Las laderas del cerro Pan de Azúcar, en la comuna 8 de Medellín (Villa Hermosa), son hoy hogar de un cultivo de plantas que, además de sus beneficios productivos y ambientales para el suelo, también aportarán en la labor de combatir los incendios forestales en las montañas por la temporada seca.
Se trata de una plantación de 25 hectáreas en este cerro, que albergan unas 60.000 plantas de fique o cabuya, las cuales son cultivadas para realizar diversos proyectos sociales y aportar al equilibrio del ecosistema por sus propiedades en la absorción de material contaminante, agua y recuperación y estabilización de suelos ante la erosión.
Por ello, la Asociación de Fiqueros y Artesanos de la Cabuya y otras Fibras Naturales del Departamento de Antioquia (Asdefique) se encuentra trabajando para incluir sus cultivos en la protección de los bosques y cerros del área metropolitana del valle de Aburrá.
El propósito es aprovechar las cualidades pirorresistentes (resistente al fuego) con las que cuenta la planta para crear barreras naturales que eviten conflagraciones como la que se presentó en febrero pasado en el cerro Quitasol de Bello, donde un incendio consumió más de 100 hectáreas de vegetación.
Precisamente, en el proceso para reforestar el Quitasol con más de 200.000 árboles se está trabajando también en crear barreras a base de fique. De la misma forma, durante la entrega, la semana pasada, del Bosque de los Héroes, también en la comuna 8, la secretaría de Medioambiente informó que para proteger este espacio se sembraron por lo menos 2.000 plantas de fique.

Aprovechar integralmente los cultivos de fique será la meta de las asociaciones fiqueras en Medellín.
Juan Augusto Cardona
Además, en el cerro El Volador se desarrollan pruebas con cultivos de esta especie para ampliar la cantidad de hectáreas protegidas ante eventuales incendios.
Francisco Serna, miembro de la junta directiva de Asdefique, explicó que el proceso de creación de las barreras naturales se ejecuta sembrando mínimo dos filas de fique separadas por dos metros de distancia, donde se remueve la maleza para evitar que las llamas se expandan en este corredor y se extingan por la cantidad de agua que retiene la planta.
Rubén Moreno, que trabaja en el cultivo del cerro Pan de Azúcar, manifestó que luego de las quemas que se han producido por acción de globos en los últimos días, apagar y recuperar los ejemplares de fique es una tarea más sencilla, pensando en todo el daño que el fuego puede causarle a un lugar de esas condiciones.
“Aunque es un proceso duro, salimos con machetes cortando para hacer un camino y que la candela no se expanda y con fuetes golpearla hasta extinguirla. Luego de controlar un incendio, quitamos las hojas muertas, echamos abono y en cuestión de una lluvia el fique se recupera rápido”, explicó Moreno.
Él también hace parte de un proyecto de la Asociación de Fiqueros y Artesanos de la Cabuya de la Comuna Ocho (Asfacom) en la que 51 familias del oriente de Medellín obtienen oportunidades de empleo con base en el cultivo y aprovechamiento integral del fique, más allá de la tradicional elaboración de costales de cabuya.
Luego de controlar un incendio, quitamos las hojas muertas, echamos abono y en cuestión de una lluvia el fique se recupera rápido
El proyecto incluye a desplazados, reinsertados y madres cabeza de familia que se especializan en cursos para prevención de incendios, sembrado y cuidado del fique, elaboración de artesanías y cursos para aprovechar los residuos que no se pueden vender.
Con el fique estas personas trabajan en la elaboración de bolsos y productos a partir de las fibras de cabuya. El resto del material lo emplean fabricando productos de aseo, abonos orgánicos y fertilizantes.
La idea de Asdefique y Asfacom es la de poder darle un uso integral al fique, pues históricamente solo se usa la fibra, que es un 4 por ciento, mientras que del otro 96 por ciento salen muchos más productos y usos.
Además, generar conciencia en las autoridades sobre los beneficios en relación con los incendios, para que siembren más ejemplares con ayuda de los fiqueros.
DAVID FONSECA ARIAS
davfon@eltiempo.com
Para EL TIEMPO
MEDELLÍN
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