Una discusión bizantina, un litigio de puristas pero debate al fin y al cabo: ¿cuántos años tiene Medellín? Hoy la ciudad celebra su onomástico 342, desde que recibió la cédula real de villa el 2 de noviembre de 1675; sin embargo, el 2 de marzo de 2016 se conmemoraron 400 años de fundación del poblado. ¿Qué pasó en cada fecha y cuál es la verdadera?
Cuenta la historia que en 1541, Jerónimo Luis Tejelo avistó el valle de Aburrá, llamado antes San Bartolomé de los Alcáceres, desde las montañas del sur. En poco más de 60 años los españoles casi arrasaron con la población indígena asentada en el valle. Para evitar la extinción de los nativos, la Corona envió en 1614 al visitador real y delegado, Francisco Herrera Campuzano, para que castigara la devastación de los europeos.
En los dos años siguientes Herrera Campuzano fundó siete resguardos indígenas en la región, incluido el poblado de San Lorenzo de Aburrá, el 2 de marzo de 1616, en la franja entre las quebradas La Poblada y La Presidenta. A este resguardo fueron llevados 80 indígenas varones, entre 15 y 55 años, con sus familias, provenientes del cañón del Cauca, y del mismo valle. Esa efemérides fue la que se conmemoró el año pasado como los 400 años de Medellín.
La fertilidad del valle empezó a atraer españoles, mulatos, mestizos, zambos, africanos libres, esclavos e indios forasteros. El paisaje cambió con grandes hatos de ganado al norte; y cultivos de hortalizas y frutas, en el sur.
Los siguientes hechos históricos coincidieron con los traslados de los templos católicos. En 1646, Juan Gómez de Ureña, cura doctrinero del poblado, trasladó la iglesia al alto de Las Sepulturas, donde hoy es el cementerio de San Lorenzo.
En el siglo XVI y XVII las fechas de fundación dependían del humor del cura que se llevaba la custodia para otra parte y los feligreses se iban con él
Luego volvió a reubicar la parroquia, con el retablo de San Lorenzo en el trasteo, al sitio Mundo Nuevo, (hoy iglesia de San José, en Ayacucho con la Av. Oriental). En 1649, el mismo Gómez de Ureña, recomendó construir una nueva capilla a las orillas de la quebrada de Santa Elena, porque ya había 700 familias dispersas alrededor del templo. Entonces, se erigió la iglesia de Nuestra Señora de La Candelaria (hoy parque de Berrío) y la villa comenzó en firme su expansión, desde el hoy barrio San Benito hasta el cerro El Salvador.
“En el siglo XVI y XVII las fechas de fundación dependían del humor del cura que se llevaba la custodia para otra parte y los feligreses se iban con él”, ironizó el escritor José Guillermo Ánjel.
Ya en 1671, el gobernador Francisco Montoya de Salazar se propuso crear la localidad del Aburrá, distinta a la capital Santa Fe de Antioquia.
Este hecho generó gran controversia porque el valle era la despensa alimenticia de la región, y además, competiría con Rionegro y Marinilla, poblados ya constituidos en el Oriente. Incluso, recomendaron que Medellín se fundara en el valle del Penderisco, hoy municipio de Urrao.
Pero la intención de Montoya de Salazar fue demandada ante el Consejo de Indias, tribunal que frenó el proceso y hasta sancionó al gobernador con multa de 100 pesos oro.En medio del tire y afloje, llegó el ‘empujoncito’ que faltaba: Francisco Portocarrero y Lima, conde de Medellín de Extremadura de España, intercedió y volteó la balanza para que finalmente, el 2 de noviembre de 1675 después de la misa sabatina, se recibiera la cédula real de la villa.

El 2 de noviembre de 1675 se recibió la cédula real de la villa.
Cortesía Programa Memorias y Patrimonio Secretaría de Cultura Ciudadana
César Lenis Ballesteros, profesor del Departamento del Historia de la Universidad de Antioquia, dijo en una ocasión que tanto el establecimiento del pueblo de San Lorenzo de Aburrá en 1616, como la erección de la Villa de La Candelaria en 1675, fueron procesos distintos.
“No se puede derivar el origen de Medellín de ese resguardo en El Poblado”, dijo. La cédula real, añadió Lenis, se dio para que la localidad tuviera reconocimiento jurídico, justicia, cabildo y administración.
Para Orestes Zuluaga Salazar, presidente de la Academia Antioqueña de Historia, el establecimiento es solo uno, el de 1675, aunque “también podemos pensar que no solo fueron dos fundaciones, sino hasta cinco, si se considera cada traslado y construcción de la capilla como fundación”.
Sea una u otra fecha, el mensaje es el mismo: ¡feliz cumpleaños, Medellín!
Juan Diego Ortiz Jiménez
Redactor de ADN
juaort@eltiempo.com