Mientras María Yaneth Ríos Uribe, quien trabaja en el Pueblito Paisa, conversaba con alguien y le contaba sobre la realidad del lugar, otra persona entró al local y comenzó una pequeña conversación:
—Ayer te estuve buscando por la noche.
—No mija, yo me fui temprano, yo acá no me vuelvo a quedar hasta las 11 de la noche. ¿Para qué se va a quedar uno?—, respondió la otra mujer.
Dicen que toda persona que visita Medellín tiene que ir al Pueblito Paisa, que si no va, es como si no hubiera estado en la ciudad de ‘la eterna primavera’.
Es una especie de culto a Medellín y a la cultura antioqueña llegar a la cima del cerro Nutibara para ver una réplica exacta de un típico pueblo antioqueño. Además, tener la posibilidad de ver un panorama de la ciudad.
Sin embargo, esta réplica de pueblo, inaugurada en 1978, que ha sido uno de los principales atractivos turísticos de la capital antioqueña durante las últimas décadas, ya no es lo que era. Dicen que perdió su esencia.
Aunque es muy común ver turistas en el lugar tomándose fotos con la capital antioqueña de fondo y al frente de la iglesia, las cosas cambiaron. Por ejemplo, en diciembre la cantidad de turistas que llegaron hasta allí disminuyó un 32 por ciento, con respecto al 2015. Uno de los factores para llegar a esta cifra fue el traslado de los alumbrados, que no estuvieron en el río como tradicionalmente ha sido, a la zona Norte.
Pero este aspecto no es tan determinante para la realidad que hoy vive el lugar, denuncian los comerciantes que el Pueblito Paisa está en abandono.
Una de las principales causas de esta afirmación es que, cuentan, no hay una administración constante. El cerro Nutibara es administrado por tres secretarías de la alcaldía: Desarrollo Económico, Medioambiente y Cultura.
Cultura se encarga del Museo de Ciudad y el Teatro Carlos Vieco; Medioambiente, del sostenimiento del Cerro en cuestiones de naturaleza, y Desarrollo Económico, de la parte turística y comercial.
María Yaneth Ríos Uribe, quien trabaja en un local de artesanías desde hace cuatro años, declaró que hace unos tres años el Pueblito ha cambiado y no tiene la misma esencia que alcanzó unos años atrás. Y esto lo afirma no solo desde su percepción, también lo hace por los comentarios recibidos por turistas y visitantes locales.
“Todos los días está más acabado, la gente viene y no encuentra nada, aquí no hay nada para ver, hay muchos espacios vacíos”.
Y es que ya no están los referentes de antes: la escuela desapareció, la barbería no está y la casa cural no es la misma. Explican que se los llevaron para hacer mantenimiento, pero nunca regresaron, de eso hace unos dos años.
A pesar de esto, la cocina y el comedor son partes de la casa que aún se conservan. Además, declara que la fuente no volvió a funcionar y que en muchos casos los turistas reclaman falta de parqueaderos, porque les toca subir el cerro a pie. Ríos expresa que la iglesia se conserva y no ha perdido nada porque cada domingo se celebra una misa.
“La gente viene de inercia porque es un referente turístico nacional”, sentencia Ríos. En cuanto a ventas, los comerciantes señalan que han disminuido considerablemente. El año pasado visitaron el cerro Nutubara 14.596 personas, entre extranjeros y nacionales.
Amalia Londoño, secretaria de Cultura, reconoce la importancia histórica del Pueblito y que es un referente de ciudad. “Claramente nosotros tenemos que valorarlo. Pero creo también que es algo que se puede reinventar, que en este momento el turismo cultural hay que trabajarlo con el sector cultural”.
Su competencia no es el turismo, pero afirma que lo que se debe hacer, y lo están organizando, “es cómo hacer rutas de ciudad culturales y también cómo con el Consejo Municipal de Cultura, podemos llegar hasta este lugar para activar el cerro”.
Los comerciantes declaran que se debe trabajar para que el Pueblito Paisa vuelva a ser lo que era, para que los turistas lleguen hasta allí y se encuentren con cosas atractivas. Piden que vuelva a ser la réplica de un típico pueblo antioqueño.
Pero, por ahora, solo queda esperar que la Administración acuda al llamado de los comerciantes y comience a trabajar para que todos, tanto extranjeros como locales, suban hasta allá y se encuentren no solo con el pueblo antioqueño, sino con una oferta que los haga volver.
MATEO GARCÍA
Para EL TIEMPO
MEDELLÍN
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