¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo baxulaft@gmai.com no ha sido verificado. VERIFICAR CORREO

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí.

Medellín

Dos escritores conversan sobre un 'clásico' sin hinchas en Medellín

El DIM y el Nacional se enfrentarán esta noche en el clásico número 321 y así lucirán las tribunas del Atanasio Girardot.

El DIM y el Nacional se enfrentarán esta noche en el clásico número 321 y así lucirán las tribunas del Atanasio Girardot.

Foto:Jaiver Nieto

Reinaldo Spitaletta, hincha del DIM y Juan Carlos Rodas, de Atl. Nacional, hablan del partido.

A las 8:10 de la noche la pelota volverá a rodar en el Atanasio. Las tribunas estarán vacías y Nacional frente a Medellín pasará sin la fiesta y el carnaval. Los hinchas deberán conformarse con hacer fuerza desde la sala o la tienda del barrio.
Mientras que el juez da el pitazo inicial a este clásico, conversamos con dos personajes que, si fuera por su habilidad con las piernas, estarían condenados a quedarse en la banca. Sin embargo, han dedicado su vida a gambetear con las palabras.
Se trata de los escritores Reinaldo Spitaletta, que hoy se podrá la camisa del Poderoso, y de Juan Carlos Rodas, representante del Verde Paisa.
Mientras Spitaletta dice que el Rojo gana 2 a 1, Rodas le apuesta al Nacional por un 2 a 0.

Mientras Spitaletta dice que el Rojo gana 2 a 1, Rodas le apuesta al Nacional por un 2 a 0.

Foto:Foto: Cortesía Spitaletta y rodas

¿Cómo se hicieron hinchas?

Reinaldo Spitaletta (RS): Yo siempre fui de barrio, vivía en El Carmelo, en Bello. Era muy ágil porque mantenía robando mangos y naranjas, entonces la primera vez que fui al estadio no pagué, me colé con mis amigos por un murito de la tribuna alta, que no era tan alta.
Corría la década del sesenta y en ese entonces el equipo de más fama y de mejor fútbol era el Medellín. En el primer partido que vi, me llamó la atención el toque de primera y ver una alineación donde estaba Ramacciotti, Antonio Pécora, el “Fito” Ávila y un jugador del Barrio Obrero de Bello: John Jaramillo.
También recuerdo que mi mamá era una radioyente tremenda. Ella siempre sintonizaba Radio Visión, ahí un señor que se llamaba Jaime Tobón de la Roche narraba los partidos del Medellín, eso se le iba quedando a uno. Así nació mi amor por el Rojo.
Juan Carlos Rodas (JC): Soy hincha de Nacional por herencia. La primera vez que fui al Atanasio sentí la misma sensación que cuando conocí el mar. Era una final entre Nacional y América, Pedro Juan Ibargüen hizo el gol. El médico Ochoa, técnico de los Diablos Rojos, alegaba fuera de lugar y sacó a su equipo de la cancha. Ver todo el estadio lleno de verde lo conmueve a uno.
Vengo de una familia de diez hermanos, a todos nos gusta el fútbol. En la casa siempre hubo una pelota. El mayor casi llega al profesionalismo, era portero de Fabricato. Yo sí era más bien malito para jugar, pero me gustaba mucho salir a la 54, que era mi cuadra en Campo Amor, a recrear lo que pasaba en los partidos del verde.
Galder Reguera tiene un libro que se llama Los hijos del fútbol, ahí cuenta cómo este deporte se trasmite de generación en generación: es una imposición. En mi familia no hay ningún hincha de Medellín.
Además, yo tuve la fortuna de ver a Raúl Navarro, a Lóndero, Cueto y a Hernán Darío Herrera: el Kínder de Zubeldía. Son cosas que no se olvidan

Ser hincha de Nacional o Medellín es hasta una posición política. Por un lado, está el Equipo del Pueblo y en el otro se habla del Rey de Copas, ¿cómo leen esas narrativas que se han construido alrededor de sus equipos?

RS: Hay un elemento clave y es el de la infancia: en esa época se generan las filiaciones y los afectos. Es un asunto del corazón.
Muchas veces fui desde Bello al estadio a pie. Entonces esa narrativa se construye también desde la aventura.
Llegar y encontrarse a Medellín contra Millonarios, que era la sensación porque jugaban sin perder frente al Real Madrid y ver cómo el Rojo les ganaba seis a cero, hace que uno genere esos afectos hacia un equipo.
Antes no se hablaba de esas cosas publicitarias como que el DIM era el decano del fútbol. Pero sí se decía que Medellín era un equipo de obreros, porque en el Valle de Aburrá había grandes fábricas, yo recuerdo a muchos hinchas que trabajaban para Fabricato y Coltejer.
Además, Medellín se fue por el color rojo. Siendo parte de esas afinidades que tenían que ver con los sindicatos y con la política obrera. Nosotros fuimos muy permeados por esto y el fútbol no es ajeno.
De ahí la denominación, a veces populista, del equipo del pueblo. Pero a la larga Nacional también es del pueblo, porque a la gente común le gusta más el fútbol que a la minoría elitista.
JC: Cuando decís que hay una postura política, me parece que sí. Es una manera de estar en el mundo.
En el fútbol uno puede encontrar lo mejor y lo peor de la condición humana. Hay xenofobia y racismo, pero también solidaridad y amistad. A mí me parece profundamente valioso eso, porque con quien me entiendo bien en el fútbol, me entiendo bien en la vida.

