco lanchas y el ferri La Tranquilidad, el cual mide 26,35 metros de largo por 6,82 metros de ancho, y tiene capacidad para el transporte de vehículos livianos y pesados, así como de pasajeros.
No obstante, pese a las medidas y a que muchos habitantes expresan que no están en contra del proyecto hidroeléctrico, los perjuicios se mantienen hasta que se encuentren soluciones profundas.
Las personas han cambiado su estilo de vida ante la contingencia en Hidroituango.

Las personas han cambiado su estilo de vida ante la contingencia en Hidroituango.

Foto:Esneyder Gutiérrez

Violencia, el peor problema

Para el padre Carlos Ignacio Cárdenas, sacerdote de la parroquia Santa Bárbara del municipio, las afectaciones por la contingencia en Hidroituango son el menor de los dos grandes problemas que tienen los habitantes. El mayor y más preocupante es el recrudecimiento de la violencia en el territorio, que por ser un lugar estratégico para el narcotráfico y otras actividades delictivas, se disputan varios grupos armados ilegales. Analistas explicaron que allí hay presencia del Eln, el ‘Clan del golfo’ y sus disidencias, las disidencias de las Farc y la banda delincuencial los ‘Pachelly’, que opera en el norte del valle de Aburrá.
El incremento de homicidios está desbordado. Según datos del Departamento de Policía de Antioquia, entre el primero de enero y el 22 de agosto de este año se registraron 49 asesinatos, de los cuales 45 ocurrieron en las zonas rurales. Esto representa un incremento del 444 por ciento, respecto al mismo periodo de 2017, que registró 9 casos. Esta situación también ha generado un aumento del desplazamiento de familias enteras que huyen por amenazas y por temor a que sus hijos sean reclutados.
Personas del pueblo relataron que en ocasiones, cuando van por el territorio, se encuentran retenes ilegales y que algunos visitantes han dejado de ir por esta causa al municipio. La violencia también influye en las pérdidas del comercio y el desempleo, pues algunos pobladores contaron que muchas veces no se pueden movilizar a las fincas de las veredas a trabajar sin permiso de estos grupos ilegales. El sacerdote indicó que también hay aumento de las extorsiones, principalmente a comerciantes y transportadores.
La deserción escolar es otra de las preocupaciones en el municipio. De acuerdo con el gobernador de Antioquia, Luis Pérez, hay alrededor de 50 jóvenes que se han vinculado a estos grupos armados, que les han ofrecido dinero. Por su lado, el secretario de Educación de Antioquia, Néstor Restrepo, indicó que de un total de 5.044 estudiantes matriculados en el municipio, 540 han dejado la escuela.
HEIDY TAMAYO ORTIZ
Enviada especial EL TIEMPO
Ituango
En Twitter: @Heiditamayo
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