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Medellín

En cárcel de Envigado, presos tuvieron un instante de libertad

Valiéndose de un español básico, Maull compartió su método con un grupo de reclusos de la cárcel de Envigado

Valiéndose de un español básico, Maull compartió su método con un grupo de reclusos de la cárcel de Envigado

Foto:Esneyder Gutiérrez. Para EL TIEMPO

El programa Caminos por la Libertad ha estado en más de 86 centros penitenciarios en el mundo

Cualquier humano puede cambiar, si se cansa de la mala vida. Pero, necesita elementos: educación, por ejemplo, u otras herramientas como entrenar la mente”. Así piensa Fleet Maull, un maestro de la meditación, consultor, capacitador, emprendedor social, pacificador y, además, creador del programa Path of Freedom o Caminantes por la Libertad.
Maull estuvo en el Patio 3 de la Cárcel Municipal de Envigado, a un costado del Concejo. Un pequeño centro penitenciario con 121 internos y 21 guardias de seguridad.
Maull, quien sabe lo que es estar preso, llegó al encuentro gracias a la unión de la fundación Interna.mente, mediante su programa Path of Freedom Colombia y el Instituto Prison Mindfulness.
En el centro de reclusión envigadeño dirigió un experimento del que se esperan resultados tangibles: que los reclusos encuentren paz entre los muros y las rejas. Pero que, ante todo, no tengan que regresar a la cárcel.
El programa se basa en la práctica de Mindfulness. Esta puede considerarse una filosofía de vida que incluye la práctica de la meditación junto a varias técnicas de relajación, más el cultivo de la atención plena o conciencia plena, con aprendizajes de inteligencia emocional.
Alcanzar ese conocimiento es posible con prestar atención al cuerpo y a la respiración de manera consciente y repetitiva, para que cuando la mente se vaya se pueda traer de regreso una y otra vez, teniendo una conciencia y capacidad de hacer las cosas bien.

Que cuando las mentes de los presos, o de las personas que trabajan a su lado, estén sometidas a un gran estrés puedan tomar buenas decisiones que los lleven a obtener mejores resultados

Estos ejercicios fueron practicados por los reclusos de la cárcel de Envigado guiados por Maull, después de que contaran su propia experiencia de vida tras las rejas.
Este adiestramiento, dijo Maull, permitirá a los reclusos tener la capacidad de tomar decisiones buenas por su propio interés, en vez de estar viviendo de una manera reactiva.
Que cuando las mentes de los presos, o de las personas que trabajan a su lado, estén sometidas a un gran estrés puedan tomar buenas decisiones que los lleven a obtener mejores resultados, que respondan y no reaccionen para que no tengan que regresar a la cárcel”, explicó el creador del programa.
El mismo que ha estado en más de 86 centros penitenciarios alrededor del mundo, donde ha dado a conocer el método que, aseguró, ha generado cambios significativos en la salud mental de los internos y trabajadores en reclusorios.
Para el experto, todos los seres humanos tienen una programación del cerebro formada en la infancia y se basa en la cultura, las creencias, los pensamientos, los impulsos y las emociones.
Somos unas criaturas de hábitos que actuamos de una manera mecánica”, agregó. Por esa razón, para Maull, es que las personas regresan a la cárcel: ellos tienden a cometer los mismos errores de manera inconsciente. Y esto es negativo para ellos y para las comunidades.

Somos unas criaturas de hábitos que actuamos de una manera mecánica

Entonces, parte del reto propuesto es lograr que las personas entiendan que cuando hay una acción, esta trae consecuencias y, a su vez, conlleva impactos para otros.
Es, también, comprender que cuando la acción es negativa siempre traerá problemas y es el origen de que las personas lleguen al mismo sitio, al mismo lugar, como en el caso de los reclusos lo es la cárcel.
Algunos de los internos han crecido en barrios populares, pobres, con poca educación, con familias que viven en la drogadicción o el alcoholismo, con mucho sufrimiento y traumas que los han programado negativamente. Por tanto, según Maull, lo que se debe hacer es cambiar la programación del cerebro de cada persona. Y esto se puede lograr con diferentes técnicas para que el cerebro sea más eficiente, más positivo, resiliente y con capacidad de tomar mejores decisiones para la vida.
La intervención en el taller, la inició Maull dando gracias a los reclusos por recibirlo. “Somos hermanos, yo he estado en su situación en mi país”, dijo.
Maull fundó Prison Dharma Network (ahora Prison Mindfulness Institute) en 1989, mientras cumplía una condena mínima obligatoria de 14 años por tráfico de drogas en una instalación médica de máxima seguridad en esa prisión federal.
En esa penitenciaría fue donde Maull creó este programa de atención plena, Mindfulness, e inteligencia emocional, y tuvo la posibilidad de desarrollar y poner todos sus conceptos en práctica.

Somos hermanos, yo he estado en su situación en mi país

Dirigió un grupo de meditación dos veces por semana en la capilla del lugar, hasta 1999 cuando recuperó su libertad.
Luego contó que su hijo, que tenía 9 años para cuando cayó preso, fue su gran motivación para darle un giro a su vida y tomar el control definitivo de ella.
Por eso -les dijo- si se quiere cambiar, hay que respirar profundo para calmarse. Despertar, pararse y tomar otras decisiones que les permitan tener una atención plena sobre qué se debe hacer para obtener otro resultado diferente”.
Mateo Vasco Espinosa, un joven recluso que llegó hace tres meses a la cárcel de Envigado, fue uno de los hombres que estuvo en el programa del exprisionero.
Vasco se encuentra sindicado por Ley 30, estupefacientes, y espera salir en 15 meses y aplicar las enseñanzas y manejar sus impulsos para nunca más regresar a una prisión.
“Esto que viví es una manera de salir de tantas cosas que tenemos en la mente los presos, de esa mala programación mental que tenemos, como dice el profesor. Yo quiero fortalecer mi mente, aprender más sobre el programa, manejar mi vida”, aseguró.
Estas técnicas, de acuerdo con Maull, ya se están implementando en escuelas, colegios y universidades de otros países, pero también la practican deportistas, las grandes empresas, policías y militares.
Ya que es un entrenamiento básico humano, todos tenemos atención plena, pero podemos tener más y nuestras vidas van a marchar mejor”, agregó el embajador de paz de las prisiones del mundo.
ESNEYDER GUTIÉRREZ
Para EL TIEMPO
MEDELLÍN
Twitter: @esneyderfoto
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