En el fútbol uno puede encontrar lo mejor y lo peor de la condición humana. Hay xenofobia y racismo, pero también solidaridad y amistad

Con Nacional pasa algo curioso y es que siempre ha tenido un solo dueño. Yo recuerdo a Hernán Botero Moreno, él era presidente del equipo y fue uno de los primeros extraditados. Cuando se destapó esto yo ya era hincha y uno se aferra a eso: seguir a Nacional y no a su dueño.
Porque seguir a un equipo es una relación sagrada, así como ir al estadio es visitar un templo.

Las hinchadas han trabajado en los últimos años por vivir el fútbol en paz, sin embargo, hubo una época violenta en este deporte. ¿A qué se debe eso?

JC: A mí me tocó una época en la que uno llevaba el fiambre al estadio con los hinchas de Medellín y no pasaba nada. Lo mejor era que en determinado partido nos tomábamos las cervezas en las carretas y de pronto había hasta un poco de embriaguez.
Pero en los 80 llegaron unos agentes externos: el mercadeo, las apuestas y el señor del maletín. Todo eso le quitó el romanticismo al juego.
RS: Lo de los almuerzos compartidos era una maravilla. Antes no había esas rivalidades enconadas, eso entró por el lado de las mafias. Yo creo que ahí
perdimos toda esa noción bella del fútbol como literatura, como poesía, como cultura popular. Hay que revindicar la amistad.

Los estadios llenos dejaron de aparecer. ¿Para ustedes qué es una tribuna vacía?

RS: Un estadio vacío es la gran soledad y la melancolía. Un personaje de Albert Camus, en su novela La Caída, decía que la gran felicidad la sentía en un estadio y en un teatro lleno. Entonces, por el contrario, una tribuna vacía es la sucursal del infierno.
La peste acabó con la esencia de este asunto: la reunión.
JC: Ya habíamos paralizado dos Mundiales por asuntos de guerra. Pero esta pandemia puso el mundo Patas arriba, como dice Eduardo Galeano.
Yo tengo una gran sensación de pérdida, una orfandad absoluta con los estadios vacíos. Pero también con las canchas, con las placas polideportivas.

una tribuna vacía es la sucursal del infierno

Hay una búsqueda por la eliminación del error humano en el fútbol, ¿qué piensan del VAR?

RS: Muy triste que hubiésemos tenido VAR en el Mundial del 86. Porque mira todo lo que ha producido la Mano de Dios. Lo lindo del deporte también es el error.
Este deporte tiene picaresca, truco. Alguien decía que el fútbol es la inteligencia en movimientos y es verdad, pero eso va acompañado a veces del codo, de abrir los brazos y hasta de llevarse el balón con las manos.
Hay un cuento de Camilo José Cela en el que cuelgan al árbitro. Con el VAR ya no vamos a poder colgar al juez, así sea metafóricamente.
JC: En 1970 aparece por primera vez las tarjetas amarilla y roja. Para entonces eso era una cosa rarísima porque el árbitro echaba al jugador con el dedito. Fue un hito, lo mismo pasa con el VAR.
Nosotros vamos a reconocerlo en 20 años o más, pero en este momento me parece perverso. Porque, como diría Dante Panzerie, el fútbol es una dinámica de lo impensado y tiene un componente muy fuerte en el azar y el error. Es un poema, una obra de arte.

Si pudieran, ¿qué reforma le harían al fútbol?

RS: La reforma agraria. Mentiras, eliminaría el VAR.
JC: Yo también, me gustan más los bares con b.

¿Qué partido repetirían?

RS: Italia frente Alemania en el Mundial de México
JC: 31 de mayo de 1989, Copa Libertadores de América.

¿Cuánto queda el clásico esta noche?

RS: Uno siempre quiere que gane su equipo, nada que hacer. Gana el Rojo 2 a 1.
JC: Hay que decir que desde que llegó el Bolillo Medellín juega bien. Pero gana Nacional 2 a 0.
JUAN PABLO PATIÑO OSORIO
Para EL TIEMPO - Medellín

Más noticias de Colombia

icono el tiempo

DESCARGA LA APP EL TIEMPO

Personaliza, descubre e informate.

Nuestro mundo

COlombiaInternacional
BOGOTÁMedellínCALIBARRANQUILLAMÁS CIUDADES
LATINOAMÉRICAVENEZUELAEEUU Y CANADÁEUROPAÁFRICAMEDIO ORIENTEASIAOTRAS REGIONES
horóscopo

Horóscopo

Encuentra acá todos los signos del zodiaco. Tenemos para ti consejos de amor, finanzas y muchas cosas más.

Crucigrama

Crucigrama

Pon a prueba tus conocimientos con el crucigrama de EL TIEMPO